"Diversa y sincera revisión..."
En estas diecisiete canciones, Udo se pasea por un abanico bastante singular pero que temporalmente se encuentra situado principalmente en los años setenta, con una primera sección que trae al presente a una serie de artistas que (injustamente) se encuentran en el baúl del olvido de la historia y una segunda que acude a clásicos bastante reconocibles. Se agradece, por tanto, que el alemán abra el disco realizando un bonito gesto de justicia con Alex Harvey, Arthur Brown o Uriah heep, cuya locura y psicodelia acá suena acá empapada de heavy metal, espectacular por cierto lo que Udo hace en 'Fire' con ese "Burn! Burn! Burn!" (pasando el 1:50). Luego, una muy particular joya (y regalo) sonará en 'They call it nutbush', original de Ike & Tina Turner pero que acá obviamente suena en una versión más eléctrica, para luego dar paso a una sección directa y cargada al hard rock, que pasará por Rainbow ('Man on the silver mountain'), Sweet ('Hell raiser') y los eternos incombustibles Motorhead ('No class'), con la cual se abrirá una pasada plagada de clásicos reconocibles, los cuales van desde 'Rock and roll' de Led zeppelin, 'The stroke' de Billy Squier, 'Paint it, black' de The rolling stones, 'T.N.T' de ACDC, 'Hell bent for leather' de Judas priest, hasta una notable 'We will rock you' de Queen (muy cercana a esa versión acelerada que realizaban en vivo los ingleses), la cual ya conocíamos gracias a aquel simpático/notable video que promocionó a comienzos de 2022.
Entre todos estos hits, también encontraremos una rareza de Scorpions, 'He's a woman, She's a man', y 'Jealousy' de Frankie Miller, un verdadero himno del hombre celoso ("Si, te culpé. Pero en realidad era yo. No puedo deshacerme de mis celos...") y una dolorosa balada que definitivamente marcará otro momentazo del disco. Finalmente, el viaje acabará como corresponde, en un tono íntimo y solemne, primero con 'Kein zuruck', una donde Udo accede a cantar por primera vez en alemán, tomando una canción de un joven grupo de synth pop local llamado Wolfsheim (por favor, vayan a la versión original, que es buenísima), para cerrar nada más ni nada menos que con 'My way' de Frank Sinatra, en un gesto que por si solo declara las intenciones.
Muy humilde se muestra Udo Dirkschneider en este, su primer álbum en solitario (quizás el único que nos entregará, el tiempo dirá), un sentido homenaje a las glorias que han rondado su sentir. Se agradece y disfruta tanto la revisión histórica como el poder oírlo en plena forma. Que agregar, un crack.
¿Canciones? 'Fire', 'They call it nutbush', 'Jealousy', 'Kein zuruck'.
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