Tras treinta años de carrera no le vamos a pedir a Slayer el que vengan a reinventar la rueda, menos considerando el aporte histórico que la banda realizó durante los años ochenta a la música extrema. Si al paso del tiempo agregamos el lamentable fallecimiento en 2013 de Jeff Hanneman y el posterior despido de Dave Lombardo, baterista de la agrupación por veinte años, que decir, la previa a la edición de Repentless estaba muy lejos de ser la ideal. Sin embargo, Tom Araya y Kerry King se han negado a darle el punto final a esta historia incorporando a nuevos miembros y entregándonos un disco dispuesto a volar craneos. Si lo logran o no, esa es otra historia.
Repentless abre de manera fenomenal, como suele ser tradición dan la partida con un instrumental de un par de minutos que calienta los ánimos de buena forma. Posteriormente la banda se enfrascará en una lucha con la velocidad, intentando claramente demostrar que pueden sonar feroces con esta nueva formación, 'Repentless' + 'Take control' apuntan a un sonido que no da demasiado respiro, un thrash al hueso con mucha dinámica, desaforados solos de guitarra, una batería sin tregua y un Araya (aún) bastante furioso en las voces, aunque poco depurado a la vez, la producción a la St. Anger no lo ayuda demasiado, dejando su voz (para bien y para mal) en primer plano todo el tiempo.
Será a partir de acá cuando el disco bajará un poco las revoluciones, entregando una seguidilla de temas más densos, en 'Vices' el doble pedal de Paul Bostaph realiza una gran labor que convence, mientras que la pasada por 'Cast the first stone' + 'When the stillness comes' me ha recordado por momentos el sonido del Sepultura de Derrick Green, con la banda intentando transmitir desde la oscuridad. Toda esta primera mitad del disco esta bien, con uno que otro momento musicalmente interesante y un hilo conductor que hasta ahora al menos no cansa.
Probablemente el primer bajón importante de Repentless llegue entrando la segunda mitad de este, 'Chasing death' e 'Implode', activan el piloto automático y percibimos a una banda imitándose a si misma, sonando plana y con muy poca sorpresa. Es el momento en donde Slayer parece buscar darle a los fans lo que quieren escuchar, como quien lanza un trozo de carne a un perro. 'Piano wire' cuenta con más matices pero conserva esa linea directa, también en 'Atrocity vendor' + 'You against you' todo suena muy predecible e incluso monótono. Llegamos así al cierre con 'Pride in prejudice', una más densa pero que tampoco nos dice demasiado.
En este blog he expresado muchas veces el desprecio que tengo por la nostalgia. Es una posición personal y no tengo absolutamente nada en contra de quienes viven constantemente mirando hacia el pasado en lo musical, bajo la leyenda de que "todo tiempo pasado fue mejor". Sin embargo, el elogio porque si a una leyenda no va conmigo, independiente del respeto y cariño que uno pueda sentir por determinada agrupación o artista. En este 2015, y tras seis años de silencio Slayer ha regresado con un álbum bastante conformista y que en general apuesta por la velocidad como principal motor. Algunos disfrutarán muchísimo con esto, incluso deseando que la banda hubiese metido más y más temas rápidos, yo en cambio me he quedado con gusto a poco.
De hecho, a raíz de este lanzamiento me he puesto discos antiguos de Slayer e incluso aquel experimento nu metal de 1998 titulado Diabolus in musica o su posterior God hates us all (2001) me siguen pareciendo más interesante de oír que este nuevo Repentless. Al menos en ese entonces Slayer tenía algo que decir.
2.5 // Nada especial. |
Bastante discreto, después de 6 años de espera y del buen world painted in blood y lo bueno de repentless e implode, el resto del discl es de un nivel claramente más bajo en cuanto a fuerza y gancho. Slayer ya dio lo mejor de su capacidad creativa y nadie pide un nuevo álbum legendario, pero este disco decepciona....
ResponderEliminarGuillermo