Caminante no hay camino...
El chileno Manuel García sigue abriendo caminos al andar. Todo aquello que ha caracterizado su carrera, el ser un tipo creativamente inquieto, valiente y talentoso se ve expuesto en su nuevo trabajo: Retrato iluminado. Y es que el hombre podría haberse conformado tras Pánico (2005) y Tempera (2008) con el nicho de fans conseguido hasta en ese entonces y haberse dedicado a componer "Viejos comunistas" o baladitas a lo "Hablar de ti" una y otra vez, asegurando suspiros y aplausos. Sin embargo, disco a disco ha optado por escapar de la comodidad, en 2010 se acercó al formato de banda rock con S/T para posteriormente en 2011 coquetear con la electrónica y los teclados llegando a sonar casi irreconocible en Acuario, un disco que seguro a más de alguno dejó mirando el techo con cara de desconcierto. Tres años han pasado de aquello y Manuel García regresa con 19 canciones repartidas en álbum doble que vuelve a dar señales del tremendo momento que vive el artista a nivel creativo.
Lo interesante de la propuesta de García es lo desafiante que resulta ser incluso para sus propios admiradores, y con Retrato iluminado el hombre ha vuelto a acelerar a fondo arriesgando el pellejo y el prestigio. Nos ha regalado dos discos en esta ocasión, el primero resume de buena forma su carrera al día de hoy, canciones como "La luz", "Letras chinas" o "La flor rubí" retoman el rock exactamente donde S/T lo había dejado (recuerdan también la simpleza de su ex banda Mecánica popular), "La aguja" o "María" contienen ese grado de desnudez y sensibilidad de sus primeros dos álbumes (hermosas ambas, sobretodo la primera), hay un guiño a la oscuridad de Acuario en "Raíces" o "Tu sombra de mí" y la sorpresa llega con "Medusa", que muestra a García jugando con rancheras y saliendo bastante bien parado. Hasta acá no hay demasiado donde reparar, sin embargo, con la llegada del instrumental "El clan Parra" (instrumental que seguro sacará alguna lágrima nostálgica entre los viejos amantes de Los Tres) comienza otro álbum y de paso, verdad sea dicha, uno que otro tropiezo.
El segundo disco de este trabajo nos muestra a un Manuel García entregado al folclor, y como este no es su terreno natural, se ha asesorado por Ángel Parra (padre) y Ángel Parra Orrego (hijo) , el primero colaborando en voces y narración de algunas canciones mientras que el segundo en la producción. En esta búsqueda el álbum pierde algo de naturalidad, continuidad e identidad. La ya mencionada "El clan Parra", por ejemplo, parece puesta a la fuerza y no se entiende que pinta dentro del trabajo, de igual forma las participación del gran Ángel Parra (padre) encuentra los momentos más altos de esta segunda parte del disco pero su aporte jamás cuaja con García, es más, llega a salvarlo en "Retrato iluminado" (la canción) y se roba el protagonismo en "Noche montuna", "El diablo" y la fantástica "El huerto de los deseos". Y es que Cuando Manuel García aborda el folclor el asunto no fluye de manera tan perfecta como si ocurre con el viejo Parra, el oficio que a uno le sobra al otro se le extraña y aquello se evidencia en la falta de chispa de canciones como "Cachimbo pues" o "Caballito de mar". De hecho, donde mejor se percibe a Manuel García es en "Carbón" o "Canción del desvelado", temas que le suenan propios y podrían haber entrado en el primer disco sin problemas. Finalmente "Pupila de águila", original de Violeta Parra, acaba como una bonita anécdota a la hora de cerrar un ambicioso pero confuso segundo disco.
No se le puede criticar la ambición a Manuel García, de hecho desde acá la celebramos. Sin embargo, las cosas como son, Retrato iluminado funciona muy bien en su primera parte, resumiendo de buena forma el cóctel de influencias que el cantautor ostenta pero tropieza en la segunda, no porque tenga malos temas sino porque pierde naturalidad y por momentos no parece un disco de Manuel García e incluso a ratos dan hasta ganas de que Angel Parra aparezca en más canciones. Con todo, estamos frente a otro gran disco de uno de los artistas chilenos más valientes de los últimos años, y no exagero.
7 / 10
Muy bueno.
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