"El álbum que todos necesitábamos..."
Si hilamos fino y analizamos lo ocurrido con Pink Floyd (o sus restos) en la etapa post The wall (1979), me parece no existe comparación alguna entre lo realizado por Roger Waters y David Gilmour. Mientras este último prácticamente no ha parado de crear y regalarnos momentos tras momentos, Waters se dedicó durante tres décadas a vivir del recuerdo, a jactarse de su condición (auto impuesta) de genio (?) y discursear verborrea política por distintos lugares del mundo. Pero de música, poco y nada. De hecho, cuando se le acabaron las palabras comenzaron las giras forzadas de aniversario (Dark side of the moon + The wall), y los intentos descarados de reunir a Pink Floyd (unicamente con fines comerciales). Agradezcamos el que David Gilmour conoce la palabra dignidad, ya que, si de Waters unicamente hubiese dependido, seguramente la marca Floyd habría sido prostituida al nivel de lo realizado por Brian May y Roger Taylor con Queen.
De mi párrafo inicial se desprenderá la idea de que Roger Waters no es un personaje que personalmente idolatre, sin embargo, nobleza obliga: su nuevo disco es extraordinario. Y no hay más. ¿Qué recurre al auto plagio en varias ocasiones? Claro. ¿Qué hay temas que utilizan elementos Floyd casi en un copiar/pegar? Si. Pero seamos francos, ¿vamos a negar que la música hoy en día no es más que un constante refrito de ideas desarrolladas en el pasado? Y en esa linea, Waters no ha hecho más que recurrir a lugares comunes de su ex banda, condimentar con reflexiones actuales y dotar a la música de su clásica teatralidad para entregar así un producto que se mueve entre el soberbio y el notable todo el tiempo.
Nos encontramos así frente a un disco de tono tranquilo, a ratos dulce, a ratos triste y a ratos rabioso. El caso es que en todo momento funciona. Abre muy abajo en revoluciones con la preciosa 'Deja vu' + 'The last refugee' (una pasada en modo The wall todo el rato, digámoslo) para luego explotar con la fantástica 'Picture that' (donde no teme emular el sonido del clásico floydiano 'One of these days' para conseguir la atmósfera deseada), el primer momento rock del álbum, el primero también que inevitablemente lleva a pensar que junto a la guitarra y voz de David Gilmour esto podría haber abarcado proporciones históricas. Bajará el álbum (las revoluciones, no el nivel) nuevamente con las acústicas 'Broken bones' + 'Is this the life we really want?' (la canción) para luego abrazar la psicodelia en 'Bird in a gale'. En la recta final aparecerá la dulzura de 'The most beautiful girl' seguida por los teclados + bajo que marcan la pasada por 'Smell the roses', otro momento absolutamente brillante del disco, para cerrar este viaje en calma con 'Wait for her' y 'Part of me died'.
Veinticinco años se tomó Roger Waters para entregar un trabajo inédito. Tal parece que el escenario mundial actual, elección de Donald Trump incluida, lo han motivado finalmente para dar que hablar desde lo musical, lo cual en lo personal me pone feliz, creo que la figura de Waters se merecía un álbum de este nivel, un disco que lo vuelve a re ubicar como un compositor relevante. Is this the life we really want?, por su nivel tanto lírico como musical estará sin ninguna duda entre lo mejor que oiremos en este 2017, y ojo que lo afirma un declarado "no fan" del artista.
8/10
Excelente.
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