En ocasiones las expectativas impiden ver el bosque, y algo así es lo que puede que esté ocurriendo con Alt-J. Y es que claro, cuando te hablan de estar frente a "los sucesores de Radiohead" (algo que por cierto también se dijo en su momento de bandas como Arcade fire, por mencionar una), inevitablemente las expectativas frente al sonido de este trío cambian. El tiempo dirá si daba para tanto, lo cierto es que como suele ocurrir en todo, el asunto no es ni tan blanco ni tan negro como algunos intentan hacer ver y tal parece que los mismos Alt-J han intentado con su tercer álbum aterrizar un tanto el asunto entregándonos un disco corto y preciso, que en tan solo ocho canciones y media hora de duración (nos olvidamos esta vez de los interludios innecesarios que adornaron sus anteriores trabajos) busca dar muestras del momento creativo que los ingleses atraviesan.
Relaxer tiene sus momentos, algunos de ellos rememoran su debut de 2012, como es el caso de 'In cold blood', 'Deadcrush' o 'Hit me like that snare', que se mueven entre percusiones muy presentes, teclados y los clásicos juegos vocales de la banda, mientras que otros nadan sobre la calma absoluta, ahí la declaración de amor que es '3ww' funciona a la perfección, así como la preciosa 'Adeline' (la mejor del álbum para quien escribe). Completan el cuadro una irreconocible 'House of the rising sun' (el clásico de 1964 de los Animals) y dos que honestamente bastante poco aportan en el cierre, me refiero a 'Last year' y 'Pleader'.
El álbum funciona porque es corto y posee pasajes agradables, eso es innegable, sin embargo, este Alt-J sin aderezos deja la sensación de que comienza a perder fuerza, se agradece el que entregasen un disco más directo que el anterior pero aquella maravilla que varios anticipaban venir me parece disco a disco ha acabado quedando en un espejismo más que otra cosa. Se confirma por tanto que Radiohead hay, y siempre habrá ,uno solo.
3.0 // Bueno, cumple. |
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