“Algo más controlados...”
Los últimos dos álbumes de los históricos Pet shop boys (ambos con Stuart Price en la producción) gozaron de un elemento de frescura no menor al punto de transformarse en trabajos que seguro tras el paso de los años continuaremos visitando. Y es que si bien Electric (2013) se percibió con un verdadero desate electrónico mientras que Super (2016) fue más un “disco de canciones”, ambos trabajos dieron muestra de un talento intacto a la hora de entregar un pop elegante puesto al servicio de la pista de baile y que apostó por la vanguardia, en un evidente intento por sonar modernos y atractivos, esto independiente de la repercusión mediática que estos hayan conseguido pues sigo creyendo que la última vez en que los ingleses se esforzaron por conseguir un hit fue en 2009 con Yes, y que desde ahí simplemente abandonaron la tarea. Llegaba por tanto el momento de cerrar la trilogía, sin embargo, cosa curiosa: lejos de ser Hotspot un álbum capaz de elevar a una nueva dimensión el sonido de sus antecesores (o al menos sostener el nivel), nos encontramos frente a un disco algo más contenido y encorsetado, un conjunto compuesto por diez canciones que oscilan entre una electrónica melódica y un puñado de baladas.
Y si bien el álbum abre de manera bestial con la enorme ‘Will -o-the-wisp’, agresiva y dueña de una dinámica dispuesta a volarte la cabeza, no encontrará en el resto del disco relevo de similar altura. Lo intentarán en el single ‘Monkey business’, que algo de impacto encuentra en sus estrofas ( ese genial “Bring me margaritas, champagne and red wine / we’re gonna have a party / When we are cross the line”), sin embargo, el resto de la dinámica irá más encaminada hacia la pista de baile en versión más clásica y amigable, como ocurre en ‘Dreamland’ (en compañía del trío Years & years), ‘Happy people’ (con los siempre singulares relatos conversados de Neil Tennant) o ‘I don’t wanna’. ¿Y el resto? Baladas y más baladas. Ahí cada cual podrá encontrar su favorita entre ‘You are the one’, ‘Hoping forma miracle’, ‘Only the dark’ o ‘Burning the heather’, todas bonitas y que rememoran la etapa más noventera de la banda (muy en plan Bilingual varias de ellas), pero ciertamente todas abusan un tanto del manual y suenan demasiado obvias.
Sería injusto afirmar que Hotspot es de plano un mal disco pero si uno que arriesga poco y que cuando apuesta por las melodías estas no enganchan demasiado. Pareciese que han decidido cerrar la trilogía en un tono más solemne, y bueno, ¿quién podría culparles por eso?
6,8 / 10
Cumple y algo más...
Otras reseñas de Pet shop boys:
Pues a mí me gusta mucho más que SUPER, que me pareció una metralleta que disparaba a todas partes y a ningún lado simultáneamente. Hotspot parece más personal e íntimo y SUPER una suerte de hits para el público electrónico alemán.
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