viernes, 11 de mayo de 2018

Janelle Monáe : Dirty Computer (2018)

"Feminista, contundente, directo, personal, valiente, reivindicativo y necesario..."

Ok. Ha llegado (¡al fin!) el momento de que Janelle Monáe visite mi blog. Y es que no es nada fácil abordar a una artista tan multifacética (actriz, música, activista, modelo) y potente como ella sola, una tipa que con cada uno de sus álbumes nos ha propuesto un desafío, discursos y universos distópicos que abordar y analizar al detalle, que nos obligan además a ir por referencias musicales y literarias que complementan cada trabajo. En ese sentido, si bien Dirty computer marca diferencias respecto a sus dos anteriores trabajos no será la excepción en cuanto a la complejidad de la obra, la cual aborda el afrofuturismo en un mundo donde todo aquel considerado diferente/sucio es eliminado, idea que puede comprenderse de mejor forma revisando el trailer de cuarenta minutos Emotion picture (el cual fue proyectado en algunos cines de EEUU previo a la exhibición de Pantera negra (la película) que complementa (o más bien explica) el concepto del álbum.

Partamos comentando que el de 2018 es su álbum más personal a la fecha, un disco donde abandona los personajes construidos para hablar de si misma, utilizando por cierto la metáfora política y reivindicativa como principal herramienta. Y si, Dirty computer es un álbum de astuta protesta, escrito por una mujer negra que vive una situación de privilegio por lo que intenta, desde ahí, entregar su mensaje. Pero es también un álbum con marcadas referencias explícitas hacia la liberación sexual, femenina por supuesto, lo cual se declara desde su apertura (nos saltamos la intro, con participación de Brian Wilson, que me parece aporta poco) a cargo de 'Crazy, classic, life', ahí Janelle es directa lanzando lineas tales como "Joven, negra, salvaje y libre. Desnuda en una limusina. Yo solo quiero una fiesta dura. Quiero sexo en la piscina. Solo déjame vivir mi vida..." o "No quiero un anillo de diamantes. No quiero desperdiciar mi juventud. No quiero vivir de rodillas. Solo quiero decir la verdad...", con salida del closet incluida (recordemos que la mujer se declaró pansexual hace poco en la Rolling Stone), aspecto que además coincide con su declarada admiración hacia el fallecido Prince, con quien compartió muchísimo en sus inicios e incluso participó antes de su partida en este álbum, lo cual se traduce en las guitarras y teclados de la fantástica 'Make me feel' e incluso en los aires que posee el cierre del disco en 'Americans'


Las referencias directas a la liberación continuarán con la adictiva 'Take a byte' ("No soy el tipo de chica que le mostrarías a tu madre. No miento / Prueba una mordida. Ayúdate a ti misma. Está bien. No lo contaré..."), donde realiza un elegante juego de palabras entre "mordida" y el mínimo elemento de memoria en un computador, y en la popera 'Screwed' ("Verás, todo es sexo excepto el sexo, que es poder") para dar paso luego al momento más alto del disco, primero con 'Django Jane', donde Monáe sube al trono y desenfunda un rap furioso e iracundo, un monólogo de la vagina - descrito así por ella misma, el cual se complementa con la exquisita 'PYNK' (que cuenta con Grimes en los coros), una apología a la femineidad desatada ("Como tus dedos en mi...") y la genial 'Make me feel', con el ya mencionado aporte funkoide por parte de Prince


Pasando el mejor momento del disco este me parece vive un pequeño bajón, mostrando ahí su única pata coja. 'Got the juice' (con un fraseo que recuerda el 'Hollowback girl' de Gwen Stefani) cuenta con la participación de Pharrel Williams y funciona en su tono divertido pero se alarga innecesariamente un par de minutos por sobre lo necesario, lo mismo con 'I like that', que no suena tan inspirada como el resto del conjunto y contrasta con la desnuda franqueza que desenvuelve el único tema romántico que contiene el disco: 'Don't judge me' ("¿Qué tal si te beso justo ahí? ¿Temblarás por dentro o solo llamarás una noche? ¿Qué tal si te hago un show? Podrías tocar si gustas...justo ahí. ¿Si te beso pensarás me sentía solitaria? Pero no me juzgues, se que tengo mis temas pero estos se ahogan cuando te beso...").

Finalmente, tras el llamado a no confundirse con las religiones y simplemente usar las palabras del amor, en voz de Stevie Wonder, llegará otro tema muy honesto y personal, 'I'm afraid' que es pura intensidad y el cierre definitivo a cargo de la contundente defensa de su tierra en 'Americans', que retomará la dinámica con el espíritu de Prince nuevamente tan presente en el álbum.

En definitiva, Dirty computer da muestras de una artista tremendamente inteligente a la hora de plasmar sus mensajes. Un disco conceptual que apuesta por un sonido más moderno en relación a sus dos primeros trabajos y ahí, en el nudo del álbum se entrampa un tanto (por buscarle algo en realidad), así como también no contener "hits inmediatos" dado que se concentra fuertemente en los aspectos líricos y mensajes a entregar, ¡pero que va! ¡Qué ella haga lo que guste! ¡Sin concesiones! Que la miel no está hecha para el asno y eso siempre se ha sabido. El álbum es potente y contundente, directo y necesario, personal y valiente. Tiene todos los condimentos para pararse a aplaudir a esta pequeña gran mujer que avanza en su carrera, hasta ahora, sin temer a nada.

9,2 /10
¡Brillante!

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