miércoles, 24 de noviembre de 2021

Mastodon: Hushed And Grim (2021)

"Intenso, extenso, ambicioso, doloroso y creativo..." 

Tras un camino en el metal que tocó techo con Crack the skye (2009) y un posterior giro hacia el hard rock, quedaba por ver que pasos seguían Mastodon, sobre todo tras el decepcionante Emperor of sand (2017), un trabajo continuista que evidenció el desgaste de aquella fórmula que comenzó a gestarse con The hunter (2011) a comienzos de década. Era necesario el cambio de dirección y así lo entendió la banda, quienes han acabado por patear el tablero mediante un álbum intenso, extenso y ambicioso. Y es que hay que ser valiente para en plena era streaming lanzar un álbum doble, algo completamente a contra corriente de lo que hoy vivimos y que invita al oyente a realizar un ejercicio poco común por estos días: sentarse a oír música. La osadía, sin embargo, no se queda sólo en las formas sino que también apunta al fondo con un conjunto de canciones inquietas y diversas, aunque todas con un hilo conductor: la pérdida y el dolor. Recordemos que el álbum está inspirado en la muerte en 2018 de Nick John (manager de la banda), de ahí sus tonalidades oscuras, las cuales tanto en los momentos agresivos como de calma se perciben siempre tremendamente presentes.

Como todo buen disco de rock duro, el álbum abre con dos golpes directos, primero en una vibra muy Gojira (los de 'Another world') con 'Pain with an anchor', donde la batería de Brann Dailor hace lo suyo redoblando todo el tiempo entre guitarras punzantes, con la banda acelerando para incorporar los tradicionales cambio de voces entrando a los coros, y luego con la bestial 'The crux', que junto a 'Pushing the tides' o 'Savage lands' (que sonarán bastante más adelante) entregarán la arista más metal del álbum. Sin embargo, rápidamente Hushed and grim se adentrará sobre sonidos más profundos, con momentos cargados al progresivo y a la psicodelia pero siempre con un eje transversal constante: la emoción. Y es que en cada una de las quince canciones que componen el disco, Mastodon saben encontrar un equilibrio entre estructuras bien pensadas con un sonido honesto y cercano. En este sentido la banda nunca se pierde en alargues innecesarios ni arreglos forzados, todo un mérito considerando lo extenso que es el álbum (son noventa minutos de música). 


Cada canción es por tanto un mundo, con momentos en donde el peso del sonido suena muy emocional como ocurre en 'Sickle and peace' o 'More than I could chew', llegando en esa línea a cotas muy altas en 'Had it all' (con un solo cortesía del gran Kim Thayill de Soundgarden), donde la banda pareciese partirse en dolor, o en los extraordinarios ocho minutos de 'Globbers and dregs' (¿La mejor del álbum? La mejor del álbum), que llegando al cierre del disco da muestras del estado de desate creativo al que se permitieron llegar en esta ocasión, algo que también aparece en los arranques progresivos de 'Peace and tranquility', en la experimentación de 'Dagger' o en el épico cierre que logran con 'Gigantium'.

Ciertamente habrán pasajes que se volverán algo pesados de llevar, como ocurre en la pasada por 'The beast' + 'Skeleton of splendor', balada que se tarda demasiado en encender pero la disculpamos dado que compensan con talento inmediatamente en la melódica 'Teardrinker', quizás la única que efectivamente conecta con lo que la banda venía entregando durante la pasada década. 

En definitiva, Hushed and grim es un álbum que tiene de todo, un trabajo ambicioso y contundente, que sabe cuando apostar por la agresividad y cuando bajar las revoluciones, se desata a momentos y se contiene en otros. No intentan volver a sus inicios pero tampoco continuar con el camino que venían trazando. Se han situado acá en un nuevo lugar y aquello no puede sino emocionar. Admitámoslo, muchos creímos que Mastodon ya no sería capaz de sorprendernos y que habían domesticado en exceso su sonido. Pues bien, acá están... y vaya regreso. Serio candidato a disco del año.

¿Canciones? 'The crux', 'Had it all', 'Globbers and dregs'.

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