jueves, 31 de enero de 2019

Bring Me The Horizon: Amo (2019)

"Vacío absoluto..."

Seamos francos: nunca Bring me the horizon pintó para nada más que una bandita gritona y tarrienta, digamos, de esas de las que hay cientas hoy en día. Sin embargo, por estos días no ha dejado de sorprenderme la diferencia abismal existente entre el debut de la banda, aquel lejano Count your blessings (2006) y este horror de nuevo álbum que han entregado. Y si, que es cierto que disco tras disco la banda fue mostrando una marcada escasez de ideas al punto de acabar encerrados en un callejón sin salida del que era difícil salir sin repetir ni equivocarse pero con todo, llama la atención el que tan pronto, recién en un sexto álbum, Bring me the horizon se haya quedado sin argumento alguno. 

Podríamos afirmar que la ruta que ha desembocado en amo se inició por allá en 2013 tras la edición de Sempiternal, álbum en donde la banda inició sus coqueteos con la electrónica e inició la retirada de las guitarras para ceder espacio a temas cada vez más melódicos y pasivos. Este camino fue corroborado y acentuado con la llegada de cada nuevo trabajo hasta llegar a este, un álbum que inevitablemente trae a la memoria el perfume de aquel One more light (el lamentable último registro de Chester Bennington al frente de Linkin park) y no por buenas razones. Nos encontramos así frente a un álbum que juega a experimentar, que se lanza de lleno a las maquinitas y teclados, que cuenta con una producción que pretende sonar moderna pero en realidad no es más que empaquetamiento vacío que pretende esconder la evidente falta de ideas en las que están sumergidas canciones como 'Nihilist blues', 'In the dark' o 'Wonderful life', a las cuales ni siquiera la presencia de Grimes o Dani Filth logran rescatar del abismo. En esta misma linea impresiona también el que un disco de cincuenta minutos a los quince ya se haya vuelto todo un tedio. Vaya mérito.  

Suena la ridícula 'Ouch', el pop declarado de 'Medicine', el quiero pero no puedo que es 'Sugar honey ice & tea' (la primera donde Oliver Sykes grita y deja a entrever que se ha quedado sin garganta) y la verdad es que ya queremos salir de acá, que este disco no tiene nada y es una soberana pérdida de tiempo. La recta final de hecho insistirá sobre loops y cuanto arreglo en teclados se les haya ocurrido meter (que acá todo entraba claramente) pero únicamente profundizará la carencia de una banda que por más que intente adornar su sonido suena cada vez más muerta. 

Supongo que desde aquí no les quedará otra que el refrito. Las giras de aniversario (si, giras de aniversario de un disco editado tan solo diez años atrás) ya se realizaron por lo que únicamente les quedará sobrevivir emulando alguna forzada "vuelta a las raíces". Lo que sea, difícilmente sonará más vacío que esto.

1.0 : Espantoso.

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