“Avanzan sin convencer del todo...”
En 2016 los italianos de Fleshgod apocalypse marcaron un importante paso en su carrera con la edición de King, un álbum tremendamente ambicioso que introdujo elementos sinfónicos en su tradicional y potente death. El resultado, sin embargo, lejos de generar consenso dividió aguas entre quienes sintieron que el saco les quedó gigante y aquellos que valoraron el atrevimiento, al punto de incluso tres años más tarde y frente a la edición de Veleno continuar encontrándonos con reseñas en internet tremendamente disímiles en donde ciertos sitios deciden glorificarlos mientras que otros desprecian los artificios que aparecen en este nuevo camino escogido.
En lo personal King me sigue pareciendo un disco sobrecargado. Un álbum que incluso en su versión exclusivamente sinfónica resulta realmente disfrutable (invito a los lectores a que se lancen sobre esa experiencia, que vale totalmente la pena) pero a la hora de darle play en su versión estándar el asunto se vuelve prácticamente inaudible, un tarro al que no se le puede elevar el volumen dada la saturación de arreglos que entrega. Que no, que no cualquiera posee el tino y talento de unos Septicflesh a la hora de combinar sonidos sinfónicos con la música extrema. El caso es que tras el paso dado, Fleshgod apocalypse acabó perdiendo a dos de sus guitarristas, conformándose hoy como un trío, y regresando en este 2019 con Veleno, disco que claramente recula respecto a su antecesor intentando evidentemente eliminar los excesos mencionados (¡este disco si se puede oír!) pese a conservar el trabajo orquestal durante gran parte de su trámite. En ese sentido, y como le gusta escribir a los catedráticos de las reseñas, Veleno se percibe como un álbum más “orgánico” que King.
Y es que claro, no es fácil la jugada, esto de introducir sinfónicas en el metal juega en el límite de la (innecesaria) pomposidad y cierto afán por entregarle profundidad a un sonido que en la realidad es mucho más simple de lo que evidencia. Algo así es lo que ocurre con ciertos momentos de Veleno, disco que se encumbra muy arriba cuando se lanza de lleno al metal duro, como en la partida a cargo de ‘Fury’ + ‘Carnivorous lamb’, dos que en realidad parecen una dada la fluidez con se desenvuelven, la cual se conecta sin problema alguno con ‘Sugar’, otra que no regala segundo de tregua entre un constante doble pedal y afiladas guitarras. Sin embargo, será con el minuto orquestal de ‘The praying mantis strategy’ cuando el álbum comenzará a dar un giro hacia lo que fue el sonido de King, marcando aquí un brusco antes/después en Veleno. Disminuyen así los tiempos en ‘Monnalisa’, introduciendo coros femeninos en el background mientras que ‘Worship and forget’ + ‘Absinthe’ serán dos que retomarán la velocidad pero también incorporando vocales que acompañan los coros y elementos sinfónicos en su pasar. El trabajo suena contundente, las ejecuciones son impecables y los arreglos en general están equilibrados pero algo falta, asunto que se evidencia nuevamente tras la pasada por ‘Pissing on the score’ , otro tema que está tremendo pero que muestra que cuando la banda se lanza sobre la brutalidad encuentra sus mejores momentos y no cuando desea azucarar el producto...
Sin ir más lejos, la recta final abre con una especie de dueto en plan ópera titulado ‘The day we’ll be gone’ que hace dialogar a una soprano con los guturales de Francesco Paoli pero que está muy lejos de emocionar o conmover a quien escucha, para finalizar nuevamente en la desconexión absoluta entre el metal de ‘Embrace de oblivion’ y una pieza de piano de dos minutos que francamente no se entiende que pinta acá.
Tal parece que Fleshgod apocalypse ha decidido instalarse dentro del metal sinfónico, ahí Veleno muestra avances respecto al inaudible King pero aun se encuentra lejos de convencer dentro de un estilo donde otros han realizado esto mismo de manera mucho más fluida.
6,5 / 10
Cumple y un poco más...
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