"Frío, mediocre y agotador..."
Es demasiado evidente el que Corgan ha intentado emular con descaro en esta obra a su Mellon collie and the infinite sadness, enlazando canciones que desde lo musical tienen poco y nada que ver entre si. Sin embargo, ese lujo (que fue llevado al extremo en esa obra maestra de 1995) te lo puedes dar cuando tienes en tus manos cosas como 'Tonight, tonight' + 'Jellybelly' o 'Bodies' + 'Thirty three', es decir, canciones TAN brillantes que son capaces por su sola presencia de iluminar un momento estén donde estén... cosa que acá no ocurre.
Esto último a propósito de la apertura acá que corre por cuenta de 'Avalanche', cuatro minutos que te dejan totalmente frío a causa de la evidente falta de gancho, para luego pasar al rock desafiante (al menos en el texto) de 'Empires' y seguir con la monotonía de 'Neophyte', que no deja de repetir en bucle un desesperante "It ain't right, it ain't right, it ain't right, oh! it ain't right". Esta tendencia a suceder canciones diversas de nivel mediocre hacia abajo será constante en la lista. 'Moss', por ejemplo, no está del todo mal, desprende mal rollo con su riff principal pero rápidamente se queda con poco que decir pues (una vez más) acude a la repetición como arma. ¿Será que Billy cree que repitiendo algo hasta el hartazgo nos terminará gustando? En fin, el caso es que a esta le seguirá otra de teclados como 'Night waves', que no solo es agotadora si no que recurrirá a un recurso que al mismo Billy Corgan se lo hemos oído muchas veces antes (a las pruebas me remito: vayan a 'One diamond, one heart' de Oceania (2012) y niéguenme que es la misma idea... y peor), asunto que no mejorará con 'Space age', 'Every morning' ni 'To the grays', tremendamente aburridas todas, haciendo abuso del sonido electrónico/plástico pero tremendamente frío a la vez.
En la recta final se agradecen las guitarras de 'Beguiled' (con ese riff que recuerda al 'Eye of the beholder' de Metallica), pese a que la canción no sea más la constante repetición de un riff (y ya van...), así como el cierre de este acto con la pasada más experimental de todo el trabajo, primero con 'The culling', la cual instala un emocional solo al 1:50 tras el cual vendrá una sección instrumental que al menos suena interesante, lo mismo que 'Springtimes', que comienza con la voz de Billy a todo dar (¡demasiado e innecesario protagonismo hombre!) pero pasado el primer minuto irá internándose en una atmósfera reflexiva que algo agradable transmite (esta vez en acústico).
Alguien debería decirle a Billy Corgan que la electrónica no es lo suyo y si la búsqueda de melodías. Un productor, claro. Uno bueno quizás le habría recordado que ya tuvimos unos años atrás a Cyr (2020) como prueba de que el tener y tener canciones no funciona porque si o haberle recomendado armar con algunas de estas canciones un correcto álbum de rock en lugar de aburrir(nos) con sus constantes alardes de extravagancia. Como sea, ATUM en su segundo acto es aún peor que el primero, lo cual ya es bastante decir. Me falta ahora abordar la tercera parte y final de esta obra, a ver si en unos meses me animo pues por ahora no quiero saber más de esto...
¿Canciones? 'Empires'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario