Un intento por abarcarlo todo
Desde hace un buen tiempo que cada nuevo álbum de Dream Theater es observado con especial atención por parte importante del mundo de la música. Y es que a estas alturas de la historia estamos hablando de un verdadero neoclásico del rock, una banda que durante estas dos últimas décadas ha marcado pauta dentro de lo que ha sido el metal progresivo y cuya influencia dentro de las nuevas generaciones es innegable. Ahora, independiente de todo aquello, este álbum poseía un condimento especial ya que vendría a ser el segundo de la era post Mike Portnoy, baterista y lider de la banda hasta 2010, año en que decidió abandonar el proyecto. Fue en 2011 cuando la banda lanzó A dramatic turn of events, un disco que fue comprendido por la mayoría como un álbum de transición, sin embargo, para esta nueva entrega no habría excusas, el doceavo álbum de Dream Theater debía marcar claramente el nuevo camino que la banda pretendía seguir y demostrar que sin Mike Portnoy eran capaces de volver a componer un gran disco.
Acorde con el título homónimo del álbum nos hemos encontrado con un trabajo que pretende definir a Dream Theater, un disco que siento de cierta forma intenta abarcar las distintas etapas que la banda ha recorrido durante todos estos años. Es así como luego de un excelente instrumental muy cargado de power/epic metal nos encontramos con "The enemy inside", un tema potente y directo que engancha con el sonido que le hemos oído a la banda durante esta última década, seguido de "The looking glass", un medio tiempo melódico que conecta más con la etapa noventera de la agrupación. Posteriormente el álbum vive uno de sus mejores momentos gracias al instrumental (otro más, pero la apuesta no molesta) "Enigma machine", acá la banda desata las tradicionales vueltas de tuerca que trabaja el rock progresivo y uno que otro acertado cambio de velocidad que se disfruta bastante. Hasta acá musicalmente no hay reparos, estamos frente a un gran trabajo que muestra diversidad, trabajadas composiciones y una producción que sin exponer demasiado la labor de Michael Mangini (el, ya no tan nuevo, baterista) logra dar espacios para que el hombre realice un buen trabajo.
Con la segunda parte del álbum lamentablemente aparecen los tropiezos y es acá cuando el disco pierde fuerza volviéndose algo predecible. En la pasada por "The bigger picture" , "Behind the veil" y "Surrender to reason" se visitan lugares demasiado comunes dentro del sonido de Dream Theater, son 20 minutos que tienden a cansar con temas que, sin ser malos, no sorprenden y huelen a relleno descaradamente. Todo mejorará eso si llegando la recta final gracias a la correcta balada "Along for the ride" seguida del enorme cierre que es "Illumination theory", una pieza de 22 minutos de duración que por si sola pesa muchísimo dentro del disco y en donde la banda realmente se esmera por entregar su máximo potencial tanto a nivel de composición, técnico como interpretativo. Se trata en realidad de dos canciones de 7 y 8 minutos respectivamente, unidas por un segmento de 4 minutos orquestados y cerradas (quizás innecesariamente) con un piano que durante 3 minutos marca una melodía.
El final del disco a cargo de "Illumination theory" me parece que resume de buena forma las intenciones de este álbum, un disco que intentó abarcarlo todo y ser carta de presentación para esta nueva etapa que vive la banda . ¿Lo logra? En gran parte de su duración me parece que si, sin embargo, creo que en ese afán de precisamente sonar demasiado completo el trabajo cansa en determinados momentos. De todas maneras siento que Dream Theater pasa la prueba tranquilamente entregándonos un disco complejo, equilibrado, que no cae en excesos y mantiene en buen pie a los padres del metal progresivo. Uno de los discos más esperados del año ha estado a la altura, lo cual no es poco decir.
7/10
Muy bueno.
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