Aprovechando el viento a favor.
He llegado casi un año tarde con esta reseña pero acá estoy
para saldar la deuda con uno de los álbumes más sólidos que se pudieron oír
en 2013. Sunbather debió estar encumbrado bien arriba en mi recuento de fin de año pero, como mencionaba en un inicio, he llegado tarde a ellos y he ahí la razón de mi (casi imperdonable)
omisión. Pero bueno, hecha la aclaración, voy por el disco…
No descubre la pólvora Deafheaven con este brillante
álbum pero si han explotado de manera magnífica una fórmula a la que otros ya
habían hincado el diente en el pasado. De hecho, no hace mucho acá en el blog hablé de Alcest, una de las tantas bandas que enlazó en el pasado elementos de black
metal con atmósferas cercanas al post rock y el llamado shoegaze (en la tentación muchos han llamado a esta
combinación blackgaze). Entonces, la combinación de un sonido extremo y brutal con ambientes cargados de calma y sensibilidad había sido explorada por otros pero (y acá si me la juego) creo que muy pocos lo habían logrado de manera tan notable como Deafheaven acá lo ha hecho y he ahí el mérito, sobretodo considerando el que la banda se mete de lleno en un mundo en donde los híbridos tienden a ser muy mal mirados. Bien sabemos que la fanaticada metalera rechaza todo aquello que "traicione" el purismo de una fórmula. Hay desprecios emblemáticos, como el vivido por Metallica durante los años 90's o la indiferencia con que muchos han mirado el giro hacia el progresivo de Opeth en sus más recientes trabajos. Sin embargo, tal parece que Deafheaven viene incluso a reírse de todo esto, se presentan en vivo con estética de banda indie promocionando un álbum cuya portada es de color rosa. ¿Declaración de principios o estrategia comercial? Da igual, si la música funciona, a mi al menos todo ese rollo estético me da exactamente lo mismo.
Debutaron en 2011 con Roads to Judah y sorprendieron dada la madurez de su sonido. Dos años después han regresado con un disco que perfecciona la fórmula del debut. Sunbather combina las guitarras estridentes de Kerry McCoy con los gritos desorbitados de George Clarke (al tipo no se le entiende una palabra de lo que "canta" sin embargo logra aportar un componente de ira al sonido) y enmarca estos dos elementos en medio de un buen trabajo melódico, que contiene varios cambios de tiempos en donde incluso hay espacio para tres piezas instrumentales, todo de la mano de Jack Shirley en producción quien ha sabido encontrarles el punto.
Todo este ir y venir se expresa de manera extraordinaria en los nueve minutos que abren el disco, "Dream house" es caos enmarcado en una estructura reconocible, un doble pedal que no da tregua, exquisitos juegos de guitarras que tras cinco desbocados minutos encuentran una pausa y posteriormente un emotivo cierre. Lo mejor del álbum se encuentra en su primera mitad, la mencionada "Dream house" seguida de la calma de "Irresistible" conectan perfecto con la velocidad de "Sunbather" (la canción), otro momentazo que va subiendo en intensidad mientras corren los minutos para acabar explotando y retomar la calma en su cierre. Sin embargo, para mi el álbum pierde fuerza en su segunda mitad al entrar a repetir las fórmulas en canciones como "Vertigo" o "The pecan tree", el "lento/rápido/más rápido/lento" ya se vuelve algo predecible y pierde el factor sorpresa que en un inicio había convencido.
La cercanía musical de Deafheaven con el post rock y aquella estética alejada de la oscuridad europea/tradicional del mundo del black metal le ha abierto las puertas a la banda en lugares donde nunca se había hablado ni comentado acerca de música extrema, de igual forma los tipos han sabido aprovechar la corriente, explotar la fórmula y nos han regalado dos álbumes de calidad. Veremos con el tiempo si esto se desinfla o logra madurar hacia otros estilos de manera tan interesante como lo ha hecho hasta ahora, nos quedamos eso si con este notable Sunbather, uno de los mejores discos que vieron la luz en 2013.
8,8 / 10
Brillante.
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