"Sostienen la fórmula..."
El quinto álbum de Solstafir, Otta (2014), fue un trabajo fantástico que sacó a los islandeses del anonimato. No faltarán seguramente aquellos sesudos puristas que frente a mi afirmación exclamarán molestos un "¡Ey, yo los conocía desde antes! ¡Desde el Masterpiece of bitterness o Kold!". Y si, que bueno por ti. Pero no nos engañemos, el antes/después, le guste a quien le guste... lo marcó Otta, un disco que bajó las revoluciones respecto a trabajos pasados y se enfocó en un sonido marcado por la generación de intensos ambientes. Tres años más tarde, la banda regresa en una línea similar con un álbum denso, espeso y que se cuece a fuego lento pero que sin duda hilando fino encuentra más de algún momento notable.
Se ha comentado pero lo reiteraré, el que Solstafir se manifiesten en su lengua materna (lo que no ocurre con otros islandeses como Of monsters and men o Bjork, pero si con Sigur ros), en este caso se vuelve una ventaja pues, al no comprender una palabra de lo que los tipos comunican, estamos obligados a centrarnos en las estructuras, instrumentalizaciones e interpretaciones, siendo todos estos precisamente los fuertes de la banda.
Hablando de la música en si misma. 'Silfur-refur' abre y declara intenciones de la mano de siete minutos que van directo al alma de la banda, deambulando entre muros de guitarras y una desgarrada interpretación. La partida es notable. Más dinámica es 'Isafold', que abre con un bombo que marca el paso para ir creciendo poco a poco hasta encontrar en sus dos minutos finales esa alza de intensidad característica de la banda (esta estructura se repetirá bastante a lo largo del disco), de igual forma en la absoluta calma del teclado que controlan la melodía de 'Hula', Solstafir vuelven a mostrar de que están hechos: emocionalidad pura. En el nudo del álbum nos encontramos con 'Naros' y 'Hvit saeng', dos que funcionan en la misma dirección, armando paisajes de calma para luego encontrar una serie de explosiones, mientras que llegando al cierre aparece la joya escondida de Berdreyminn, me refiero a 'Ambatt', ocho intensos minutos que por si solos ya valen este álbum.
Solstafir han encontrado una fórmula y se muestran cómodos en ella. En lo suyo continúan regalando paisajes y arreglos que conmueven aunque, buscándole la quinta pata al gato, habría que mencionar el que en esta ocasión me parece se han vuelto algo predecibles, lo cual algo le resta a un disco que de todas maneras se encuentra por sobre la media.
7,5 / 10
¡Muy bueno!
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