sábado, 10 de junio de 2023

Kesha: Gag Order (2023)

 "De espaldas al pop..."

Tras un inicio de carrera marcado por hitazos estilo 'Tik tok' o 'Die young' la carrera de Kesha poco a poco pareció irse apagando y quedando más cerca del #OneHitWonder que de otra cosa. Si a esto agregamos el conflicto legal con su ex productor Dr. Luke (a quien ha demandado por abuso físico y psicológico), que decir, un álbum como Gag order parece llegar en la forma y tiempo preciso. De la mano de Rick Rubin en producción, en su sexto álbum la vocalista apuesta por el desahogo y la reinvención musical mediante trece canciones que la sitúan de espaldas al pop, en un lugar tremendamente personal, reflexivo e inquieto en materia de arreglos, un viaje que comienza muy muy abajo con una sección inicial marcada la total oscuridad, una que lentamente irá encontrando calma, esperanza y luz. 

Pero lo dicho, que Gag order abrirá en plena crisis. Declarando principios de inmediato en la apertura con 'Something to believe in'. Esta se entrega en plan loop reiterando una línea en particular ("Nunca sabes que necesitas algo en lo que creer cuando lo sabes todo..."), en un llamado a aterrizar con humildad para encontrarse, idea que complementará más adelante entre potentes letras ("Mata el caos, encuentra el equilibrio" o "El ego es el rostro de la tristeza") y arreglos minimalistas que cerrarán con una cruda reflexión final : "Estoy tan avergonzada / Solía abandonarme a mi misma / No puedo creer aún esté viva". Esta misma fórmula será la que se reiterará en la genial 'Eat the acid', repitiendo líneas (en esta ocasión "Tu no querrás cambiar como a mi me cambió") y el concepto, por lo que viene bien que realice un giro hacia lo acústico en 'Living in my head', ¡pero cuidado! Que lejos de ir hacia alguna baladita de amor o similares, Kesha continúa en el lodo hablando de lo complicado que es lidiar con su mente ("No quiero estar más acá / Atrapada en mi cabeza  / No quiero estar más asustada..."), en un doloroso llamado de auxilio en donde se mete incluso con su auto estima ("¿Cuándo terminará? / Estoy tan insegura / No lo puedo soportar y me odio..."). 

De todo el proceso vivido en los últimos años hablará en 'Fine line' (de las mejores), tirando palos de entrada a la industria ("Aquí es donde ustedes, hijos de puta, me han empujado / No se sorprendan si la mierda se pone fea"), refiriéndose al silencio que ha debido guardar por la demanda judicial ("Todos los doctores y abogados me cortaron la lengua / He estado escondiendo mi ira") y cuan perjudicial ha sido esto para su salud ("Estoy en la cima de una montaña con una pistola en mi cabeza"), pero también metiendo varias líneas potentes dignas de toda atención ("Hay una delgada línea entre la genia y la loca / Hay una delgada línea entre estar rota y estar rompiendo..."), las cuales reflexionan respecto a esos límites que han explotado en su cabeza durante todo este tiempo.

"Hay una delgada línea entre soltar y rendirse.
Entre ser feliz y ser jodidamente estúpida.
Entre lo que divierte y aquello que estalla en dolor.
¡Pero ey! Miren todo el dinero que hicieron conmigo" 


Tras una descarga de ira que efectivamente se estaba volviendo muy pesada, el álbum vivirá un subidón que coquetea con el góspel en la cristiana (si, hay referencias a su fe a lo largo del álbum) 'Only love can saves us', dando paso a una sección más optimista y esperanzadora que viene bien, complementando de inmediato con 'All I need is you', entregando un respiro para continuar luego con 'The drama', otra donde Kesha se detendrá en su proceso auto destructivo ("Estoy en mi cama, ojos cerrados, aunque no logro dormir / Existe una violencia en el silencio y ella viene por mi..."), aunque esta vez en entre sonidos muchísimo más explosivos y ruidosos, que incluso ameritaban alguna incursión con el mundo del rock, pues el tema pedía a gritos algo más de desgarro. Como sea, es otro de los temas más interesantes del disco. 

Entrando en la recta final, con la desnuda 'Too far gone' aparecerá el primer momento del álbum en donde se abordará algo que huela a relación romántica como temática ("¿Te estoy extrañando o estoy extrañando lo que solía ser ?"), seguida de una juguetona 'Peace & quiet' (quizás la primera que huele a prescindible en el conjunto), para retomar el minimalismo en un descargo con sus haters en 'Hate me harder' y cerrar en calma con la acústica 'Happy' (que recuerda en su comienzo nada más ni nada menos que el 'A day in the life' de The beatles), reflexionando respecto a su pasado y presente. 

Siempre lo recalco y no dejaré de hacerlo: me gusta cuando interpretes femeninas salen del amor y el desamor, que es lo típico. Lo considero valiente y contra cultural. En Gag order escuchamos a una Kesha re inventada, exponiendo sus momentos más oscuros pero también una búsqueda desesperada por conectar consigo misma. Hay un mundo de diferencia entre aquella artista pop que abría su álbum debut con algo tan adolescente como 'Your love is my drug' y la que oímos en este 2023. Ahí, es probable que muchos critiquen al álbum por sostenerse principalmente en base a sus letras e ideas, dejando de lado lo musical. Seguro estarán en lo cierto. Es algo que suele suceder además cuando un artista tiene en sus manos un mensaje importante que entregar, los arreglos se limitan a crear la atmósfera, más no ser protagonista. Sin embargo, la artista se debe a su momento y aquello a Kesha hay que dárselo: ha entregado el álbum más descarnado y sincero de su carrera. Un paso al frente claramente.

¿Canciones? 'Eat the acid', 'Fine line' y 'The drama'.

7,8 /10
¡Muy bueno!

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