jueves, 22 de diciembre de 2016

Manuel García : Harmony Lane (2016)

Gratos momentos parcelados.

Los dos primeros discos de Manuel García fueron relativamente similares (digamos, el clásico álbum debut y sus respectivas sobras), sin embargo, desde ese entonces al chileno hay que darle un mérito: no ha vuelto jamás a repetirse. Incursionó en el pop y las guitarras en S/T (2010), coqueteó con las maquinitas en Acuario (2012) y el folclore de raíz en Retrato iluminado (2014). Hablamos por ende de un creador que a estas alturas ha roto sus propias barreras y parece no encontrar límites. 

Ahora, si algo le faltaba al cantautor chileno era viajar a los Estados Unidos, Pensilvania para ser más exacto, y durante diez días encerrarse en un estudio a grabar un álbum que de alguna manera pretende enlazar el country norteamericano con las raíces folclóricas propias de aquella patria. El experimento se enmarca, sin lugar a dudas, entre las cosas más arriesgadas que Manuel García ha desarrollado en su carrera y surge por cierto a partir de la cercana relación que el cantautor generó tiempo atrás con el productor Craig Tatcher

La influencia del músico norteamericano en materia de guitarras acá se torna evidente en temas como 'La voz del trueno', 'Sobre los campos' , 'El rancho' o 'Se afeita el diablo', las cuales conviven con medios tiempos bastante atractivos como 'Maniquí', que destaca gracias a sus fluctuaciones, o 'Extraño animal', que con su intensidad creciente también convence. Mientras que en una pasada más tradicional destacan baladas como 'Diamantes', 'Venga la vida' o 'Camino a casa', tres joyitas que llegan para sumarse al cancionero imprescindible del autor. 

Ahora, hilando fino, el chileno suele pecar a la hora de cerrar sus álbumes y esta no ha sido la excepción. Valentía y coraje sobra en Harmony Lane, sin embargo, una canción como 'De nombre Violeta' al no contar con alguna vuelta llamativa no logra explotar jamás, y por ende, no emociona. Algo similar ocurre con 'Un hombre, un caballo, una guitarra', que aporta poco al conjunto mientras que los temas country no son capaces de ir más allá del prototipo clásico de temas de folk gringo (digamos, slide + estrofas que se suceden unas tras otras), por lo que fallan como resultados pese a que la mayoría de estas cuenta con grandes letras. 

Nos quedamos así con un disco en general irregular, que claramente cumple en parte importante de su duración (incluso regala tres o cuatro grandes temas) pero en el canción a canción encuentra espacios que mucho más allá de la curiosidad no llegan. 

6,5 / 10
Cumple y algo más....


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