"No pierden contundencia..."
Y si, que en su séptimo álbum, Haken siguen sosteniendo la bandera del metal progresivo a tope, siendo muy pocas las concesiones que acá entregan. ¿La fantástica 'The alphabet in me' podría considerarse una de ellas? Una que desde un comienzo repite un patrón vocal (con ese notable "Is time to wake up and die or regenerate" que marcará el inicio de cada coro) para luego desenvolverse entre trabalenguas del siempre contundente Ross Jennings y arreglos que son toda una locura. Otra que sorprende positivamente desde lo melódico es la balada 'Lovebite' (call me crazy, pero por instantes me recordó el hard rock de una banda como Baroness), puesta curiosamente en la recta final del álbum, con unos Haken que suenan más melosos y románticos que nunca en un experimento que de primeras impacta, por lo "pop" del sonido pero que acaba por agradecerse considerando la densidad del resto del disco.
Y bueno, sacando las dos mencionadas, lo demás se moverá por donde esperamos Haken se mueva, aunque siempre con un talento que maravilla, abriendo con 'Taurus' + 'Nightingale', las cuales reciben el relevo de los antecesores Virus (2020) + Vector (2018) apuntando a un metal más duro. La primera es directa (de solo cuatro minutos) mientras que la segunda beberá del progresivo clásico de Dream Theater aunque también me ha recordado a Leprous (era Bilateral + Foal) en la recta final, sonido que también se replicará más adelante en la imponente 'Beneath the white rainbow' (genial lo que hace Jennings en el 4:35 con sus agudos filtrados, levantando un tema que hasta ese momento comenzaba a volverse algo tedioso) o en 'Island in the clouds' (seguramente la única descartable del disco), armando así un entramado oscuro donde la banda se desatará en pleno, marcando además el regreso de Peter Jones en los teclados, quien estuvo con Haken en su pre historia pero lo dejó en 2008 para probar suerte en otros lares.
'Sempiternal beings' será otra cosa increíble (¡es que todas están muy bien!), abre en voz + batería de manera desnuda para pasando los dos minutos desenfundar el metal y la fuerza. Un tema sesudo e imponente con una estructura difícil de atrapar. Lo mismo con los once minutos de 'Elephants never forget', una locura de canción con juguetonas aceleraciones en la clásica ida de olla progresiva que Haken suele entregar en cada álbum, el cual cerrará en tono melancólico con 'Eyes of ebony', otra que puede resulte algo excesiva desde lo musical pero se justifica debido al concepto del disco (no olvidar que cada canción está dedicada a un animal diferente. Hay toros, aves, medusas, arañas, elefantes o rinocerontes en cada relato).
Siempre se podrá encontrar la quinta pata al gato con un álbum de progresivo. En este caso seguro que alguna canción podrían habérsela ahorrado dejando un resultado (aún) más compacto, así como algo más de protagonismo de teclados mal no habría venido mal, sin embargo, estos son detalles mínimos al lado de un conjunto contundente como pocos hoy en día (y ya van...), un trabajo extraordinario desde lo instrumental y estructural. Diverso y atrevido. De lo mejor que han entregado en su carrera y seguro otro de los grandes álbumes que habremos oído en el año.
¿Canciones? 'The alphabet in me', 'Lovebite' y 'Sempiternal beings'
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