Honesto y talentoso regreso.
Toda banda de metal que aspira a la masividad necesita ese disco que les acerque a un público ubicado fuera del nicho, y digámoslo desde ya, eso es lo que los Behemoth han buscado en este, su regreso tras cinco años de silencio. Pero antes, hagamos algo de historia: la carrera de el trío polaco venía subiendo como la espuma desde hace mucho, al punto de haberse convertido en banda de culto durante la última década. La banda fue siguiendo un camino de auto superación en donde cada disco parecía competir con el anterior en brutalidad, técnica y blasfemia. Para muchos Behemoth tocó techo con Zos kia cultus (2002) o Demigod (2004), mientras que otros consideran a Evangelion (2009) como su gran obra. Lo cierto es que este camino se vio interrumpido de manera abrupta en 2010 con la noticia de la leucemia que afectó a su vocalista y principal compositor Adam Nergal Darski, el cual debió someterse incluso a un trasplante de médula ósea para poder sobrevivir. Este hecho provocó evidentemente un parón indefinido de la carrera de Behemoth y cierta incertidumbre con respecto al futuro. Por todo esto, The satanist viene a ser un álbum muy especial, el primero tras la enfermedad de Nergal pero también uno que desde lo musical evidentemente intenta marcar un antes/después para la agrupación.
En dicha dirección, la sorpresa resulta agradable. Nos hemos encontramos finalmente frente a un álbum fabuloso en múltiples sentidos y desde ya uno de los candidatos a estar en los recuentos de fin de año. Un disco que conserva los elementos clásicos de Behemoth, que sostiene todo ese misticismo en torno al trabajo temático de la banda (con simbolismos y letras que mantienen al cristianismo y las religiones como principal blanco) y lo complementa con un sonido suficientemente agresivo como para conservar la esencia de los polacos pero entregando matices suficientes como para acercar a nuevos públicos, incluso para quienes no sean tan amantes de la música extrema.
A diferencia de los últimos álbum de Behemoth, los cuales se encontraban muy centrados en la brutalidad y velocidad (para que ir tan lejos, basta ir por Evangelion para corroborar) , The satanist detiene un tanto los tiempos acercándose a un sonido mucho más oscuro y que inclina la balanza por momentos hacia el black. Por supuesto que encontramos velocidad acá en temas como 'Furor divinus', la ganchera 'Oba pro nobis Lucifer', 'Messe noire' (ojo a la sección melódica a partir del 3:05, que es manjar) o en la maravillosamente caótica 'Amen', sin embargo, de igual forma el disco se inclina por momentos más siniestros y calmos, en la partida a cargo de 'Blow your trumpets Gabriel', en 'The satanist' (la canción) o 'Ben sahar'. Para el final del álbum la banda se da algunos gustos, como aquellas pausas acústicas que aparecen en 'In the absence ov light' o el épico y emocionante cierre que es 'O father O Satan O sun!', siete minutos que se instalan entre lo más grande que ha realizada la banda en su carrera.
Nergal (un tipo genial a estas alturas) habló de que The satanist sería un trabajo muy emocional dado el momento personal que vivió durante los pasados años y la verdad es que así ha sido. Y acá quisiese destacar algo: habría sido sencillo volver con un disco enfocado en la técnica y la brutalidad llevada al extremo, sin embargo Behemoth ha vuelto tras cinco años de silencio con un álbum por sobre todas las cosas honesto, un trabajo que cuenta con mucha diversidad de tiempos y eso lo hace fácil de oír, que musicalmente se encuentra ejecutado e interpretado de manera soberbia, con composiciones sólidas, siempre interesantes y equilibradas. Un disco que no ha sido compuesto en piloto automático y aquello me parece enorme. De los grandes discos que nos habrá dejado esta década, que duda cabe.
9 / 10
Brillante.
Brillante.
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