Gracias maestro.
En medio de una cantidad impresionante de compilados, grandes éxitos y álbumes en vivo, el que un artista de la talla de Raphael se decida a editar material inédito se valora y atesora como agua en el desierto. Vuelve entonces el español con un puñado de canciones compuestas por una serie de artistas jóvenes, con arreglos en formato full band y una producción exquisita que rejuvenece y saca partido a su voz, encontrando así un álbum en general ameno y que incluso encuentra uno que otro momento brillante.
Infinitos bailes es por sobretodo un disco diverso y jovial. Abre con 'Aunque aveces duela', con un Raphael que es absoluto protagonista sobre un piano, sin embargo, entrando al coro llega la primera (y agradable) sorpresa: entra la banda y el asunto gana en fuerza. Ahora, si la partida cumple, es con la energía y contundencia de la dupla 'Infinitos bailes' + 'Carrusel' cuando el álbum comienza a vivir con alas propias. Las líricas reflexionan respecto al paso del tiempo desde una mirada siempre optimista por lo que Raphael suena convincente y, digámoslo, en su salsa.
Con 'Cada Septiembre' y 'La carta' el disco muestra sus primeros ripios de irregularidad, ambas suenan muy tradicionales y no logran sostener el nivel, el cual de golpe vuelve a subir con la que con seguridad es la gran canción de este disco : 'Igual (loco por cantar)', una donde el vocalista logra sacar lo mejor de si y, pletórico, demuestra su condición de leyenda. Similar es lo que ocurre con 'La duda desnuda' (escrita por Enrique Bunbury, quien una vez más le regala una pequeña joya) + 'Por ser tú' , que son pura intensidad, y 'Semilla o flor', que conmueve con su sencillez pero potente interpretación. El álbum vive en el nudo (como tiene que ser) sus mejores momentos y acaba por convencer de que el retorno ha sido tremendamente provechoso.
Entrando en la recta final, como el disco ya ha cumplido, se disculpa el nuevo bajón que vive. En toda esta pasada lo mejor aparece con la excelente 'Del principio hasta el fin' (notables esos "Oooohh OoooOoh" a la Coldplay) mientras que el resto sólo se limita a acompañar, cerrando así un disco que todo el tiempo huele a regalo, con un Raphael entregado al máximo y que da muestras de unas capacidades que, pese al evidente e innegable paso del tiempo, aún logran conmover y emocionar.
Con 'Cada Septiembre' y 'La carta' el disco muestra sus primeros ripios de irregularidad, ambas suenan muy tradicionales y no logran sostener el nivel, el cual de golpe vuelve a subir con la que con seguridad es la gran canción de este disco : 'Igual (loco por cantar)', una donde el vocalista logra sacar lo mejor de si y, pletórico, demuestra su condición de leyenda. Similar es lo que ocurre con 'La duda desnuda' (escrita por Enrique Bunbury, quien una vez más le regala una pequeña joya) + 'Por ser tú' , que son pura intensidad, y 'Semilla o flor', que conmueve con su sencillez pero potente interpretación. El álbum vive en el nudo (como tiene que ser) sus mejores momentos y acaba por convencer de que el retorno ha sido tremendamente provechoso.
Entrando en la recta final, como el disco ya ha cumplido, se disculpa el nuevo bajón que vive. En toda esta pasada lo mejor aparece con la excelente 'Del principio hasta el fin' (notables esos "Oooohh OoooOoh" a la Coldplay) mientras que el resto sólo se limita a acompañar, cerrando así un disco que todo el tiempo huele a regalo, con un Raphael entregado al máximo y que da muestras de unas capacidades que, pese al evidente e innegable paso del tiempo, aún logran conmover y emocionar.
3.5 // Muy bueno ! |
No hay comentarios:
Publicar un comentario