miércoles, 4 de septiembre de 2024

30 Años De... The Smashing Pumpkins: Siamese Dream (1993)

(31 en realidad, pero que más da...)

"Dolor e inocencia..."

La primera mitad de los noventa fueron una cosa de locos. El mundo al revés, con los chicos oscuros, tristes, depresivos y rabiosos tomándose la escena. Y ahí, hubo de todo pero por sobre todo franqueza y un desgarro muy puro, incluso inocente. Y si existió un álbum que en cierto modo plasmó todo aquello a la perfección fue Siamese dream de The smashing pumpkins, disco que desde ya dio muestras del carácter creativo de un William Patrick Corgan ("Billy" desde ahora) que muy joven se mostró como un artista superior respecto a sus pares generacionales, un joven artista hambriento por salir al mundo y exponer en el camino sus esperanzas, dolores y angustias. No por nada incluso a día de hoy el vocalista sigue hablando en distintas entrevistas de cuanto representó en su vida la figura del mítico Kurt Cobain, a quien sin lugar a dudas pudo entender mejor de lo que se cree (sin ir muy lejos, Billy ya por aquel 1992/3 vivenció fuertes ideas suicidas, varias de ellas expresadas a lo largo de este álbum). De esta forma, Siamese dream transita un ir y venir brillante en el amplio sentido, desde su icónica portada (tierna y dulce, haciendo un total contraste con el contenido del álbum), pasando por sus aperturas musicales y las mencionadas notables líricas de Corgan. 

El disco es ante todo un "álbum de guitarras", con una producción a cargo de Butch Vig marcada por la tendencia al rock ruidoso de comienzos de aquella década. Prueba de esto es el combo  'Cherub rock' + 'Quiet', ambas directas, afiladas y de peso, donde la batería del gran Jimmy Chamberlin también comienza a mostrar credenciales luciendo sin alardes pero con una consistencia pasmosa. También en la Cara A encontraremos otros pasajes cargados al noise, aunque con una mirada algo más introspectiva, rozando incluso la psicodelia como en el caso de 'Rocket' y sobre todo 'Hummer', no sin antes haber matizado y anticipado la capacidad de Corgan para saber llegar a aristas extremadamente emocionales (algo que explotaría un par de años más adelante mediante el colosal Mellon collie and the infinite sadness), primero mediante 'Today' (una en donde el vocalista se canta a si mismo, animándose a disfrutar de cada día y abandonar los pensamientos suicidas) y luego con el clásico 'Disarm', una de las canciones más dolorosas de aquella década y una que supo expresar como pocas veces el dolor que puede llegar a significar la infancia ("Te desarmo con una sonrisa / Y te dejo como aquí me dejaron / Marchitado en negación / La amargura de quien está en dolor..."), esto enmarcado en preciosos arreglos de cuerdas dispuestos a pasar a la historia. 

De igual forma la Cara B del disco se explayará sobre estos mismos conceptos, oscilando entre la calma de cosas como 'Soma', la acústica 'Spaceboy' (que intenta transitar también los caminos de 'Disarm' aunque con menores resultados) o la dolorosa 'Mayonaise' (implorando por paciencia en aquel notable "Y fallo / Pero cuando pueda... lo haré"), y los guitarrazos de 'Geek U.S.A', otra que anticipa con claridad el sonido más duro que la banda exploraría en su siguiente disco, para terminar cerrando con la tranquilidad de 'Luna'

Como detalle podría mencionarse el que el disco va claramente de más a menos con una segunda parte que a veces no logra sostener el nivelazo de la primera ('Sweet sweet', por ejemplo, es una balada que si no aparecía en la lista nadie reclamaba), esto por buscarle algo a un disco casi perfecto que compensa esos pequeños baches con el sentir a flor de piel que transmite en todo momento, un equilibrio perfecto entre dolor e inocencia, fuera de una constante búsqueda musical que desde entregaba señales de un talento enorme. 

¿Canciones? 'Rocket', 'Today', 'Disarm', 'Mayonaise'. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario