viernes, 12 de enero de 2024

Myrkur: Spine (2023)

 "Solo insinuaciones..."

Seguir pegándole a la danesa Amalie Bruun (a.k.a Myrkur) por su abandono del metal a estas alturas del partido me parece un completo sin sentido. Sobre todo considerando el que apenas en su segundo álbum (Mareridt, 2017) la mujer giró con fuerza hacia su arista más folk/pagana, es decir, rápidamente se sinceró y asumió que difícilmente la música extrema sería lo suyo, línea que acentuó posteriormente en Folkesange (2020), cuya reseña injustamente pasé por alto acá en mi querido blog, y confirma en este nuevo Spine, quizás con el matiz de que esta vez explora aristas un tanto más diversas, insistiendo en su veta más atmosférica pero confrontándola con pasadas cargadas a lo melódico e incluso alguna incursión en los sintetizadores. El resultado no deja de ser interesante, sin embargo, a la hora de llevar todos los ingredientes a cocción hay algo que no funciona bien, dejándonos un plato algo amargo como resultado.

Me explico. En Spine encontramos, por sobre todo, diversidad y prueba de esto es su partida, donde dispara hacia distintos lares. Tras una intro dispuesta a situarte en medio del bosque sonará 'Like humans', que es el single claro del álbum, casi cinco minutos que oscilan entre la oscuridad de las estrofas y un coro tremendamente popero. No es un mal tema pero cuenta con un claro problema: la producción. Y es que en el afán de darle realce a la dulce voz de Amalie (la cual carece de potencia, por lo que necesita de "ayudas" para sobresalir) han puesto a la banda totalmente detrás, restándole fuerza a las guitarras y dejando lo que podría haber sido una canción colosal en algo que se cuece todo el tiempo a fuego lento, insinuando una explosión que no llega de manera adecuada. Ejemplo de lo que menciono es el blast beat que meten en la recta final (tras el 3:45), el cual luce completamente fuera de lugar (si vas a darle poder a la batería, ¡dáselo en serio!), incluso estorbando más que aportando. Este fenómeno tenderá a repetirse en distintos momentos del disco, por lo que una canción como 'Mothlike' cuando abraza el synth pop funciona de maravillas pero en cuanto aparece el "peso" (esta vez a los dos minutos, donde Amalie incluso mete unos growls por ahí) nuevamente se entorpece el trámite. Es evidente que la artista ha intentado jugar con ese contraste entre una voz cristalina altisonante con  arreglos "no simétricos", algo que nuevamente intentará conjugar más adelante en 'Valkyriernes sang', por ejemplo, pero claramente no le ha encontrado el punto al asunto. Yo culpo a la producción. 

Por todo esto, cuando la vocalista se asume una especie de Enya moderna en una canción como 'My blood is gold', es cuando mejor suena. Lo mismo en el cierre del álbum con 'Menneskebarn'. La voz de Amalie Brunn es bonita y clara por lo que sin guitarras ni batería y solo con un piano + violines luce como corresponde y todo parece cuajar. De todas maneras, también algo mejor le irá con 'Spine' (la canción) o en 'Blazing sky', gracias a que los tiempos van más lentos, lo cual ayuda a poder conectar con las olas de guitarras que se van soltando. 

La experiencia que Myrkur entrega no deja de contar con momentos atractivos, la paleta que la artista presenta posee múltiples colores y eso se agradece, sin embargo, las buenas intenciones no han contado acá con manos capaces de darle realce y vida al conjunto. Spine es un álbum que insinúa momentos pero rara vez los encuentra como corresponde. 

¿Canciones? 'Like humans' y 'My blood is gold'.

6/10
Bueno, cumple...

Otras reseñas de Myrkur:
2017: Mareridt

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