"Innecesario..."
La lógica del escorpión se supone viene a enderezar las cosas tras aquel tibio Random (2017) y hasta cierto punto podríamos afirmar que la premisa se cumple, es decir, este disco efectivamente desprende una vibra que nos acerca a ese Charly sucio de tiempo atrás (digamos, el post 2000). También el disco posee un tono tremendamente personal (eso hay que dárselo) al punto de que cada canción pareciese querer decir algo respecto al presente del argentino. Ahora, otra cosa es que haya correspondencia entre todas estas nobles intenciones y un conjunto de nivel. Cosa que acá no ocurre.
El disco abre en modo rock con el minuto y medio de 'Rompela', una canción de guitarras que ya había aparecido en el proyecto Kill Gil (ese disco fantasma que tuvo grandes problemas para ser publicado quince años atrás) en donde el vocalista nos invita a "gritar, agitar y no ser cómo los demás". De inmediato eso si, acá se vuelven evidentes ciertas red flags: Charly no canta y tampoco tiene nuevas ideas. De hecho, en adelante el álbum se transformará en un reciclado de viejas melodías. Se sucederán algunos medios tiempos muy livianitos como la popera 'Yo no sé' o 'Medicina N°9' (que se construye prácticamente por completo sobre dos canciones : 'El rap de las hormigas' y 'Rock and roll yo'), así como baladas realmente terribles como 'Te recuerdo invierno', rarezas tipo 'El club de los 27', un blues bastante básico y cliché, además de algún otro tema cargado al rock como 'Autofemicidio'. El factor común (fuera de los mencionados auto plagios) será lo cortos que son los temas (dos minutos la gran mayoría) y la mínima complejidad, la cual se intenta ocultar bajo la producción.
La Cara B del álbum entregará una colaboración con Pedro Aznar en 'America' (que emula la lírica de 'I'm afraid of americans' de David Bowie), rescata 'Juan represión' (una pequeña gran joya setentera de Sui Generis), volverá a recurrir al auto plagio en 'Estrellas al caer' (tiene la melodía de 'Chipi chipi') y versionará tanto a Lennon en 'Watching the wheels' (algo que ya había hecho en Kill Gil, o sea vuelve a recalentar un plato de ese disco) como a The birds en 'Rock and roll star' (traducción del tema de 1967). En toda esta pasada lo más interesante será la inclusión de 'La pelícana y el androide', un tema compuesto por Luis Alberto Spinetta en 1984 y que se supone iba a ser parte del álbum que lanzarían junto a Charly por aquellos años, aunque el flaco la terminó dejando en Privé (1986).
En definitiva, ¿quién es uno par a jubilar a un artista? Por supuesto que nadie. Si Charly García estaba interesado en grabar y publicar esta despedida, estaba en pleno derecho. Sin embargo, las cosas por su nombre: con esto él y sus cercanos lo único que han conseguido es evidenciar su mal estado mediante un conjunto de canciones terriblemente interpretadas desde lo vocal (duele insistir en el punto pero es la realidad) y que en lo musical aportan realmente nada al catálogo del artista.
Charly García es un gigante, su aporte a la historia de la música latinoamericana es indeleble y el culto en torno a su figura será eterno. Más allá de este traspié innecesario.
¿Canciones? 'La pelícana y el androide'.
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