"Fieles a su línea..."
Dentro del mundo de la música extrema está claro que se ha hecho bastante, sin embargo, por lo mismo vivimos tiempos especiales con líneas creativas que se están desarrollando en paralelo con bastante talento. Existe una tendencia (joven principalmente) dispuesta a darle vueltas de tuerca a los géneros incorporando mixturas a elementos clásicos mientras que por el costado tenemos a todas aquellas leyendas que continúan mostrándose fieles a un determinado sonido, defendiéndolo con pasión. Y bueno, acá estamos frente a uno de esos casos.
La vida es injusta con algunos. Los griegos de Rotting Christ comenzaron su carrera allá por 1989, es decir, son ya casi veinticinco años de historia en donde los tipos se han paseado por distintos rincones del death y el black, siempre desde una vitrina poco luminosa en cuanto a lo comercial, opacados a momentos por bandas que por distintas razones generaron mayor ruido dentro de la escena pero que no por eso fueron más talentosas. Kata ton daimona eaytoy ("Haz lo que quieras" en lengua romance) viene a ser el disco número once de la banda, un álbum que desenfunda todos los elementos que se le pueden pedir a un buen disco de black metal: atmósferas de profunda oscuridad, excelencia técnica en cada interpretación, velocidad, potencia y diversidad sin dejar nunca de lado un tremendo trabajo temático mitológico que rodea todo el concepto del álbum.
Hay momentos increíbles, como la veloz partida a cargo de "In Yumen-Xibalda" , la oscuridad extrema de "Grandis spiritus diavolus", "Kata ton daimona eaytoy" (la canción), "Punchaw kachun-tuta kachun", que cuenta con tremendos coros en español, o la increíble "Cine iubeste si lasa", un tema que comienza de manera muy folclórica con una voz femenina que tras dos minutos se enlazará con la potencia de la banda logrando llevar el sonido hacia una estación completamente diferente a lo esperable dentro de una banda de metal. Y si bien la épica con la que cuenta el disco está muy bien trabajada, la banda jamás olvida sus afanes melódicos en el sonido por lo que el equilibrio retumba impecable en nuestras cabezas.
Probablemente un detalle que se le puede encontrar a este trabajo viene en la recta final, cuando las ideas comienzan a repetirse un tanto y la pasada por canciones como "Pycanka" se torna algo repetitiva. De igual forma, la producción y mezcla deja bastante que desear pues estamos ante otro de esos discos que lamentablemente no puedes oír a alto volumen sin saturar el sonido. Una lástima, la guerra del ruido ha vuelto a hacer lo suyo. Ahora, de todas formas, en el global el disco no deja de ser magnífico, de los grandes trabajos que nos han entregado los griegos en un buen tiempo.
8 / 10
Excelente.
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