En google, cuando colocas "Monster" el sistema te auto completa con "high", "inc" o cualquier cosa menos "magnet". Si, definitivamente la historia ha sido injusta con Monster Magnet, Dave Wyndorf y sus secuaces merecieron mayor crédito, claro que si. Sobretodo considerando lo que hicieron en los 90's.
Quizás se desubicaron (¿o se adelantaron?), el mundo del rock tenía los ojos puestos en el grunge y el metal vivía años confusos, años en donde todos querían experimentar y nadie pensaba en mirar hacia las raíces. Por esto, una banda cargada al stoner y a la psicodelia (con mucho de Black Sabbath en su sonido) no llamó demasiado la atención. Supongo que esta baja acogida provocó el que la banda optase a mediados de década por virar su sonido hacia un hard rock más melódico con los álbumes Dopes to infinity (1995) y Powertrip (1998). Aparecieron las luces, las mujeres, el rock and roll, toda la frivolidad de Las Vegas y la rotación de videos como "Negasonic teenage warhead", "Powertrip" o la exitosa "Space lord". Fueron los cinco minutos de fama de Monster Magnet ya que a partir de ahí la banda transitó en la confusión, con colapso incluido de Dave Wyndorf (en 2006) a causa de su abuso con las drogas. Hoy, cuando menos nos lo esperábamos y como quien emerge desde las profundidades, los tenemos de regreso con un álbum soberbio y que retoma de cierta forma las raíces musicales de la agrupación. De vuelta a la psicodelia, al rock espacial y a todo lo que alguna vez convirtió a Monster magnet en un bicho especial dentro de la escena.
El comienzo del álbum es teatral. Una cuerda y la dramática voz de Wyndorf marcan el ritmo de "I live behind the clouds", la banda completa entrará en unos minutos y se desatará completamente la escena. Es una gran partida que se ve perfectamente complementada con los 9 minutos de "Last patrol", un golpe de intensidad que se pasea por diferentes estados y da señales del alto nivel compositivo que Wyndorf aún muestra. Los últimos cinco minutos de canción son un caótico viaje en ácido en donde las guitarras entran y salen a gusto. Insisto, un temazo, de lo más alucinante que he oído en este 2013. Posteriormente sonará una versión de "Three king fishers", un tema original de 1966 del cantautor escocés Donovan (un claro exponente de lo que fue la psicodelia sesentera), es una buena versión ya que respeta los aires orientales de la original añadiendo elementos propios de hard rock. Luego "Paradise" retoma el tono dramático de un inicio aunque esta vez en acústico mientras que la dupla "Hallelujah" / "Mindless ones" son puro rock y desgarro, sobretodo "Mindless ones", otro momentazo del álbum pero que lamentablemente se ve algo empañado por el estado vocal de Wyndorf, de hecho la voz en "Mindless one" se le va literalmente al carajo. Hay que decirlo, el hombre luce y se escucha agotado, demostrando que los excesos se pagan (las malas lenguas afirman que los tratamientos de desintoxicación a la Alejandro Sanz lo tienen así de gordo).
La recta final del disco es algo irregular. Suenan dos acústicas, "The duke (of supernature)" y "Stay tuned", la primera me dice bastante poco pero la segunda gracias a su tono personal logra cerrar adecuadamente el álbum, ahora, entre ellas aparece "End of time", otra joya que durante casi 8 minutos llena de rock y energía que levanta el disco sin problemas. Nos quedamos de esta manera con un gran álbum de Monster Magnet, de un nivel que hace rato no le oíamos, lleno de guiños a sus comienzos y con una carga de honestidad tremenda. Dave Wyndorf , un grande en vida, aunque el mundo no se entere.
8/10
Excelente.
Visita de vuelta, y casualmente con el Last Patrol de Monster Magnet. En el fondo coincidimos. Por cierto, procedo a enlazarte.
ResponderEliminarAbrazos.