"Continuismo muy bien logrado..."
Comenzó 2011 y no permitiré que los discos se me vallan acumulando en la cabeza sin comentarlos, así que iré vomitando los lanzamientos en medida que vallan viendo la luz. Y la partida la daré con un disco al que la crítica ha tratado muy mal pero yo he amado. Se trata de los ingleses de White lies, quienes en 2009 debutaron con un To lose my life, generando ya en ese entonces reacciones encontradas. ¿Pero cuál es el problema con estos ingleses? Básicamente el que se trata de una de las tantas bandas que se enmarca dentro del llamado post punk revival, en este caso con un sonido muy cargado a los teclados + bajo, en donde la influencia de Joy Division (o Depeche Mode) aparece una y otra vez, por lo la apuesta a estas alturas suena a chiste (demasiado) repetido...
Luego, si White lies pasó a duras penas el examen con su disco debut (no por que fuese un mal disco sino básicamente porque la propuesta no era novedosa) con este segundo álbum que acaba de salir la crítica se hizo más evidente. Sin embargo, hay algo donde nadie puede darles: en la capacidad que la banda está mostrando para construir himnos incontestables. Algo que ya se apreciaba en el debut pero acá en Ritual se vuelve asunto más que evidente.
Sus críticos tendrán donde darles pues la fórmula se aprecia bastante evidente, con estrofas donde el bajo marca el tiempo hasta estrellarse una y otra vez en una serie de coros explosivos (punto fuerte del disco), que por lo general funcionan. Esto se practica desde el comienzo en una canción como 'Is love', de estructura creciente y que va incorporando arreglos en medida que avanzan sus minutos, esto a diferencia de la pasada por 'Strangers' + 'Bigger than us', que funcionan como verdaderos golazos dentro del álbum gracias a la fuerza que Harry McVeigh impregna en los coros.
Ahora, más allá de los singles, Ritual encontrará buenos momentos más adelante ya que cuenta con el plus de lograr sostenerse incluso mucho mejor respecto a como lo hicieron dos años atrás en el debut. En una segunda línea, por tanto, la banda continuará abrazando los teclados y la dinámica con fuerza en cosas como 'Streetslights' y 'Holy ghost', e incluso en la recta final del disco sabrán encontrar una verdadera joya oculta como 'Bad love', dolorosa como pocas. De igual forma, cuando el álbum desea poner la pelota al piso y trabajar atmósferas mucho más calmas, lo consigue de buena forma en la electrónica de 'Peace & quiet', 'Turn the bells' o 'The power of & the glory' (que se pone muy Kate Bush en lo suyo), gracias a esos coros siempre tan bien logrados.
Habrán entonces quienes criticarán la falta de frescura en un trabajo que continúa mostrando a una banda pegada en los años ochenta y aquel sonido, mientras que habremos quienes con los años seguiremos disfrutando de un álbum plagado de canciones suficientemente contundentes como mantenerte ahí, atado a la propuesta. El tiempo dirá si White lies se diluye en la búsqueda de una identidad o definitivamente se estancan en la fórmula efectiva que han desarrollado hasta ahora, como sea, por ahora no hay quejas acá respecto a Ritual, un disco plenamente disfrutable.
¿Canciones? 'Strangers', 'Bigger than us', 'Bad love'.
7/10
Muy bueno.
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