jueves, 4 de julio de 2024

Kvadrat: The Horrible Dissonance Of Oblivion (2024)

 "La desolación y el olvido como motor creativo..."

Uno de los principales motivos por los que existe este blog es mi fascinación por hacer llegar música (e ideas) a otras personas. Por lo mismo, este álbum debut de Kvadrat me supone un desafío exquisito pues hablamos de un proyecto particularmente desconocido para el mundo (como muestra las escasas reproducciones que cuenta en plataformas de streaming) pero de una tremenda riqueza, tanto en lo interpretativo como argumental. Pero bueno, sin ir más lejos me doy a a la tarea de descuartizarlo en un texto...

He acá otro proyecto pensado y ejecutado por un solo tipo pero que se hace pasar por banda. Me refiero al griego Ivan Agakechagias, quien se encuentra a cargo de absolutamente todo en su álbum debut bajo el pseudónimo Kvadrat, arreglándoselas para entregarnos uno de los álbumes más fascinantes que seguro oiremos durante 2024 (quienes tengamos el privilegio, claro). El caso es que mediante siete canciones el multi instrumentista nos presenta un trabajo que hace carne sentimientos tan oscuros como la desolación y el desencanto provocado por la soledad y el olvido (de ahí el título de la obra y también la portada, con este hombre atrapado en un cubo de oscuridad y angustia), y lo hace mediante el sonido que le permite ir ahí y transmitir, es decir, un metal que a ratos es death y a ratos black, que suena tan furioso como desgarrado entre atmósferas marcadas por la desesperanza y, digámoslo, la tristeza. Algo que se comprende mucho mejor yendo a las letras, lo cual no es cosa fácil pues el álbum está cantado en la lengua nativa de su compositor (es decir, griego), aunque incorporando leves pasajes en inglés en una que otra canción (supongo en el afán de "acercar" un tanto los textos a un oyente casual).

Yendo a lo estrictamente musical, un primer elemento a aplaudir es la producción del disco. Desde ahí el músico ha acertado pues el trabajo siendo extremo en su sonido, no molesta ni cae en ese exceso de ruido y/o estridencia que suele empañar al metal actual. Esto lo apreciamos de inmediato cuando irrumpa una canción como 'Laberinto subterráneo' (mencionaré los títulos en español para facilitar en este caso comprensión). En esta los instrumentos entran en pleno generando alta intensidad inmediata, un doble pedal demoledor + guitarras punzantes pero donde todo está ecualizado a un punto preciso, transmitiendo a la perfección la fuerza con que carga el sonido. 

En materia de temáticas el disco funcionará básicamente en dos trazos paralelos, aunque en ambos el eje común será la experiencia de vivir el dolor en la total y absoluta soledad. En ocasiones el blanco será la sociedad, como en la mencionada 'Laberinto subterráneo' ('Υπόγειος λαβύρινθος') donde se insinuará el que somos parte de un engranaje macabro ("Un mosaico existencial / Horrible masa amorfa / Un mosaico humano / Pueblos que mantenemos vivos / Cubos de carne podrida / Ladrillo a ladrillo para construir nuestra prisión") o más adelante en 'Ojos de cristal' ('Γυάλινα μάτια') con esas pausas y desates constantes que irán más al hueso expresando lo que significa encontrarse solo en medio de la masa ("Una multitud con enfermedades terminales / Pandemia social / Todos juntos y completamente solos a la vez..."), mientras que otras piezas serán mucho más "personales" abordando directamente el sufrimiento del ser humano, ya sea ante una enfermedad física o mental. 

En dicha línea se mueve '-4°C' ("Te sentirás muerto del escalofrío constante / Entre ríos de sangre podrida / En un mundo frío e inhóspito"), siendo esta la primera que en su recta final incorporará una estrofa en inglés donde se percibe la desesperación del relato ("No tengo descanso / Córtame la puta cabeza / Quiero sufrir en silencio..."), también 'Inexistencia séptica' ('Σηπτική ανυπαρξία'), donde Kvadrat se interna en terrenos tremendamente oscuros abordando la locura que puede provocar la agonía en el dolor ("Solo queda un poco de tiempo / Tus horribles gritos ya te han arrullado / Mírate directamente a los ojos / Mantén tu columna y piernas para que puedas sostener tus restos / Temblando de dolor / Agonía horrible / Congelando tu risa / Apaleado hasta la extinción..."), mientras que la gran joya en esta línea será aquella que titula el álbum, 'La horrible disonancia del olvido' ('Η φρικτή δυσαρμονία της λήθης'), la cual en más de ocho minutos expresa en música y palabras la angustia que puede significar el vivir una enfermedad como el Alzheimer (o cualquiera que involucre la pérdida de la mente) en líneas realmente devastadoras ("¿Quién eres en el espejo? ¿Qué ha sido de mi? ¿Cómo terminamos así? / Habitaciones y ciudades vacías / No hay señales de vida / Ahora una muerte cerebral / Lucho contra el tiempo a ciegas / Horas, días, años / Tardes sin fin..."), todo esto enmarcado en un metal que reproduce a la perfección todo el pesar que la temática requiere. 

Finalmente, el álbum cerrará en el tono que requería en los nueve minutos de 'Decadencia total' ('Ολική αποσύνθεση'), también la más singular del disco con una intro que sobre pasa los tres minutos, abriendo de manera cristalina para lentamente ir aumentando la tensión hasta romper en plan denuncia con todo el pesimismo y desencanto posible ("Llena el aire de podredumbre y contamina la atmósfera / Altera toda la realidad / Ella teje la red para sus larvas / Para ocultar la vergüenza en sus capullos..."), cerrando así un álbum fabuloso en el amplio sentido de la palabra. 

The horrible dissonance of oblivion funciona desde todos sus ángulos posibles. Un disco que si lo oyes obviando las temáticas que trata es capaz de transmitirte tanto ira como angustia, ahora si sabes lo que el tipo está cantando el asunto se eleva a otro nivel. Estructuralmente el disco es creativo, en materia de atmósferas suena tan podrido como puede y las ejecuciones instrumentales (+vocales) son impecables. Metal de alto corte y si consideramos que es el debut en largo del griego Ivan Agakechagias, que decir, extraordinario.

¿Canciones? Cualquiera, son todas enormes y el álbum funciona como un todo.

9/10
Brillante.

lunes, 1 de julio de 2024

Six Feet Under : Killing For Revenge (2024)

 "Sin ideas..."

Ha llegado la hora de escribir respecto a uno de los álbumes más lamentablemente esperados del año. Y es que si bien la discografía de Six feet under venía desplomándose álbum tras álbum desde hace al menos una década (lo cual coincide con el cambio de integrantes de 2011, digámoslo), tanto Undead (2012) + Unborn (2013) como el posterior Crypt of the devil (2015) resultaron ser discos perfectamente disfrutables, no así Torment (2017), la primera señal de que algo andaba mal con Chris Barnes tanto en términos de ideas como vocales, asunto que acabó por evidenciarse dramáticamente en el espantoso Nightmare of the decomposed (2020). El morbo con este nuevo disco estaba por tanto instalado y no pocos lo esperaban con la mesa dispuesta a descuartizar lo que viniese, y bueno, con el disco ya entre nosotros desde hace un par de meses (lo cual siempre ayuda al análisis) las preguntas caen de cajón: ¿es el desastre esperado? ¿Barnes está realmente acabado? ¿mejora respecto al nefasto antecesor? Pues veamos...

Lo primero, que nobleza obliga: lo han intentado. Cuatro inéditos años se han tomado para lanzar este Killing for revenge, lo cual evidencia que Chris + Jack Owen sintieron el golpe por lo que han intentado volver con algo de nivel (comenzando por la portada, a cargo de Vincent Locke, el mismo creador de las primeras de Cannibal Corpse). El problema es que jamás Six feet under ha sido una banda particularmente innovadora y si a eso agregamos el desgaste vocal de Barnes, que decir, es poco lo que se puede hacer. Por esto mismo es que seguramente la banda intenta abrir de manera agresiva mediante el tridente 'Know-nothing ingrate' + 'Accomplice to evil deeds' + 'Ascension', diez minutos donde la agrupación acelera a fondo y recurre al manual death para generar impacto. El resultado es disfrutable, digámoslo, sin embargo basta que los tiempos bajen para que todo comience a caerse a pedazos. A la vuelta de la esquina 'When the moon goes down in blood' suena tremendamente básica desde lo instrumental mientras que 'Hostility against mankind' expone todos los problemas de Chris Barnes en las voces, un tipo que (literalmente) ya no puede cantar, solo berrear frases cortas. Desde lo musical también el asunto impacta, ¿qué es eso que realizan pasado el 1:45? ¿En serio no pueden componer algo menos amateur?

Algo más entretenida parece sonar 'Compulsive', el único tema además donde la guitarra de Jack Owen impone presencia y pareciese desesperadamente con ese solo querer levantar el nivel, muy poco eso si ante un disco que en su segunda parte toca fondo, sobre todo con 'Neanderthal', transformada desde ya en el chiste del álbum, el meme hecho música. Algo que ya ni siquiera da pena, es que te partes de la risa oyéndola. Luego, de la recta final es poco lo que se puede decir más allá de que no se distinguen diferencias entre 'Judgement day' , 'Bestial savagery' y 'Mass casualty murdercide', completamente genéricas todas. Finalmente, que en el cierre te planten un rocanrolazo como 'Hair of the dog' de Nazareth, con Barnes haciendo un completo ridículo en las voces, a mi curiosamente me ha dejado un gusto simpático. Al menos se ríen de nosotros y de ellos mismos, al menos pareciese se pasaron un buen rato juntos grabando esto. Es algo...

El disco es malo. Es cierto que más bajo que Nightmare of the decomposed no se podía caer por lo que alguna cosita acá ha servido para levantar el ánimo pero tal parece que para mucho más Six feet under no está. 

¿Canciones? 'Accomplice to evil deeds'. 'Compulsive' quizás...

3/10
Pésimo.


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