viernes, 6 de enero de 2023

Natalia Lafourcade : De Todas Las Flores (2022)

 "Desde el dolor al auto conocimiento y la superación..."

Seguro habrá gente que se preguntará o no entenderá porque uno se entrega tanto a esto de la música ¿Por qué gastar tiempo hablando o escribiendo de discos que a pocos le interesan? Más considerando el que no hay beneficio económico tras esto. Pues bien, la respuesta se encuentra acá. Hoy. En discos capaces de meterse en tu vida, en tus venas, emocionarte con belleza e impactar tu momento. Es la potencia del arte. 

Pero vamos a ella. La mexicana Natalia Lafourcade ha ido poco a poco construyendo camino. Su música ha funcionado por lo general como una verdadera oda al enamoramiento, al más puro, entregado e incluso inocente, ya sea abrazando el pop en Hasta la raíz (2015) o a históricos de la música latinoamericana junto a Los Macorinos en Musas (2017). Sin embargo, le ha tocado el momento de sufrir y a partir del dolor parir su mejor obra a la fecha (suele ocurrir), abriéndose en canal y exponiendo un verdadero viaje introspectivo que va desde el sufrimiento hasta el renacer, pasando por el auto conocimiento y el entregarse a la oportunidad de volver a amar, todo esto tratado con una franqueza, tino en las letras, intensidad y carga emocional que pocas logran encontrar, enmarcado además en arreglos sutiles y diversos que persiguen ser una delicada banda sonora para la historia que acá se entrega.

'Vine solita' es la declaración de intenciones, el punto de partida. Natalia se instala en pleno dolor (como ese meme del perro en donde todo arde alrededor) y desde acá decide iniciar su viaje, sin ver nada declara su esperanza ("Llega la noche, apago la luz y en la oscuridad sigo soñando con despertar...") y en pleno desgarro se viste de Violeta Parra para afirmar el querer aferrarse a la vida desde si misma ("En cada día estoy naciendo, en cada día estoy partiendo de mí..."). Esto para posteriormente acudir al recuerdo, primero en 'De todas las flores' yendo a la nostalgia al narrar la historia de amor que no perduró ("En las calles de Madrid fuimos sin un rumbo fijo / Cuando nos bailamos, cuando nos perdimos en esa canción que nuestro antiguo mundo juntos comprendimos...") y luego con 'Pasan los días', enfrentando la pérdida y viviendo el luto ("Es tan absurdo imaginar que nuestro amor no es suficiente para hacernos regresar..."). 

Sin embargo, contra lo que uno habría esperado, el álbum no se estanca en el desamor y apunta hacia el camino de la superación, en 'Viento' conectando con la naturaleza ("Hoy necesito un abrazo que rompa el hielo..."), como también hará en la dulce 'Pajarito colibrí' y más adelante en 'Canta la arena', nuevamente instalándose en la esperanza ("Si de amores andas sollozando, sin poder dormir / Solo canta, quiebra la garganta, es hora de partir..."), mientras que en 'El lugar correcto' reflexionará respecto a esos necesarios momentos de soledad donde se convive con uno mismo ("Había olvidado como ver en el espejo / En mi rostro, en mis ojos, lo que habita en mi universo...").

En el nudo del disco, 'María la curandera' (la única del disco que no es propia, pues musicaliza un poema de la chamana María Sabina) instalará un ritual para mejorar ("Cúrate mi niña con amor del más bonito / Y recuerda siempre que eres tú la medicina..."), para luego entregarse a la oportunidad de volver a sentir y amar, primero en 'Caminar bonito' ("Y agradezco entender una humilde lección, caminar bonito / Pues la vida son montañas que quisiera atravesar contigo...") y luego en la notable 'Mi manera de querer', que viene con un fenomenal coro de la mano ("No me importa si eres hombre o eres mujer / Yo te veo como un ser de luz de cabeza a los pies..."). Finalmente, el arco comenzará a cerrar con 'Muerte' y su respectivo agradecimiento al dolor ("Le doy gracias a la muerte por enseñarme a vivir / Por invitarme a salir, a descifrar bien mi suerte..."), nuevamente en contacto con lo terrenal en la simpática 'Canta la arena' ("Si me besa el mar, todita ya me tiene...") y la sentida despedida que es 'Que te vaya bonito Nicolás'.

Musicalmente el álbum, si bien es dulce y ameno en los arreglos, coqueteando en ocasiones con el bolero o el jazz, no se queda en ambiciones (buenos consejos le ha dado Adan Jodorowsky en la producción). Prácticamente todas las canciones se extienden hasta los seis minutos, con introducciones o cierres que dejan ir el sonido, encontrando atinados momentos para todo, pues si bien el relato y la voz de Natalia serán constante protagonista, habrán instantes para que la música luzca. 

Siete años sin publicar material propio fueron bastante, la misma vocalista ha comentado que un buen amigo así se lo hizo ver, por lo que tras su exploración por las raíces de la música latinoamericana que vivió entre 2017 y 2021, decidió meterse al estudio con un conjunto de músicos para plasmar su momento artístico. El resultado ha sido fantástico, un álbum coherente de comienzo a fin, emocional pero que no se desborda innecesariamente, claro en sus mensajes pero bien escrito y compuesto. Que decir, un regalo.

¿Canciones? 'Vine solita' , 'Pasan los días', 'Pajarito colibrí', 'Mi manera de querer' y 'Muerte'.

10/10
Disco perfecto.

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