"Vereda opuesta, resultado similar..."
Ahora, como todo álbum de Weezer, hay dulce y agraz, y así como encuentran buenas canciones también se muestran incapaces de hacer volar a otras más allá de unos simpáticos quince segundos iniciales o un solo de guitarras atractivo. Ocurre con 'The end of the game', 'I need some of that' o 'Beggining of the end', donde incluyen elementos efectistas para acabar desarrollando una canción absolutamente típica, lo mismo con 'All the good ones', olvidable de comienzo a fin.
Cada vez que te enfrentas a un nuevo álbum de Weezer la sensación es inmediata: "ooootro disco más de lo mismo...", sin embargo, nobleza obliga a admitir que en mayor o menor medida, tras unas cuantas pasadas, acabas disfrutando el trámite. Y si a comienzos de este año nos hicieron pasar un buen rato mediante el barroco, meloso y reflexivo Ok human, tan solo unos meses más tarde se han lanzado a la vereda opuesta y a las guitarras generando una sensación de satisfacción bastante similar. Tiene su mérito.
¿Canciones? 'Hero', 'Sheila can do it', '1 more hit'.
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