Un mundo aparte.
Escribir acerca de un disco que te gusta, guardando las evidentes proporciones, es como hacer el amor con una mujer que te encanta. Y bueno, hoy me daré un gustazo al escribir acerca de un álbum que llevo un buen tiempo disfrutando, me refiero al séptimo trabajo de los islandeses de Sigur ros, una banda que genera anticuerpos en muchos dado su estilo tan cercano al post rock, música de ambientes difíciles con la que cuesta enganchar. Sigur ros es la clásica banda que muchos rechazan por visualizar en ellos una pose vanguardista y un sonido que parece ser accesible solo a unos pocos.
Por todo esto, los prejuicios, las críticas y alabanzas sin medias tintas (los aman o los odian) es que no había querido hasta el día de hoy escuchar un álbum de ellos. Pero bueno, tras varios años de voluntario alejamiento decidí que ya era hora enfrentar un disco de estos tipos y ver por donde efectivamente iban los tiros. ¿Y con qué me he encontrado? Con un trabajo difícil de abordar en un comienzo pero con el que tras 4 o 5 pasadas he conectado y me he maravillado. Kveikur te presenta un mundo que no es sencillo de describir, lleno texturas, sonidos y ambientes tratados al detalle, con una delicadeza que no deja de sorprenderte tema tras tema.
La partida es sombría. Tanto "Brenninsteinn" como "Hrafntinna" suenan muy oscuras, marcadas por baterías electrónicas que se entrelazan con guitarras, percusiones y juegos vocales que terminan entregando un resultado muy contundente. Mucho más sucias en su sonido, aunque en una linea similar, sonarán más adelante "Kveikur" (probablemente el mejor tema del disco) y casi en el final la excelente "Blapradur". Sin embargo, no todo en el álbum es oscuridad. Hay momentos mucho más melódicos y luminosos en donde se logra apreciar el cambio de enfoque que tengo entendido la banda ha querido darle a su sonido luego de la partida reciente de uno de sus integrantes (ahora son un trío), estos momentos aportan muchísimo en el global ya que cambian el tono del trabajo. Ahí es donde destacan "Isjaki" , "Stormur" o "Rafstraumur" , canciones que poseen estrofas, coros y melodías muy reconocibles, casi como una banda de rock/pop tradicional.
Kveikur es un viaje, un álbum para escuchar y vivir en calma, un disco que habla muy bien de una banda en extremo meticulosa a la hora de arreglar sus trabajos, eso además de entregarnos algo que por estos tiempos no es fácil de encontrar: identidad. Dan ganas de seguir con ellos, inmersos en su mundo aparte.
9/10
Brillante.
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