Bandas que golpearon fuerte con sus primeros álbumes pero que a partir de ahí se desinflaron dramáticamente han habido muchas en la historia, y Franz Ferdinand claramente se ha sumado a la lista. De hecho, el mediocre Right thoughts, right words, right action llegó en 2013 más que nada a demostrar lo que muchos nos temíamos: el que la banda (recién en su cuarto disco) se había quedado con poco y nada que decir. Es probable entonces que esta colaboración haya surgido desde la imperiosa necesidad por parte de los escoceses de respirar aire fresco, y que mejor que hacerlo junto a Sparks, un bicho raro setentero que fue protagonista de los inicios del new wave, un dúo del que además Franz Ferdinand también ha tomado prestado algunos elementos.
El proyecto es entonces necesario para ambos, Sparks gana en llegada con las nuevas generaciones mientras que Franz Ferdinand gana tiempo en su búsqueda de un necesario segundo aire. Sin embargo, algo hay que darles: el disco suena fluido y para nada forzado. En FFS nos encontramos con una colección de canciones bastante dignas con uno que otro punto alto, de hecho, toda la primera mitad del álbum no tiene desperdicio, hay buena dinámica en las contagiosas 'Johnny delusional' , 'Dictator's son' o 'Save me from myself', en 'Call girl' encontramos un single por naturaleza y la pausa que entrega 'Little guy from the suburbs' es una maravilla. Hay que decir que la mayoría de los temas huelen a Franz Ferdinand todo el tiempo, sin embargo los mejores momentos del disco son aquellos en donde el aporte bailable y juguetón de Sparks se hace presente, ahí 'Police encounters', 'So desu ne' o 'The man without a tan' suenan tremendas. Entrando en su recta final el álbum ya ha convencido pero aún así el proyecto se da el lujo de curiosear en la notable 'The power couple' y la experimental 'Colaborations don't work', e ir más a la segura con el medio tiempo 'Things I won't get' o la veloz 'Piss off'.
El disco acaba y la sensación es positiva, entre tanto super grupo intrascendente que hemos oído durante estos últimos años encontrarse con algo tan fresco y fluido como lo de FFS da para sacar aplausos. Esto es lo mejor que nos ha entregado Franz Ferdinand desde sus inicios en 2004/2005, y bueno, el tiempo dirá si el experimento efectivamente trajo de vuelta la inspiración o esto no es más que el aleteo de un moribundo pero de que la colaboración esta vez ha funcionado, no cabe duda.
7,5 / 10
¡Muy bueno!
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