Regreso que cumple.
Siempre me pareció Blur una banda que envejeció demasiado pronto. Quizás fue en el afán de desmarcarse de sus pares o quizás de su propio pasado, quizás fue a causa del mal clima que reinaba al interior de la banda, ni idea, el caso es que tanto 13 (1999) como Think tank (2003) me parecieron discos que claramente buscaron escapar de la jovialidad de sus inicios para abrazar un sonido "maduro". De hecho, fue recién con sus proyectos en solitario cuando Damon Albarn vivió un renacer como artista y por lo mismo sorprendió de cierta forma el que se sumase a una reunión que para muchos sonaba innecesaria.
La pregunta por tanto caía de cajón: ¿Qué esperar de un nuevo disco de Blur tras doce años de ausencia? Ellos, conscientes de que muchos otros han sucumbido frente a las expectativas, han intentado bajar la ansiedad repitiendo en múltiples ocasiones que The magic whip fue casi un álbum improvisado, resultado de cinco días de encierro en un estudio de Hong Kong. En lo personal no me creo todo ese discurso, no me trago el que hayan comenzado desde cero en el país asiático pero si me parece, a juzgar por los resultados, que este es efectivamente el mejor álbum que Blur nos podía entregar a estas alturas del partido. Los tipos no están para encerrarse meses en un estudio a trabajar al detalle sus canciones, y aquello se traduce en un disco que pide a gritos un par de golpes efectivos, los cuales nunca llegan. Y es que muy serio habrá sido 13, pero contaba con 'Tender' o 'Coffee and TV', lo mismo con Think tank y la hermosa 'Out of time'. Eso acá no ocurre, y se extraña.
Con todo, The magic whip encuentra momentazos y además un grado de diversidad importante que permite disfrutar el disco sin ningún problema. En una linea bastante optimista y que tiende a recuperar las guitarras de la primera etapa de la banda suenan 'Lonesome street', la juguetona 'I broadcast', ese intento de single que es 'Go out' o la melódica 'Ong ong'. En las mencionadas, el disco suena ligero, lo cual se agradece y se equilibra al mismo tiempo con pasadas mucho más reflexivas y oscuras como la excelente 'Thought I was a spaceman' (mi favorita del disco), la militar 'There are too many of us' , 'Pyongtang' o el precioso cierre a cargo de 'Mirrorball'. Dentro de lo que poco aporta mencionaría un par: 'Ice cream man' o 'Ghost ship' , dos que dan muestra de las pocas vueltas que le dieron a algunas canciones.
No se acerca a la calidad individual de discos como The great escape (1995) o el brillante homónimo de 1997 pero The magic whip supera con largueza cualquiera de los últimos dos discos que la banda había entregado. La pausa les ha venido bien y se siembra la duda con respecto al futuro de Blur: ¿tendrán ganas de trabajar a futuro un disco en serio? A juzgar por este resultado, esperemos que si.
6,5 / 10
Cumple y algo más...
escuché en la radio ottro comentario similar, así de positivo pero que decía que nos olvidemos de los golpes de efecto como Song 2... ésta canción que pusiste no me dice mucho a no ser por una linda pero simple melodía...
ResponderEliminarY eso es lo que ocurre con gran parte del disco, las melodías están pero faltó la explosión.
EliminarAún así me parece que está más que bien.
Saludos!
La primera vez que lo escuché me parecio mediano, pero luego de escucharlo varias veces se fue convirtiendo en algo grande, me queda claro que se han puesto a un nivel de nostalgia, aislamiento y sofisticación similar al de Radiohead
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