Están los "one hit wonder", aquellas bandas que logran meter un single hiper mega masivo para luego pasar a más absoluto de los olvidos (alguien dijo Spin doctors?!) y los "one hit album", categoría habitada por agrupaciones que generaron ilusiones con su disco debut (o los dos primeros cuando mucho) para nunca más volver a componer algo a ese nivel. Y bueno, todo parece indicar que en aquel remoto lugar del planeta tierra quedarán estancados por siempre los Bloc Party, quienes vienen viviendo un evidente declive creativo desde hace un buen rato a la fecha y por cierto, no entregan señal alguna de recuperación.
No deja de llamar la atención el que una banda relativamente joven se haya tomado cuatro años para editar su cuarto álbum (Four, 2012) y frente a una siguiente jugada nuevamente se tomasen la misma cantidad de tiempo. Dos discos en casi una década es señal inequívoca de que las ideas no sobran al interior de Bloc Party, lo cual se constata al observar los resultados. En 2012 la banda sin realizar nada extraordinario al menos logró cumplir, sin embargo en 2016 han fracasado estrepitosamente, sin lograr ir mucho más allá de las buenas intenciones.
Han abandonado las guitarras para adentrarse esta vez en sonidos electrónicos, jugando con bases y sintetizadores, invitando a ratos al movimiento e intentando equilibrar esto con instantes bastante más íntimos. El álbum abre con 'The love within', la cual pese a sus grotescos teclados me parece de todas maneras una jugada suficientemente simpática como para seguir adelante con el disco, y si bien 'Only he can heal me' no es más que un apéndice de la primera, la bajada de revoluciones que proponen 'So real' + 'The good news' resulta atractiva. Hasta ahí, bien, el problema es que a partir de acá la banda se queda sin ideas por lo que demasiado pronto comienza a empantanar el trabajo entre baladas realmente pesadas ('Fortress') o experimentos eternos que no van hacia ningún lado ('Different drugs' o 'My true name'). Dicho en simple: Hymns ( ¿Himnos?, eso si que es dispararse en los pies con un título) se compone por quince minutos de algo + treinta de absolutamente nada.
Cuesta entender el presente de Bloc party y su final como banda, a no ser por un verdadero milagro, parece ser inminente. ¿Tendrán aún energías para en 2020 volver a intentarlo? Ellos sabrán, pero lo que si tengo clarísimo es que en ese entonces nadie los extrañará.
4/10
Malo.
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