"Sacando a la luz múltiples aprendizajes..."
Y es que por sobre todo, She reaches out... es un álbum inquieto que pareciese siempre buscar abrir puertas. Desde un comienzo, cuando suena 'Whispers in the echo chamber' percibimos ese aroma a suciedad industrial, a electrónica oscura. Chelsea va con calma en una primera estrofa para luego explotar en un coro duro, tras el cual irá aún más abajo recurriendo al susurro como herramienta vocal en un alarde de maestría trabajando intensidades. Esta idea del ir y venir se acentuará con algo como 'House of self-undoing', mucho más acelerada desde su batería (exquisitamente sucia también), seguida de 'Everything turns blue', que nuevamente apunta a las catacumbas de su sonido.
Entrando al nudo del disco, a partir de 'Tunnel lights' y pasando por 'The liminal' + 'Eyes like nightshade' + 'Salt', incluso en el cierre a cargo de 'Dusk', será cuando la influencia de Portishead en el sonido del álbum se volverá más clara, sin embargo, lejos de sonar a plagio Chelsea lleva el sonido a su terreno, triunfando en todo momento. Así como en 'Unseen world' abrirá visitando atmósferas propias de Björk para luego regalar un tema mucho más explosivo y en 'Place in the sun' insinuará una balada al piano que acabará siendo cualquier cosa menos eso. Notable.
El séptimo álbum de Chelsea wolfe hay que oírlo y vivirlo, es una invitación a sumergirse. La artista ha salido a explorar involucrándose con una serie de artistas que parecen haber dejado huella en su sonido, lo cual ha nutrido para bien su música. Uno de los grandes álbumes que seguro nos habrá dejado este 2024 que ya comienza a agarrar vuelo.
¿Canciones? 'Whispers in the echo chamber', 'House of self-undoing' y 'Unseen world'.
2019: Birth of violence
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