"Tomando aire..."
Abrirá a lo grande eso si mediante un tridente impecable, primero con la preciosa 'Ligera como el aire', donde la vocalista flota sobre un piano con una interpretación tan sutil como inmersiva, para luego pasar a cosillas más pop en 'Poema de la pasión', con el que debe ser el coro más reconocible en todo el disco (ese "Siento que muero de amor...") y a la guitarra acústica de 'Canción de boda', yendo hacia un sonido más folclórico junto a su compatriota María Arnal. De igual forma, ya más avanzados en el álbum encontraremos cosas completamente de manual como 'Hoy duermo sola', 'La manzana' o 'Pajarita', todas ellas moviéndose en una zona de confort conocida de la artista.
Habrán momentos eso si (que se agradecen) en que el disco se internará en terrenos más áridos y exploratorios, ahí tendremos los sintetizadores de 'Himno a afrodita', los guitarreos y vocalizaciones al límite de 'Fragmentos' o ese genial, oscuro y dinámico cierre que entrega en 'Contra la épica', una que con su beat parece ser realmente de otro álbum (ojalá a futuro fuese por acá, que esta línea parece abrir un camino que seduce).
A estas alturas, cualquier cosa que haga Christina Rosenvinge logra sonar interesante, incluso cuando la vocalista pareciese trabajar a fuego lento como en este caso, centrándose en lo lírico y dejando lo musical en piloto automático, su propuesta funciona y regala momentos que cautivan. Las canciones que componen a Los versos sáficos parecen un respiro, como quien sale a tomar aire para enfrentar lo que tenga que venir, pero aún así, siempre tienen algo relevante que decir, lo cual es notable.
¿Canciones? 'Ligera como el aire', 'Poema de la pasión' y 'Contra la épica'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario