"Fresco y coherente..."
Pero vayamos a la música. El álbum abre con todo, desenfundando diez ambiciosos minutos en 'Slaughter the martyr', con esas intros emocionales y limpias que tanto le gustan a Flynn para luego dar paso a una estructura violenta y desenfadada que evidentemente busca conectar con The blackening, el eterno referente para Machine head, aunque también con momentos melódicos en el puente/coro. Posteriormente el manual hará lo suyo y este siempre indica que si el álbum inició con un tema extenso, tras este debe venir uno inmediato y directo, en este caso son dos, 'Choke on the ashes of your hate' + 'Become the firestorm', dos golpes que van directo al mentón y digámoslo, funcionan maravillosamente bien, lo cual sabe a gloria viniendo de una banda que desde hace mucho no era capaz de darse dos pases seguidos.
En adelante la banda jugará con el ir y venir, ralentizando los tiempos y yendo con descaro hacia lo melódico en 'My hands are empty' (con unos "Ooooh Ooooh Ooooh" totalmente pensados para el directo) + 'Unhallowed' (me quedo con la primera, eso si, la segunda me parece un verdadero tedio), y también en plan balada en 'No gods, no masters' para luego subir los decibeles en cosas como 'Kill thy enemies', 'Bloodshot' o 'Rotten', entregando un mix que saca cosas de aquí, de allá, con miradas al thrash, obviamente al groove y al nu metal de sus inicios, generando un resultado que en general cumple de sobra, que se deja oír más allá de que un par de canciones acaben sobrando, aunque con una pregunta que cae de cajón: ¿es realmente bueno este álbum o es que la vara estaba demasiado abajo? El tiempo seguramente se encargará de entregar la respuesta, por ahora, al menos nos conformamos con el poder disfrutar de un disco cohesionado y de un nivel que no le oíamos de corrido a la banda desde hace al menos quince años.
¿Canciones? 'Choke on the ashes of your hate' y 'Become the firestorm'.
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