"Su excelencia: el anti álbum..."
Matthew Healy es un tipo de 31 años, nació en 1989 y pertenece por lo tanto a esa generación que se encuentra en el limbo entre aquello que fue y lo que es. Es probable que a sus quince años haya escuchado discos de sus artistas favoritos, pero tan pronto comenzó a acercarse a los veinte (y ni hablar al superarlos) comenzó a empaparse por completo de la cultura del playlist, del "lo miro/lo olvido" de Instagram y todo aquello. Esto a propósito del cuarto álbum de The 1975, un disco que se aleja absolutamente de lo que usualmente entendemos por este concepto y más bien entrega un puñado de piezas con poco y nada de conexión entre si. Algunas son canciones tradicionales, otros interludios. Sin embargo, lo increíble es que funciona.
La sensación que deja Notes on a condicional form es que ha podido ser el disco del año y simplemente no han querido. Conscientes de que hoy practicamente nadie compra música en formato físico y armarse un playlist con los temas que te gustaron es lo usual, le han metido al álbum todo lo que tenían, llegando en total a las 22 piezas en 80 minutos de duración, haciendo gala de una verborrea impresionante, asunto que no deja de impresionar considerando que su anterior álbum vio la luz hace menos de dos años (noviembre de 2018 para ser más exactos) y constaba de quince canciones en total. Pero vayamos al detalle...
Si Michael Jackson hoy viviese no me cabe ninguna duda que habría comenzado alguna de sus canciones con un discurso de Greta Thunberg. Pues bien, así han hecho The 1975 con los primeros cinco minutos de disco, en plan 'Heal the world' han instalado un monólogo acerca del cuidado del planeta que roza la parodia. Hablan en serio, sin embargo, ya que a la vuelta de la esquina irrumpirán abruptamente con el alegato punkoide 'People' sonando enormes con su "¡People like people! ¡The want alive people! ¡Stop fucking with the kids!". Luego un interludio instrumental incomprensible como 'The end (music for cars)' (podrían haber cerrado el álbum con esto... pero claro, aquello hablaría de un disco tradicional) que dará paso al beat exquisito de 'Frail state of mind', y vuelven a sonar tremendos, volvemos a enganchar. La lógica esquizofrénica continuará con otro interludio que dará paso a 'The birthday party', un baladón acústico moderno que emociona (¡hasta un saxofón han incluido en su recta final!) e invita a creer que si, es posible crear buen pop en pleno 2020. ¡El punto es que hay que saber tocar algún instrumento!
Desde aquí el disco continuará nadando entre sub géneros, sonarán aventuras que coquetean con ambientes dubstep como 'Yeah I know' o 'I think there's something you should know', medios tiempos poperos melosos como 'The because she goes' , 'Roadkill' o 'Me & you together song' o incluso folk acústico en 'Jesus Christ 2005 god bless America'. Lo increíble es que donde otros estarían acabando The 1975 recién comienza. Hasta aquí el asunto ha tenido calidad pero aún nos queda medio disco.
La segunda parte del álbum abre en plan gospel para luego pasarse al hip hop en 'Nothing revealed / Everything denied', convencen absolutamente para luego volver a lanzarse por la montaña rusa. Destacará el interludio 'Shiny collarbone' (¡al fin uno que si suena coherente!), el pop ochentero que se huele tanto en 'If you're too shy (let me know)', una de las grandes joyitas que nos deja este trabajo, o en el tierno cierre a cargo de 'Guys', pero claro, por supuesto que en un disco tan extenso y donde claramente han metido sin asco lo que tenían, no todo funciona. Los ya mencionados interludios cortan bastante la pasión (aunque ese 'Having no head' en plan Thom Yorke por momentos suena fascinante) y canciones como 'Tonight (I wish I was your boy)', 'What should I say' o la balada acústica 'Playing on my mind' redundan hasta el hartazgo sobre un concepto antes ya trabajado de mejor manera en el mismo disco.
No hay quejas de todas formas, que cada cual es libre de armarse una lista con sus doce favoritas y tener su disco del año. Quizás a futuro The 1975 trance con nosotros y nos regale una maravilla que funcione de comienzo a fin, por ahora, Notes on a condicional form entrega muestras de que creatividad, diversidad de influencias y talento aquí hay de sobra.
8 / 10
Excelente.
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