Por sobre el bien y el mal.
A nadie debería sorprender el presente de Opeth, a nadie. Basta darle play al tema que abre su primer disco, "In the mist she was standing" (del lejano Orchid de 1995), para comprender que Opeth nunca fue "una banda más" dentro del mundo del metal sino más bien un bicho raro que desde su nacimiento experimentó con sonidos duros que se enlazaban con guitarras acústicas, pianos y tantas cosas más. Hoy están en otra dimensión claro está, la amistad y admiración que existe entre Mikael Akerfeldt y Steven Wilson (quien produjo y participó en varios álbumes de Opeth a comienzos de siglo) ha llegado al punto en que el aprendiz ha intentado imitar al maestro paso a paso, y así como Wilson ha hecho lo que ha querido con Porcupine Tree, Akerfeldt ha llevado a Opeth a lugares donde nadie tiempo atrás lo habría imaginado. Pero insisto, la banda siempre fue inquieta por lo que esta última transformación no debería sorprender demasiado a quienes han seguido por años a la agrupación.
Ahora, en lo que al mundo del rock respecta, lo nuevo de estos suecos debe estar dentro de lo más esperado que nos deparaba este 2014. Había que presenciar si luego del polémico Heritage (2011) la banda lograba defender con buenas armas el sitial donde había decidido ubicar su presente musical. Y bueno, bastan treinta segundos de música, nada más que treinta segundos para notar que los tipos se han tomado el desafío completamente en serio, proponiéndose para esta ocasión entrar de lleno a un sonido que con Heritage habían visitado pero de manera algo tímida. "Si vas a hacer algo, tienes que hacerlo bien" parece ser la idea que Akerfeldt y compañía tenían en mente a la hora de componer Pale communion, un álbum complejo, técnico, denso y hermoso a la vez. Un disco sincero, trabajado al detalle, que no deja segundo al azar y que seguramente encontrará buenas reacciones entre quienes disfrutaron con Heritage ya que el continuismo y la profundización del experimento es evidente.
Pale communion es un trabajo que cuenta con dos almas, una primera que abraza de manera marcada y declarada a los próceres del progresivo clásico setentero y otra que trae estas influencias al presente e intenta armar con ellas algo moderno y atractivo de manera que el álbum no parezca un constante remake de obras del pasado. La mirada hacia el rock progresivo se aprecia de inmediato en la fenomenal partida que es "Eternal rains will come", una pieza que comienza a contrapié y con velocidad pero que a los pocos minutos encuentra la calma de un piano para finalizar con la banda explotando de lleno. En la misma linea sonora se sitúan los diez minutos de "Moon above, sun below", una canción que se mueve por diversas estaciones y estados de ánimo, una serie de pequeños fragmentos que se enlazan de manera notable para conformar una gran obra, todo muy completo, todo muy perfecto. También el instrumental "Goblin" se internará de lleno en este mundo de estructuras técnicas cambiantes logrando un resultado impecable.
En otra arista del álbum se encontrarán aquellas canciones que retoman el asunto exactamente donde había quedado con Heritage tres años atrás. "Cups of eternity", por ejemplo, es un tema más tradicional y que carga el sonido hacia el rock y las guitarras, de igual forma "Voice of treason" intentará generar ambientes explosivos con teclados e incluso se dará maña para meter un doble pedal durante algunos segundos entrando en la recta final del tema. Finalmente "Eywian woes", "River" o "Faith in others" danzarán sobre atmósferas melancólicas encontrando cada una en su respectivo rincón los momentos más emotivos del álbum.
Con Pale communion queda claro que Mikael Akerfeldt se ha dado un gustazo, el mérito está en que también nos lo ha dado a nosotros entregándonos un álbum tan ambicioso como bien logrado, un disco que combina exquisitos elementos técnicos con una sensibilidad que en todo momento se percibe a flor de piel. Algunos insistirán en que esto ya no es Opeth, que es Akerfeldt usando el nombre del proyecto a su completo antojo, sin embargo, cabe la pregunta : ¿es que acaso no siempre fue así?
8,5 / 10
¡ Excelente !
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