"Mejor que nunca. Creativa, valiente y desafiante..."
"No tengo proezas de conquistador ni certezas como pensador..." recita en desafiante masculino Christina Rosenvinge durante 'La flor entre la vía', apertura de Un hombre rubio, su más reciente y notable trabajo, uno más por parte de una vocalista que continúa derrochando la seguridad de quien (¡al fin!) ya nada tiene que demostrarle al resto. Y es que a estas alturas del partido la española realiza lo que le da la regalada gana, compitiendo (como debe ser) únicamente consigo mismo y, por cierto, entregando discos cada vez más maduros en lo musical. Y en esta ocasión, y como reza el título, la oímos dedicando su álbum primero a su padre y luego a nosotros, a nuestras amarras...
A destacar el tema a tema, que jamás decae y donde percibimos un trabajo que danza entre la oscuridad y se cuece a fuego lento, pero también el conjunto, el cual encuentra siempre espacios de crecimiento en el sonido de la vocalista. Es así como la sensibilidad de 'Romance de la plata', con notables versos dedicados a su fallecido progenitor ("Padre, el tiempo es compasivo. De tu rosa ha hecho un rosal...") se enlaza con 'El pretendiente', un medio tiempo que es absoluta poesía (aunque en materia de arreglos debe ser el tema más débil del trabajo). Luego el romántico pop de 'Ana y los pájaros' (la única que guarda cierta relación con anteriores trabajos más melódicos de la española como Tu labio superior o La joven dolores) que da paso a la absolutamente sensacional 'La pura palabra', que sobre un piano desata uno de los más grandes temas de desamor que le hemos oído a Christina en su carrera. Fenomenal. Pero curiosamente el viaje desde acá se siente de cierta forma recién comenzar...
Y es que entrando en la recta final del disco este se desata entregando una serie de cambios de intensidad que jamás le habíamos oído a la española, entregándose a las guitarras primero en 'Niña animal', a una dinámica adictiva en 'Berta multiplicada' (escrita en honor a Berta Cáceres, activista ambientalista hondureña e indígena asesinada en 2016) y finalmente al rock en acústico en la notable 'Afónico' (otra pequeña gema contenida en el disco). Es Christina Rosenvinge abandonando por completo la zona de confort y corriendo riesgos inéditos dentro de su discografía, demostrando un crecimiento que no deja de impresionar.
El álbum llegará a su fin mediante una balada de partida muy Bowie titulada 'La piedra angular' y nosotros no podemos sino aplaudir del gusto. Un hombre rubio es un disco que desde sus lúgubres tonos y desafiantes líricas expele valentía y talento, atrás ha quedado esa compositora que en 2008 no lograba escapar de las baladas (que no estaban nada mal por cierto), diez años más tarde la tenemos arriesgando en materia de arreglos, regalando letras memorables (¡cuanto ha mejorado con sus versos!), diversificando sus temáticas (habla de su padre y de política con idéntico talento), e incluso dándose el gusto de regalar un trabajo conceptual que visualiza el mundo desde una sensibilidad masculina.
Que decir, el mejor álbum en la carrera de Christina Rosenvinge y desde ya uno de los mejores que oiremos en 2018...
8 /10
Excelente.
Otras reseñas de Christina Rosenvinge:
2015 // Lo nuestro
2008 // Tu labio superior
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