Hay discos que cuesta reseñar. Te tomas un tiempo tras su salida (o filtración digámoslo), los escuchas bastante, vas por la discografía, cueces una serie de ideas a fuego lento, revisas el presente del artista, su contexto, le das vueltas y vueltas a la música antes de escribir de ellos para así lograr llegar a un juicio, aunque siempre subjetivo, relativamente informado. Pero hay otros que no y Green day es una banda que lleva un tiempo largo entregándonos álbumes de esta segunda especie, de esos que a la primera pasada mostraron todas sus cartas.
A estas alturas del partido no queda más que concluir el que American idiot (2004), pese a haber sido uno de los discos más importantes de la pasada década, no fue más que un veranito de San Juan en la discografía de Green day, digamos, un álbum que nos ilusionó con una segunda década gloriosa para la banda pero que en realidad fue un espejismo que se llevó la última gota de creatividad que estos tipos podían tener. El caso es que cinco años más tarde (si, cinco años se tomaron) intentaron con 21st century breakdown (2009) repetir el chiste de manera forzada, luego en 2012 recuperar la chispa con el excesivo triplete conformado por ¡Uno! ¡Dos! ¡Tre! para cuatro años más tarde regresar con Revolution radio, el "más de lo mismo" de la temporada.
Tan mal no comienza este álbum. 'Somewhere now' es un medio tiempo que en su labor introductoria funciona (aunque se hace algo larga), mientras que 'Bang bang' pese a ser auto plagio descarado de 'St. Jimmy' (del mencionado American idiot) resulta ser un tema contagioso, uno que al menos en vivo funcionará. Sin embargo, con 'Revolution radio' ya todo comenzará a aburrir, con un coro para el olvido y un riff que lo podemos encontrar en cualquier (remarco: cualquier) álbum anterior de la banda. Más adelante la batería de Tré Cool logra rescatar a 'Say goodbye' del tedio y nuevamente nos ilusiona con lo que podría venir pero en este ir y venir aparecerá 'Outlaws', una desabrida balada rock, y desde acá el asunto no volverá a repuntar. Tanto 'Bouncing off the wall' como 'Still breathing' huelen a relleno del peor, mientras que 'Youngblood' cae en gracia gracias a los aires a Warning (2000) que contiene, pero seamos honestos: más allá de la nostalgia el asunto no llega.
Dentro de toda la recta final cuesta realmente encontrar algo destacado, pero ahí 'Forever now', con su estructura cambiante aporta algo de frescura siendo esto lo único que los últimos quince minutos de música aportan.
No me parece que exista problema alguno en que una banda ande corta en creatividad y repita ideas hasta el cansancio, como ha hecho Green day durante los últimos diez a doce años, el problema se da cuando además de poco creativo un disco es aburrido, cuando solo dos o tres canciones algo te dicen mientras que el resto parece haber sido compuesto en un lamentable piloto automático, como ocurre en este caso. By the way... ¿Qué ha pasado con el bajo de Mike Dirnt? No lo oímos desde hace demasiado tiempo.
¿Canciones? 'Somewhere now' y 'Say goodbye'.
4 / 10
Malo.
Pinche puto :'v
ResponderEliminarRevolución radio...se canto a más no poder en todos los gigs de Green day...así es que amigo puedes irte a la fucking shit..con tus comentarios
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