“En paz con su momento...”
En declaraciones Black Francis no se cansa de repetir el que “no esperan nada” tras este lanzamiento y que solamente se han metido al estudio a disfrutar, incluso sin demasiadas ideas trabajadas previamente. Está claro que con dichas palabras también le habla a sus fans: “no esperen demasiado” - es el mensaje. Que ya no son los mismos de treinta años atrás y el lanzamiento de Indie Cindy (2014) + Head carrier (2016) dejó muy claro el que tampoco jugarán a aquello. No han optado por el camino del auto plagio ni el constante homenaje nostálgico a sus inicios, sino más bien han decidido regresar de manera honesta con lo que hoy son y eso se manifiesta en los casi cuarenta minutos que Beneath the Eyrie, un disco que nuevamente mete mano a ese rock melódico e inofensivo que vienen desarrollando desde el regreso y que al menos en el canción a canción cabe reconocer mejora la oferta respecto a su antecesor. Olvídense por tanto de cambios estructurales bruscos, guitarras punzantes, interpretaciones rabiosas y todo eso, sáquense de la cabeza a los Pixies de sus primeros cuatro históricos álbumes, que esto va por otro lado. Lo cual tampoco está tan mal.
Aciertan por ejemplo en la dinámica partida a cargo de ‘In the arms of Mrs.Mark of Cain’, con un buen trabajo de batería + guitarras, seguida de la rockera ‘On graveyard hill’. De ahí en adelante se sucederán una seguidilla de medios tiempos tan pacíficos como regulares, destacando el tierno (?) relato que es ‘Catfish Kate’ que se complementará con las planas ‘This is my fate’ + ‘Ready for love’. Volveremos a despertar, sin embargo, con los remezones que propone ‘Silver bullet’ seguida de ‘Long rider’, donde aciertan con una estructura contagiosa y movediza (viene bien ese breve “Take it away now” más toda esa sección media que repite un “I believe, I believe...”), así como también se agradece el regreso al spanglish que relata ‘Los surfers muertos’, que recuerda la muerte de una surfista llamada Dana. Por cierto, estas dos últimas están compuestas por Paz Lenchantin, actual bajista de la banda y surfista en sus tiempos libres, de ahí las historias relacionadas con el tema.
En la recta final, las guitarras duras volverán a aparecer con ‘St.Nazaire’ para luego volver al medio tiempo acústico en ‘Bird of prey’ y definitivamente sacar el pie del acelerador en el cierre compuesto por ‘Daniel Boone’ + ‘Death horizon’, cerrando así un álbum ameno y contenido, de buenos momentos, que da buena cuenta de una banda que claramente ya no aspira a reinventar ninguna rueda (ni siquiera lo intentan) sino unicamente girar en paz y disfrutar el momento relatando historias inofensivas.
6,5 / 10
Cumple y un poco más...
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