lunes, 30 de abril de 2018

Primordial: Exile Amongst The Ruins (2018)

"Potentes dramatizaciones cargadas de identidad ..."

El mundo del metal sigue regalando perlitas. Hoy abordaré una que lleva un tiempo largo en mis oídos, hablo del décimo álbum de Primordial: Exile amongst the ruins, un trabajo que se mantiene fiel al estilo que suelen entregar estos irlandeses, es decir, un black épico cargado de fuerza, dramatismo e identidad, pero que en esta ocasión se ha trabajado con un tino particularmente exquisito, lo cual sitúa desde ya al trabajo por sobre cualquiera de las más recientes entregas de la agrupación. 

El disco es extenso eso si, son solo ocho temas pero donde cada uno se acerca a los diez minutos de duración por lo que en el global tenemos casi setenta minutos de música los que, sin embargo, y pese a lo denso del sonido que trabaja Primordial, durante gran parte del trámite no se sienten pesados. Esto último resulta meritorio considerando el que, si bien el álbum abre de manera ágil poco a poco se irá adentrando a sonoridades más lúgubres que se adjuntarán a dramáticos relatos. 

Es así como los primeros quince minutos estarán marcados por la intensidad, en primer lugar gracias a 'Nail their tongues', que cuenta con una potente primera parte que rompe a medio tema entre guturales para acabar muy arriba con exquisitos juegos de guitarras, los cuales encontrarán continuidad en la cabalgata incesante que propone 'To hell or the hangman'. Sin embargo, la llegada de 'Where lie the gods' y su incorporación de elementos folclóricos acústicos marcará una pausa en el trabajo, la que se complementará con 'Exile amongst the ruins' (la canción), que es absoluta épica + dramatismo y 'Upon our spiritual deathbed', otra pieza densa que sobrepasa los ocho minutos de duración pero que gana en fuerza en medida que avanza. 

Llegando al cierre, la experimentación correrá por parte de 'Stolen years', una especie de intro que finalmente se alarga por más de cinco minutos y 'Sunken lungs', la cual destacará por un pulso incesante y desatado en batería, para finalizar todo con los diez minutos de 'Last call'. Toda esta recta final me parece quizás el único "pero" que podría encontrarle al álbum, pues me parece que se les ha ido la mano en la búsqueda de un final apoteósico, exagerando el histrionismo y volviendo al disco en exceso espeso, sobretodo en el epílogo. Creo que con un par de temas menos el objetivo se lograba de todas maneras...

Con todo, Primordial vuelve a instalarse como una de las propuestas a seguir teniendo en cuenta dentro del metal y Exile amongst the ruins como uno de los buenos discos que oiremos este año. Un disco que saca partido a la épica de sus relatos, que son verdaderas dramatizaciones musicales.

4.0 // Excelente!

sábado, 28 de abril de 2018

Video : U2 // Love Is Bigger Than Anything In Its Way


El mal gusto de U2 definitivamente perdió todo límite. Conscientes (me imagino) de lo intrascendentes que continúan siendo para las nuevas generaciones, han decidido (intentar) tomarnos el pelo con un video en plan progre para 'Love is bigger than anything in its way', una forzada y sobre actuada jugada que pretende encajar con toda la movida LGBT y caer en gracia con los tiempos que corren pero que honestamente me parece acaba dejando en ridículo a la banda. 

Probablemente la intención no era mala pero el resultado no ha ido hacia ninguna parte clara, fuera de parecer una movida forzada y que se sube al tren demasiado tarde. Lo cual duele, sobretodo considerando que alguna vez los irlandeses fueron absoluta vanguardia tanto en lo estético como sonoro...   

lunes, 23 de abril de 2018

Jack White : Bourding House Reach (2018)

"Pomposo, empalagoso y adjetivos por el estilo..."

Uno de los prolíficos de este comienzo de siglo está de regreso. Jack White, un inquieto por naturaleza, y que de la mano de diversos notables proyectos se ganó un espacio de respeto en el mundo del rock y las guitarras, vuelve bajo la idea de consagrar su carrera en solitario, la cual debutó en 2012 con un más que correcto Blunderbuss pero quemó sus naves un par de años más tarde con Lazaretto, un disco que sin estar mal dejó instalada la sensación de que en aquella dirección el compositor comenzaba a repetirse una y otra vez. Se olía por tanto en el ambiente la llegada de un álbum como Bourding house reach, un disco desafiante y de ruptura, un trabajo en donde percibimos a un White completamente desatado, para bien, para mal y para muy mal.

Cual caballo desbocado, durante estos poco más de cuarenta minutos nos encontramos con un cantautor que ha pretendido dar rienda suelta a su creatividad + influencias y digámoslo, mal no comienza. 'Connected by love', con sus teclados y contagioso coro logra engancharnos y dejarnos atentos a 'Why walk a dog?', una que baja las revoluciones pero que de todas maneras cuenta con cierto sabor que convence. Sin embargo, desde acá se sucederán una serie de temas poco claros, con momentos instrumentales que no van hacia ningún lado y que por largos momentos dan muestras de un artista que en esta ocasión no ha hecho más que mirarse el ombligo. Para muestra, los diez minutos de 'Corporation' + 'Abulia and Akrasia' + 'Hypermisophoniac', una pasada tan pretenciosa como, digámoslo, aburrida. Y de 'Ice station zebra' mejor ni hablemos, terrible. De hecho, cuando White hace lo que mejor sabe hacer (tomar la guitarra y hacer ruido) en 'Over and over and over' no hace sino demostrarnos que fuera de ahí quizás no debería volver a intentar salir...

La segunda parte del álbum continúa moviéndose entre experimentaciones dispuestas a agotar la paciencia de cualquiera y temas sin trascendencia como 'What's donde is done' o 'Humoresque', cerrando así un disco quizás necesario para Jack White pero definitivamente prescindible para el resto de los mortales.

4/10
Malo.


Otras reseñas de Jack White:

viernes, 13 de abril de 2018

Monster Magnet : Mindfucker (2018)

"Luces y sombras  ..."

En el libro de la historia del rock & roll, durante el capítulo dedicado al período post auge del grunge, debería existir al menos una plana dedicada a Dave Wyndorf, quien por casi tres décadas lleva sosteniendo (prácticamente en el anonimato) una lucha personal al mando de insigne banda: Monster magnet. Ahora, de que la carrera del vocalista ha estado plagada de irregularidades, que duda cabe, tanto en lo musical como en lo personal el hombre ha fluctuado constantemente (pagando el costo incluso, imposible no realizar una mención a la increíble alza de peso que vivió durante la pasada década), dejándonos en el camino tanto álbumes de nivel como otros realmente olvidables. Sin embargo, algo hay que darle al buen Dave, y es que ha sido siempre fiel a su ley, entregándose por completo a un proyecto que ha deambulado entre el hard rock y la psicodelia pero que siempre siempre siempre ha sonado honesto. Su más reciente entrega (digamos, con material inédito) data de 2013, año en donde sorprendieron a todos con un notable Last patrol dejando la vara muy arriba frente a un sucesor.

Finalmente, en este 2018, el décimo álbum de Monster magnet vive entre nosotros y el resultado cabe reconocer deja sabor a poco, sobretodo considerando el que fueron cinco años de espera. Y si, que están las dosis de guitarras + energía, concentradas principalmente en los primeros veinte minutos de disco en canciones como 'Rocket freak', 'Soul', el single 'Mindfucker' o 'I'm god', también las piezas más teatrales como la fantástica 'Drowning' (de lo mejor del álbum con sus dramáticos siete minutos) o el magnífico cierre a cargo de 'When the hammer goes down', además de la inclusión de un buen refrito como es 'Ejection' (compuesta por Hawking por allá por el 72')... pero algo falla. El disco tiende a centrarse demasiado en la búsqueda de dinámica y potencia pero deja de lado aquel sonido espacial que la banda tan bien explotó en Last patrol, llegando a sonar decididamente monótono en practicamente toda la recta final con canciones como 'Want some' o 'All day midnight' que definitivamente redundan.

Quizás esperábamos demasiado y es que mal no está Mindfucker, sobretodo considerando el que hablamos de un artista que alcanza ya los 63 años de edad y continúa regalándonos su energía y vitalidad, sin embargo, a causa de su falta de diversidad el disco luce pálido frente a todo aquello que nos provocó su antecesor, por lo que más allá de dos o tres temas realmente interesantes no parece dejará demasiado en nuestros oídos.

6/10
Bueno, cumple...


Otras reseñas de Monster Magnet:

viernes, 6 de abril de 2018

Rivers Of Nihil: Where Owls Know My Name (2018)

"Expansión de talento..."

El mundo del metal sigue regalando maravillas y he acá una que en lo personal llevo disfrutando un buen rato desde su lanzamiento, hace ya cerca de un mes atrás. Y es que los norteamericanos de Rivers of Nihil habían dado que hablar con sus dos primeros álbumes pero ha sido con este monumental Where Owls know my name donde definitivamente han dado el paso cualitativo que toda agrupación que aspira a ser grande necesita. 

Nos encontramos así con un álbum de death metal progresivo desatado, ejecutado con una precisión quirúrgica digna de un conjunto de músicos notables pero que en esta ocasión, independiente del nivel interpretativo que acá ostentan, destacan principalmente por las composiciones logradas, las cuales han elevado el sonido de la banda a otra categoría, a otro nivel. Se conjuga así la ira característica de la música extrema con elementos propios del jazz, pasajes acústicos folk e incluso electrónica, todo esto de la mano de un tino impecable que entrega una fluidez que impresiona. Dicho en simple: el disco suena natural todo el tiempo, lo cual no deja de ser un mérito considerando el cruce de géneros que la banda ha desarrollado. 

La partida da cuentas de todo aquello que menciono. Tras una etérea introducción sonarán 'The silent life' + 'A home' (ojo las lineas de bajo en las estrofas, una exquisitez) , dos que se muestran en un inicio como (soberbios y contundentes) temas tradicionales de metal, cargados al doble pedal, pero que a medio andar encontrarán quiebres que incorporaran desde psicodelia hasta un atinado saxofón. Ahora, quienes abrazaron a la banda en sus dos primeros álbumes encontrarán lo que buscaban en la brutalísima 'Old nothing', un tema más cargado al death técnico y que contrastará notablemente con los ocho minutos de 'Subtle change' (Including the forest of transition and dissatisfaction)', probablemente la mejor pieza de todo el disco, un verdadero viaje cargado al rock progresivo que expande por completo el sonido de Rivers of nihil deambulando sobre una estructura que va desde pasajes calmos hasta explosiones técnicas o de ira muy bien desarrolladas. Que decir, un manjar.

La segunda parte del álbum abre con 'Terrestria III: Wither', un instrumental que con su generación de ambientes mediante guitarras + teclados nuevamente da muestras de la versatilidad y maestría de la banda, para luego pasar por una oscura 'Hollow' que juega con el clásico contraste gutural/melódico en los coros, otra par de joyas creativas a rabiar como son 'Death is real' o 'Where owls know my name' (la canción), la primera vuelve a lanzarse sobre el metal progresivo mientras que la segunda es otra de aquellas que dan rienda suelta a la experimentación, jugando con las estructuras y los cambios de intensidad. Finalmente, los siete minutos de 'Capricorn/agratopia' vuelven a dan muestra de lo cómoda que la banda se ha sentido en el ir y venir desde la total melancolía al desenfreno. 

Demoledor aunque dueño de una exquisita sensibilidad, creativamente inquieto pero ejecutado con una precisión técnica que resulta imposible no alabar. El tercer álbum de Rivers of Nihil sitúa a la banda entre lo más destacado que nos ha entregado el death técnico en los últimos años y ciertamente abre amplias puertas frente a lo que podría venir a futuro para ellos. Seguro habrán quienes comiencen acá a bajarse del buque tras este marcado giro que la agrupación ha plasmado en su sonido (el cual incluso podría estar insinuando un lento pero seguro alejamiento de la música extrema), sin embargo, quienes aplaudimos las agallas por romper moldes seguramente continuaremos encantados con ellos. Por ahora nos quedamos disfrutando de esta maravilla moderna, candidato serio a ser el mejor disco que oiremos en 2018.

9/10
Brillante.

jueves, 29 de marzo de 2018

David Byrne : American Utopia (2018)

"Vitalidad a toda prueba..."

De una u otra forma hemos venido sabiendo de David Byrne durante los últimos años, colaboraciones varias (junto a Fatboy slim o St.Vincent por mencionar dos a la mano) le han permitido al escocés (de nacimiento, aunque nacionalizado estadounidense) el mantenerse vigente frente a nuestros oídos y de paso continuar alimentando su siempre espíritu inquieto, el cual se ve expuesto en American utopia, su más reciente y notable álbum, que lo trae de regreso tras catorce años sin un trabajo firmado únicamente por él. 

De esta forma, American utopia aparece frente a nosotros como un disco por sobretodo necesario, que revitaliza la obra del artista ante las nuevas generaciones gracias a su sonido elegante y sofisticado pero que en ningún momento recurre a la pedantería instrumental para convencer. Byrne conjuga entonces elementos electrónicos con constantes juegos de percusiones (quienes enganchan con el legado de Talking heads sin duda disfrutarán de este disco) que logran generar un conjunto bastante ameno y que desde la partida se muestra dispuesto a jugar e incluso a reírse de si mismo. 'I dance like this' es la prueba, que con su sonido frío y maquinal en los coros se presta para lanzarse con una dinámica divertida en los conciertos (por cierto, la propuesta visual que el vocalista está presentando en esta gira da que hablar),  mientras que canciones como 'Gasoline and dirty sheets' o la exquisita 'Every day is a miracle' engancharán totalmente con el sello clásico del artista, conquistándonos de inmediato. En ese equilibrio entre nostalgia y modernidad también se moverán temas como 'It's not dark up here' o 'Everybody's coming to my house', que destacan por su dinámica, la cual se contrapondrá a pasajes más oscuros y experimentales como los vividos en 'Dog's mind', 'That is that' o la sensacional 'Doing the right thing', de lo mejor del disco. 

Y así, pizcas de diversos mundos son las que David Byrne llega a ofrecernos en American utopia, un trabajo que quizás apuesta a seguro en gran parte de su trámite pero que de todas formas se sitúa como una obra interesante, ejecutada con precisión y por sobretodo inquieta. En definitiva, uno de los buenos discos que oiremos en este 2018.

4.0 // Excelente!

sábado, 24 de marzo de 2018

Editors : Violence (2018)

"Continuismo que no sorprende..."

Con una carrera bajo el brazo que se ha caracterizado por su carácter inquieto y una constante búsqueda de identidad, los ingleses de Editors regresan en este 2018 con el esperado sucesor de In dream, uno de los buenos álbumes que en lo personal oí en 2015 y ciertamente un disco que parecía encontrar un camino explotable para la banda. Así de hecho lo han entendido ellos, quienes tres años más tarde vuelven con la idea de darle continuidad al sonido trabajado en el mencionado, escapando del post punk revival y las guitarras punzantes de sus inicios (guitarras que seguro más de alguno debe seguir extrañando disco a disco pese a que desaparecieron por allá por 2009) y lanzándose de lleno al coqueteo con la electrónica y sintetizadores. El resultado, sin embargo, más allá de un puñado de temas atractivos esta vez no ha cuajado del todo. 

Los adelantos nos habían afilado los dientes. En su rol pop 'Magazine' resultó ser una fantástica canción mientras que 'Hallelujah (so low)', con sus exquisitos y violentos cambios estructurales, mostró una faceta más desatada de Editors que inevitablemente nos ilusionó con la llegada del que pensamos podría llegar a ser el mejor disco de la carrera de la banda y su definitiva consolidación, lo cual no ha ocurrido, ni por asomo. No significa esto que Violence sea de plano un mal disco pero si uno que en palabra simples: no sorprende.  

A destacar la creciente partida a cargo de 'Cold', que contiene esa clásica incorporación instrumental lenta pero creciente que va entregando una grata sensación ascendente que funciona y que además se enlaza de manera perfecta con la mencionada 'Hallelujah (So low)' , por cierto, desde ya candidata a ser la mejor canción que oiremos en este 2018, pero ya con la llegada de 'Violence' (la canción) comienzan a asomar los ripios. Un tema de paso tranquilo que se sostiene únicamente sobre una base electrónica, que cuenta con un buen coro pero que fuera de apagarse bruscamente tras este (perdiendo fuerza todo el tiempo), se alarga demasiado mediante un arranque a lo Depeche mode que realizan en su cierre y que resulta incomprensible. Se agradece por tanto la llegada de un tema más dinámico como 'Darkness at the door' pero más que nada por el movimiento que propone y no por su estructura, que nuevamente es predecible. 

El disco volverá a retomar su buen andar con la pasada por 'Nothingness' + 'Magazine', dos que conjugan bien esta nueva faceta melódica de Editors, sonando ambas contundentes, pero extrañamente todo lo interesante que insinuaba nuevamente el disco acá finalizará. Y es que el manual indicaba que tenían que tras la dinámica tenían que meter una balada y así han hecho, incluyendo la triste 'No sound but the wind' que más allá de la profunda interpretación de Tom Smith no llegará para luego cerrar 'Counting spooks' + 'Belong', diez espesos minutos que no despegan jamás.

Una montaña rusa por tanto este Violence, que musicalmente da continuidad a lo realizado en In dream tres años atrás pero fracasa en el encuentro de canciones que efectivamente impacten más allá de dos o tres golpes realmente efectivos. 

6/10
Bueno, cumple...