¡A callar novatos!
Durante 2012, a 35 años del último disco de Black Sabbath con Ozzy Osbourne en las voces, conocimos la noticia de que estos caballeros volverían a trabajar juntos en estudio. La noticia sacudió al mundo de la música, sin embargo, digámoslo con todas sus letras: había más miedo que ansiedad. Un Ozzy viejo y en condiciones vocales no óptimas, un Tony Iommi en tratamiento por un linfoma recientemente encontrado en su organismo y un Bill Ward que decidía no unirse al proyecto hacían presagiar un desastre de proporciones. Posteriormente conocimos el título del álbum y junto a él una horrible portada que incluía un 13 en llamas, la sensación era una sola: estos tipos volvieron por el dinero y nada más. Por si fuese poco, el disco sería producido por Rick Rubin, un hombre que en los inicios de su carrera estuvo perillando trabajos que cuentan con un sonido exquisito, como el Ballbrearker de ACDC o One hot minute de Red hot chili peppers pero con el tiempo terminó produciendo tarros inaudibles, como Californication de los mismos Chili Peppers o el Death Magnetic de Metallica. En fin, razones para desconfiar de lo que se venía habían de sobra.
El disco desde hace un tiempo vive entre nosotros y desde ya, nobleza obliga: habrá que tragarse cada uno de mis prejuicios. 13 es un trabajo sólido, que funciona tanto por la calidad de sus temas, como los ambientes que logra y la diversidad de su sonido. Independiente de que se trate de Black Sabbath, el disco se sostiene sin problemas. Ahora, si asumimos de quien viene, igual el disco sigue funcionando, es decir, 13 es un álbum que logra ubicarse a la altura del legado de la leyenda.
Esperar que a estas alturas de sus vidas, habiendo compuesto tanta música en el pasado, estos caballeros volviesen a inventar la rueda era absurdo, nos conformábamos con que el espíritu y las interpretaciones estuviesen presentes, cosa que ocurre. Desde la oscura partida a cargo de los 8 minutos de "End of the beginning" el asunto anda, de hecho luego de una lenta partida el bueno de Iommi nos entrega con su guitarra exactamente lo que buscábamos. Ozzy por su lado, sin brillar, cumple tanto vocalmente como con las letras (en general me sorprendió lo personales que estas tienden a sonar).
"God is dead", el single de adelanto que la banda compartió con nosotros, no convenció del todo en su momento y en el contexto del disco sigue sin hacerlo. No es un mal tema pero se estorba con "End of the beginning" básicamente porque ambas se mueven en frecuencias similares, comienzan lentas y oscuras para tras 5 minutos reventar. Creo que si hubiese sonado al final del disco se habría disfrutado mejor. Ahora, tras las dos mencionadas el álbum agarra fuerza en base a diversidad y potencia. "Loner" es dueña de un rock más tradicional y directo, mientras que "Zeitgeist" posee un sonido acústico que recuerda muchísimo aquella joya setentera que fue "Planet caravan" (versionada de manera maravillosa en los noventa por Pantera, imposible no mencionarlo).
La segunda parte del álbum estará completamente volcada sobre las guitarras y sonará más monocorde. Acá el patrón se reconoce y esa irregularidad que se sintió en los primeros 4 temas desaparece por completo, "Age of reason" y "Damaged soul" deben ser probablemente los temas que reviven de mejor manera el peso y la densidad sonora que Black Sabbath nos entregó en sus primeros discos y son precisamente las canciones que terminan por convencerte de que estás frente a un gran trabajo. Entre ellas suena "Live forever" , otro tema corto y directo, en la linea de la ya mencionada "Loner" aunque con una letra mucho más introspectiva en donde Ozzy reflexiona acerca de su edad y el inevitable fin que cada vez se encuentra más cerca. Llegamos al final con los 7 minutos de "Dear father", para mi, lo más moderno que posee el álbum y quizás el único tema de este que me sonó más Ozzy Osbourne que Black Sabbath.
Son más de 50 minutos de oscuridad repartidas en 8 canciones, además de 3 extras que es imposible no destacar y que vienen en la edición limitada del álbum, me refiero a las excelentes "Methademic", "Peace of mind" y "Pariah", tres buenas piezas (sobretodo "Methademic", que es un temón), muy directas, que supongo no fueron incluidas en el disco por no ser tan oscuras como las ocho que si entraron.
En el global me atrevería a afirmar que 13 es el cierre de carrera que un grande como Black Sabbath se merecía luego de una historia llena de idas y vueltas. Un disco soberbio, de gran factura y que me parece permitirá que nuevas generaciones conecten con el sonido de la banda. Black Sabbath es historia y por ahora, presente, disfrutémoslo mientras dura.
8/10
Excelente.
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