jueves, 18 de enero de 2024

Tesseract: War Of Being (2023)

 "Dramatismo, tensión y catarsis..."

En la escena metal actual nos encontramos con una serie de bandas jóvenes dispuestas a desarrollar un metal progresivo con aires djent y marcados tintes emocionales, siendo Tesseract una de ellas. Para su quinto álbum se han tomado una pausa inédita de cinco años (pandemia incluida), lo cual ha derivado en un trabajo que sostiene la línea del antecesor Sonder (2018) con el importante detalle de que esta vez han intentado llevar la experiencia un paso más allá, complejizando las estructuras entre canciones intrincadas pero sin perderse en la técnica, manteniendo siempre presente ese elemento particularmente sensible en sus canciones, cada una siendo un mundo en si misma con idas y vueltas llenas de dramatismo, tensión y momentos catárticos. Puede que lo anterior sea un tope importante para quien se enfrente al álbum pues estamos ante un trabajo que requiere inmersión y complicidad por parte del oyente (de hecho, se recomienda oír con un buen equipo de sonido o audífonos), pero bueno, no vamos a culpar al artista por esto, que Tesseract han hecho el trabajo y somos nosotros quienes debemos saber valorarlo. 

El álbum abrirá con 'Natural disaster' y la propuesta se desenfunda de inmediato. Los primeros segundos son de peso (con esa producción moderna que "contiene" a las guitarras eso si) y desde ahí la estructura irá armando climas de tensión y desate con el sonido. Mucho más cerebral se percibirá algo como 'Echoes' mientras que los seis minutos de 'The grey' volverán a girar hacia la arista más dura de la banda, con un Daniel Tompkins que desde ya comienza a mostrar credenciales con su trabajo vocal, yendo arriba y abajo a placer, algo que se confirmará más adelante en la increíble 'Legion', una verdadera exhibición en cuanto a interpretación y dramatismo, aunque si es la que más les acerca a lo que han realizado con maestría otras bandas del estilo, como los noruegos Leprous, por ejemplo. 

En la segunda parte del álbum encontraremos temas como 'Tender' o 'Sirens', dos que tienden a redundar sobre las atmósferas y funcionan casi como puentes para cosas más complejas, como los once minutos de 'War of being' (el gran coloso del álbum claramente) o 'Burden', la joya oculta del álbum gracias a su entramado electrónico y exquisita producción (es un verdadero deleite para el oído el como se entrelazan los instrumentos en la mezcla), una además donde la banda sabe ir aumentando la temperatura e intensidad a placer y se luce en aquello. 

Para el cierre los nueve minutos de 'Sacrifice', notables nuevamente, y la sensación de estar ante uno de los grandes discos que nos habrá dejado 2023. Tesseract han potenciado su fórmula progresiva/dramática y la han sabido llevar a tope. A momentos pareciese ser que el plato está siendo demasiado empalagoso (siendo este su único defecto), lo cual también presenta un desafío no menor a futuro, el clásico: ¿Y ahora qué? ¿Simplificar los caminos? ¿Ir en búsqueda de coros más memorables y recordables (como han intentado hacer sus pares Haken, por ejemplo)? El tiempo dirá, por ahora, es obligación disfrutar su presente. 

¿Canciones? 'Legion', 'War of being' y 'Burden'. 

8,5 / 10
¡Excelente!

lunes, 15 de enero de 2024

Peter Gabriel : i/o (2023)

 "Oda a la belleza..."

A muchos se nos aceleró el corazón en 2016 cuando un single como 'I'm amazing' vio la luz. ¿Es qué finalmente llegaría tras casi dos décadas el sucesor para Up (2002)? Sin embargo, falsa alarma. El tema formó parte de una colección de b-sides por lo que nuevamente debimos resignarnos, llegando con los años incluso a temer que el ansiado regreso de Peter Gabriel no llegaría y deberíamos conformarnos con sus discos de versiones sinfónicas y/o compilaciones varias. Finalmente, y cuando nadie lo esperaba, en 2023 comenzaron las buenas noticias: canciones que sistemáticamente durante el año fueron publicándose (una por mes, en cada luna llena) y armando lo que finalmente se transformó en i/o, doce canciones que en poco más de una hora configuran el regreso formal del genio inglés. ¡Al fin! Vuelve además en concordancia con lo que es, sin olvidar su obsesión por el buen sonido y la experiencia completa que engloba su propuesta, entregándonos el disco en dos versiones (bright/dark), ambas con sutiles diferencias en la producción. 

En cuanto a lo estrictamente musical, i/o funciona como una respuesta respecto a lo que fue el Up, como una carta que ha tardado tiempo en llegar pero que al fin ha arribado a su destino. En esta ocasión Peter Gabriel de manera evidente ha intentado atenuar su tendencia a las atmósferas oscuras que acabaron inundando aquel trabajo de 2002. En ese sentido, i/o debe ser su disco más accesible desde aquel glorioso So (1986), y me salto intencionalmente a Us (1992), que maquilló su oscuridad mediante un temazo pop como 'Steam' pero verdad sea dicha, fue también un álbum de difícil acceso en su propuesta. Pues bien, aquello es lo que Peter ha intentado matizar en su más reciente álbum, alternando de manera estricta piezas alegres y optimistas con otras íntimas y lúgubres, entregándonos un disco de dos caras bastante marcadas pero que se entrelazan en total perfección. 

De ahí que abra con algo como 'Panopticom', cristalina y pulcra en su apertura entre cuerdas y electrónica subterránea, mecánica en su relato y explosiva en sus coros, un hitazo de proporciones dispuesto a mostrar credenciales de inmediato. Le seguirá una juguetona 'The court', marcada por esa línea que va cortando el tema de tanto en tanto ("...and the court will rise while the pillars are fall") y desde acá, el ir y venir mencionado. Se sucederán una serie de temas esperanzadores como 'i/o', donde Peter reflexiona humildemente respecto a nuestra conexión con la naturaleza declarándose "parte de todo", la fiesta que representan tanto 'Road to joy' (con participación de Brian Eno) como 'Olive tree', o una tierna 'This is home' (con énfasis en las percusiones). Se le oye feliz a Peter en estas y aquello emociona, de ahí que el contraste con cosas más delicadas funcione, yendo abajo al piano en 'Praying for time' o 'So much', a la electrónica minimalista en 'Four kind of horses' (pequeña gran joya del disco, una pieza que desborda en emoción) o 'Love can heal', y cerrando en total calma con 'And still' + 'Live and let die'. Varias de estas se extenderán por sobre los seis minutos pero lo dicho, que Peter no ha querido cometer el mismo error de Up, donde le quedaron muchos temas largos y pesados seguidos, entonces ha querido matizar con cosas más breves y derechamente alegres. 

El tiempo sabrá situar este i/o en el lugar que corresponde, que ahora cuesta ser objetivo con la emoción en los dedos. En contra juega el que no reinventa nada y recurre a sus trucos habituales, a favor lo hermoso del resultado, la oda a la belleza que representan cada una de las canciones que Peter Gabriel presenta, sin desperdicio y donde cada una revela una magia particular. Bendito sea...

¿Canciones? 'Panopticom', 'Four kind of horses', 'Road to joy'. 

8,2 / 10
Excelente.

viernes, 12 de enero de 2024

Myrkur: Spine (2023)

 "Solo insinuaciones..."

Seguir pegándole a la danesa Amalie Bruun (a.k.a Myrkur) por su abandono del metal a estas alturas del partido me parece un completo sin sentido. Sobre todo considerando el que apenas en su segundo álbum (Mareridt, 2017) la mujer giró con fuerza hacia su arista más folk/pagana, es decir, rápidamente se sinceró y asumió que difícilmente la música extrema sería lo suyo, línea que acentuó posteriormente en Folkesange (2020), cuya reseña injustamente pasé por alto acá en mi querido blog, y confirma en este nuevo Spine, quizás con el matiz de que esta vez explora aristas un tanto más diversas, insistiendo en su veta más atmosférica pero confrontándola con pasadas cargadas a lo melódico e incluso alguna incursión en los sintetizadores. El resultado no deja de ser interesante, sin embargo, a la hora de llevar todos los ingredientes a cocción hay algo que no funciona bien, dejándonos un plato algo amargo como resultado.

Me explico. En Spine encontramos, por sobre todo, diversidad y prueba de esto es su partida, donde dispara hacia distintos lares. Tras una intro dispuesta a situarte en medio del bosque sonará 'Like humans', que es el single claro del álbum, casi cinco minutos que oscilan entre la oscuridad de las estrofas y un coro tremendamente popero. No es un mal tema pero cuenta con un claro problema: la producción. Y es que en el afán de darle realce a la dulce voz de Amalie (la cual carece de potencia, por lo que necesita de "ayudas" para sobresalir) han puesto a la banda totalmente detrás, restándole fuerza a las guitarras y dejando lo que podría haber sido una canción colosal en algo que se cuece todo el tiempo a fuego lento, insinuando una explosión que no llega de manera adecuada. Ejemplo de lo que menciono es el blast beat que meten en la recta final (tras el 3:45), el cual luce completamente fuera de lugar (si vas a darle poder a la batería, ¡dáselo en serio!), incluso estorbando más que aportando. Este fenómeno tenderá a repetirse en distintos momentos del disco, por lo que una canción como 'Mothlike' cuando abraza el synth pop funciona de maravillas pero en cuanto aparece el "peso" (esta vez a los dos minutos, donde Amalie incluso mete unos growls por ahí) nuevamente se entorpece el trámite. Es evidente que la artista ha intentado jugar con ese contraste entre una voz cristalina altisonante con  arreglos "no simétricos", algo que nuevamente intentará conjugar más adelante en 'Valkyriernes sang', por ejemplo, pero claramente no le ha encontrado el punto al asunto. Yo culpo a la producción. 

Por todo esto, cuando la vocalista se asume una especie de Enya moderna en una canción como 'My blood is gold', es cuando mejor suena. Lo mismo en el cierre del álbum con 'Menneskebarn'. La voz de Amalie Brunn es bonita y clara por lo que sin guitarras ni batería y solo con un piano + violines luce como corresponde y todo parece cuajar. De todas maneras, también algo mejor le irá con 'Spine' (la canción) o en 'Blazing sky', gracias a que los tiempos van más lentos, lo cual ayuda a poder conectar con las olas de guitarras que se van soltando. 

La experiencia que Myrkur entrega no deja de contar con momentos atractivos, la paleta que la artista presenta posee múltiples colores y eso se agradece, sin embargo, las buenas intenciones no han contado acá con manos capaces de darle realce y vida al conjunto. Spine es un álbum que insinúa momentos pero rara vez los encuentra como corresponde. 

¿Canciones? 'Like humans' y 'My blood is gold'.

6/10
Bueno, cumple...

Otras reseñas de Myrkur:
2017: Mareridt

martes, 9 de enero de 2024

Panopticon: The Rime Of Memory (2023)

"Desatado y completamente libre..." 

En ocasiones incluso la oscuridad o lo inhóspito puede volverse nuestra zona de confort, que es lo que de cierta forma se percibe tras cada nuevo álbum de Panopticon, el proyecto en solitario del brillante Austin Lunn. Con diez álbumes bajo el brazo sus trazos atmosféricos lucen en cierto modo ya conocidos, le oímos cómodo en ese vaivén que oscila desde un folk dispuesto a situarnos mentalmente en medio de la tranquilidad del más solitario bosque hasta un black metal completamente desatado y lleno de ira. Todo esto se vuelve a expresar en un álbum como The rime of memory, sin ese exquisito factor sorpresa que si estuvo presente en varios de sus álbumes anteriores aunque no por esto con menores resultados. Dicho en simple: sabemos a lo que vamos con Panopticon pero la experiencia sigue siendo satisfactoria, aunque insisto, siempre teniendo claro en donde nos metemos. 

Sin ir demasiado lejos, los veinte minutos iniciales armados por una breve introducción seguida de 'Winter's ghost' por si solos entregan un completísimo panorama de esto que menciono. La secuencia abre con un pasaje extenso acústico y calmo que romperá en black desaforado, generando un ida y vuelta impactante y glorioso, un viaje extenso que no funciona como "música de fondo" mientras cocinas o realizas otra tarea, si no más bien demanda una vivencia completa por parte del auditor, algo a completa contra corriente de lo que vivimos hoy como sociedad claro está. Y es que... ¿quién tiene tiempo hoy para sumergirse en un álbum de setenta y cinco minutos? Sin embargo, el talento de Lunn reside precisamente en dicha capacidad, la de abstraernos del presente, sacarnos durante algo más de una hora de nuestro caos e internarnos en el suyo, llevarnos a su mundo, desatado y completamente libre. 

De esto mismo hablará una canción como 'Cedar skeletons', con claras referencias al espíritu destructivo del ser humano (particularmente con el medio ambiente), una que a diferencia de su antecesora desde un comienzo abrazará un sonido estridente, acelerado y oscuro, marcado por un metal ruidoso donde los alaridos de Lunn apenas se oyen (menos se entienden, incluso leyendo la letra cuesta seguirle) y la estructura se mueve siempre en torno al mencionado caos. Como dato curioso a mencionar está que el tema cuenta con una pesimista y cruda sección en español ("Nuestra patética existencia agrega demasiado peso / Lo que alguna vez fue sagrado ahora no tiene verdades / Nuestra residencia temporal causando daño permanente/ El corazón de la tierra se desangra, solo quedan esqueletos...") vocalizada por un tal Víctor Sánchez (a partir del 4:33). Luego, en una línea similar se moverán los nueve minutos de 'An autumm storm', otra que nos dejará completamente exhaustos debido a que no saca jamás el pie del acelerador. Es la primera también que peca donde Lunn suele pecar: el exceso. 

La experiencia que Austin Lunn propone es desafiante, que duda cabe, llevamos casi cincuenta minutos de música y aún nos queda un tercio del recorrido, el cual se encuentra dividido en dos piezas extensas, 'Enduring the snow drought' que regala pasajes algo más melódicos respecto a las anteriores (una vez más con un quiebre a medio tema) siendo otra que también se vuelve bastante pesada (disculpen la obviedad) hacia su recta final, no así 'The blue against the white', que abrirá con delicadeza para luego ir desatando los trazos black más que interesantes.

Siendo claros, Austin Lunn sigue tocado y aún excediéndose en el minutaje es capaz de entregar álbumes que se encuentran por sobre gran parte de lo que hoy llega a nosotros. Tanto en términos creativos como en cuanto a ejecución. The rime of memory no es un álbum perfecto, en su recta final insiste tanto sobre conceptos sonoros ya antes tratados que inevitablemente redunda, con diez a quince minutos menos hablaríamos de una obra maestra y disco del año, no ha sido así y nos ha dejado "solamente" un disco brillante. Ahora, finalmente, ¿Quién es uno para cuestionar al artista? Que haga lo que quiera, es un regalo tenerlo junto a nosotros. 

¿Canciones? 'Winter's ghost', 'Cedar skeletons' y 'The blue against the white'.

8,8 / 10
¡Excelente!


domingo, 7 de enero de 2024

Christina Rosenvinge: Los Versos Sáficos (2023)

"Tomando aire..."

Mirado a distancia, el camino y la madurez compositiva de Christina Rosenvinge fue construyéndose paso a paso, álbum tras álbum, primero abandonando el sonido adolescente que empapó sus años noventa para dar paso a la mujer sexual, adulta, erótica y desatada en álbumes como Tu labio superior (2008) + La joven dolores (2011), y luego lanzándose a temáticas y sonidos más complejos, exploratorios y oscuros, tanto en Lo nuestro (2015) como en el notable Un hombre rubio (2018). Cinco años han pasado desde este, tiempo en donde la española decidió embarcarse en una serie de proyectos fuera de la música, ligados al teatro principalmente, y de uno de estos (la obra SAFO, enfocada en la mítica poetisa griega Safo de Lesbos) es el que ha acabado por desembocar en su nuevo álbum, treinta minutos de música que adaptan y musicalizan los poemas de Safo, y que curiosamente no parecen ser la continuación lógica que esperábamos tras Un hombre rubio si no más bien una especie de "estación de paso", un álbum donde oímos a una Christina completamente libre (¡era que no!) pero sin el filo o desate que caracterizó a cualquiera de sus dos antecesores. Esto no transforma a Los versos sáficos en un mal álbum, ni por asomo, pero si uno que transmite por lo general sencillez entre canciones no superan los dos a tres minutos de duración y por lo general abrazarán sonidos que antes le hemos oído a la española. 

Abrirá a lo grande eso si mediante un tridente impecable, primero con la preciosa 'Ligera como el aire', donde la vocalista flota sobre un piano con una interpretación tan sutil como inmersiva, para luego pasar a cosillas más pop en 'Poema de la pasión', con el que debe ser el coro más reconocible en todo el disco (ese "Siento que muero de amor...") y a la guitarra acústica de 'Canción de boda', yendo hacia un sonido más folclórico junto a su compatriota María Arnal. De igual forma, ya más avanzados en el álbum encontraremos cosas completamente de manual como 'Hoy duermo sola', 'La manzana' o 'Pajarita', todas ellas moviéndose en una zona de confort conocida de la artista. 

Habrán momentos eso si (que se agradecen) en que el disco se internará en terrenos más áridos y exploratorios, ahí tendremos los sintetizadores de 'Himno a afrodita', los guitarreos y vocalizaciones al límite de 'Fragmentos' o ese genial, oscuro y dinámico cierre que entrega en 'Contra la épica', una que con su beat parece ser realmente de otro álbum (ojalá a futuro fuese por acá, que esta línea parece abrir un camino que seduce). 

A estas alturas, cualquier cosa que haga Christina Rosenvinge logra sonar interesante, incluso cuando la vocalista pareciese trabajar a fuego lento como en este caso, centrándose en lo lírico y dejando lo musical en piloto automático, su propuesta funciona y regala momentos que cautivan. Las canciones que componen a Los versos sáficos parecen un respiro, como quien sale a tomar aire para enfrentar lo que tenga que venir, pero aún así, siempre tienen algo relevante que decir, lo cual es notable.

¿Canciones? 'Ligera como el aire', 'Poema de la pasión' y 'Contra la épica'.

7 /10
Muy bueno.


Otras reseñas de Christina Rosenvinge:

jueves, 4 de enero de 2024

Olivia Rodrigo: Guts (2023)

"Fenómeno del momento..." 

En una línea que oscila entre el punk pop estilo Avril Lavigne y baladas melosas/dolorosas, Olivia Rodrigo llega con su segundo álbum y la misión de asentar una determinada identidad. Como es de esperar cuando hablamos de un producto pre fabricado (digamos las cosas como son), sumado a su juventud, resulta lógico que la norteamericana aborde temáticas de sobra conocidas (desamor principalmente) y musicalmente no explore demasiado fuera de la caja, sin embargo, en dicho contexto un álbum como Guts sorprende gratamente. Primero gracias a uno que otro momento osado y segundo, porque marca diferencias positivas respecto al debut de dos años atrás.

El álbum es liviano en genera, con canciones por lo general de tono infantil/adolescente, algunas que aportan dinámica inquieta cargada a las guitarras como 'All-american bitch', 'Ballad of a schooledgirl', 'Get him back!' o 'Love is embarrising', y otras que apuntan a la balada, ya sea a cuerdas ('Lacy') o sobre el piano ('Logical', 'The grudge'). También encontraremos momentos modernillos en 'Making the bed' aunque los verdaderos highlights del disco aparecerán en el comienzo del álbum cuando la vocalista se sumerja en el rol de bad bitch en cosas como 'Bad idea right?' o la excelente 'Vampire', con seguridad los dos momentos más intensos del disco, los únicos además que se acercan a algo REALMENTE visceral y que dan luces del personaje que Olivia Rodrigo puede decida explotar a futuro. 

Guts en general suena de manual pero no es un mal disco en absoluto, tiene sus cosillas divertidas y hay un tono irreverente que convence, fuera de estar bien compuesto (dicho en simple: cualquier canción del conjunto podría ser un single y funcionar relativamente bien), aunque claro, transmite siempre la sensación de ser un fenómeno del momento más que algo dispuesto a perdurar. El tiempo dirá de todas formas, la chica tiene apenas veinte años y una vida para explorar...

¿Canciones? 'Bad idea right?' , 'Vampire' y 'Making the bed'

6,8 / 10
Cumple y algo más...

martes, 2 de enero de 2024

Resumen Blog 2023 + 10 Grandes Canciones + Playlist


Llegó la hora de ver como anduvieron mis números en este 2023...

¡Lo primero! El global: publiqué 106 entradas durante el año. ¡Cada vez menos! Está muy ocupada la vida. En 2022 fueron 108, 120 en 2021 y 118 en 2020. 

De esas 106 entradas:
12 fueron reseñas de aniversario, 8 a reseñas de 2022, 4 reseñas de conciertos y 80 fueron discos del año, uno más respecto a 2022. 

¿Cómo anduve en términos de género? Mantengo mi tendencia. De los 101 discos reseñados (entre álbumes 2023, 2022 y aniversarios),18 correspondieron a voces femeninas, es decir, un 17%. Algo más respecto a 2022 (15%), 2021 (16%) y 2020 (17%). 

¿Y en términos de procedencia? La mayor parte de los discos de los que escribo suelen venir desde los Estados Unidos y este año no ha sido la excepción (un 47% , aumentando la cifra respecto al 40% de 2022), mientras que escribí de menos artistas ingleses este (22%, versus el 29% de 2022). Saliendo del duopolio, Noruega y Suecia fueron lugares desde donde más escribí (5 discos de cada país), mientras que comenté 3 discos de Irlanda y Canadá, 2 de Australia, Alemania, Chile, México y España, y un disco proveniente de Francia, Islandia, Polonia y Finlandia. 

Y para cerrar, las diez canciones que más me tocaron la fibra durante 2023. 

#10. Noel Gallagher : 'Easy now'
Lo que es respirar melodías. Increíble...


#9. Peter Gabriel: 'Panopticom'
Absoluta y completamente de otra época. Brillante es poco.


#8. Ihsahn : 'Pilgrimage to oblivion' 
Metal sinfónico que muestra credenciales. Enorme.


#7. Riverside: 'Friend or foe?'
Música de nivel para las masas de la que poco y nadie se entera. En otra época habría sido un hitazo. 

 

#6. Haken: 'Lovebite'
Cuando el metal progresivo y el pop se cruzan. Genial


#5. Depeche mode: 'Before we drown'
Memento mori nos dejó varios temazos. Varias de ellas están en mi Top 50 pero el manjar de atmósfera que regala esta, supera todo. Hermoso.


#4. Peter Gabriel : 'Four kind of horses'
Hace mucho una canción no me llevaba a las lágrimas. Se repite el plano Peter en este conteo pero vaya que lo merece. Bendito seas...


#3. Sugur Rós: 'Klettur'
Han vuelto en gloria y majestad. Vaya maravilla de canción y disco nos han dejado.


#2. Lana del Rey : 'A & W'
Obra maestra de canción. Se deja la vida en cada línea pero además musicalmente es atrevida, vanguardista y valiente. Casi ocho minutos gigantes.


#1. Alex Anwandter: 'Ahora somos dos'
La de Lana debió ser número uno quizás. Pero tengo debilidad por el pop de contenido. Si a eso agregamos una historia de amor tan preciosa como dolorosa en su relato, que decir, canción del año para mi.


No fueron solo diez, sin embargo, las canciones que gocé durante 2023, por lo que acá dejo el playlist completo no sin antes agradecer a todos y todas quienes pasan por acá. La idea es siempre compartir sensaciones y emociones. Si en algo ayudo con eso, por pagado me doy. Gracias.