Independiente de su errática carrera, resulta imposible hablar de Iggy Pop dejando de lado el cariño que se le tiene por todo lo que representó en algún momento de la historia junto tanto junto a The Stooges como en solitario, más aún tras de la partida de su gran amigo, David Bowie. No olvidemos que a fines de los años 70 ambos escaparon a Berlin (en un intento desesperado por sobrevivir de sus adicciones a la cocaína), lugar donde Iggy compuso (junto a Bowie) probablemente sus dos mejores discos (The idiot y Lust for life, ambos de 1977) mientras que David nos regaló la llamada "Trilogía de Berlín". Razones emocionales hay de sobra entonces para siempre estar atentos a cada movimiento del estadounidense, más aún sabiendo que en esta ocasión se ha reunido con Josh Homme, lider de Queen of the stone age y uno de los regalones del público dentro de la escena actual del rock. Hay quienes creen (o quieren creer) que Homme es uno de aquellos que "convierte en oro todo lo que toca" por lo que quedaba por verificar si en esta ocasión era capaz de levantar la alicaída trayectoria del veterano Iggy, ahora sabemos por cierto que este era el proyecto que mantuvo al guitarrista al margen de aquella fatídica presentación de Eagles of death metal en Francia, en el Bataclan.
Nos encontramos así con un disco de sonido bastante oscuro, donde en general reinan la calma y relatos emocionales. En gran parte del álbum la guitarra de Homme marca presencia, claros ejemplos son 'Break into your heart' o 'Into the lobby', canciones que parecen ser (buenos) descartes de ... Like clockwork (2013) de Queen of the stone age, mientras que en otras es Iggy quien cumple su labor de manera bastante teatral (el hombre lo ha dado todo, que duda cabe), emulando inevitablemente a Bowie en canciones como 'Gardenia' o 'Sunday' y regalando registros desgarradores en 'Vulture' o 'German days'.
No encontramos acá temas particularmente recordables, ganchos potentes que permitan entrar con facilidad al álbum (un poco más de fuerza y agilidad le habría venido bien al disco), sino más bien una idea sonora que se desarrolla con fluidez durante 40 minutos y trae al presente el recuerdo de ese Iggy Pop profundo de fines de los 70's, quien por cierto pareciese siempre hablar en tono de despedida, como si estuviésemos frente al inevitable ocaso de su carrera. Y dadas sus últimas declaraciones, todo parece indicar que así será...
3.0 // Bueno, cumple. |
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