domingo, 29 de diciembre de 2019

2019: Mis Discos Favoritos


Esta vez no hablaré de "lo mejor", más bien de aquellos discos que en lo personal más disfruté durante 2019. Una mención honrosa y doce álbumes que me hicieron el año. 

Mención honrosa del año
Dido: "Still on my mind"
"No sabemos cuanto se tomará Dido para una siguiente entrega, sin embargo, mientras sus regresos continúen poseyendo este grado de honestidad y calidad, bienvenido será la cantidad de tiempo que la artista desee tomarse. Por lo pronto, nos quedamos con este regalo para disfrutar un largo rato... aunque el mundo no se entere"

12. Thom Yorke: "Anima"
"Sin la presión de tener que meter melodías reconocibles en sus discos el inglés ha sabido valientemente salirse con la suya, porque donde cinco años atrás nos hizo dudar esta vez ha triunfado absolutamente"

11. Madonna: "Madame X"
"Si cuatro años atrás muchos pensamos que con Rebel heart la vocalista había tocado techo, pues a callar, que las ansias de expresar y reinventarse han podido más..."
Reseña acá

10. Mayhem: "Daemon"
"Ejecutado con precisión técnica y armando un global que no tiene desperdicio, son diez canciones que cuentan con una producción nítida y que logra darle un baño de frescura a Mayhem, y no es que sus álbumes anteriores hubiesen estado mal pero esta bofetada de buen metal suena efectivamente renovadora"

9. Darkthrone: "Dark ages"
"A favor cuenta el que si bien la fórmula es similar, esta ha sido pulida y mejorada para esta ocasión,  y donde su antecesor se volvía algo difícil de seguir acá han sabido incorporar temas veloces y acortar la cantidad de canciones a modo de volver más llevadero el asunto. Nada falta ni sobra en estos 38 minutos de música, lo cual tras treinta años de carrera no es poco decir"
Reseña acá

8. Sharon Van Etten: "Remind me tomorrow"
"Estamos sin ninguna duda frente al mejor álbum en la carrera de Sharon Van Etten, uno que continúa dando muestras de crecimiento y ciertamente la sitúan definitivamente entre las compositoras más talentosas del presente" 

7. Soen: Lotus
"A favor se encuentra la diversidad que muestra, las ejecuciones precisas y la evolución que la banda continúa mostrando disco a disco"

6. Lana del Rey: "Norman fucking Rockwell"
"La sensación que nos deja es la de entregar varias de las mejores canciones ha compuesto en su carrera además de entregar un conjunto que fuera de confirmarla como una artista única en su especie también la muestra madura y dueña de su momento, creativa y clara en cuanto a intenciones"

5. Foals: "Everything not saved will be lost"
"A estas alturas del partido cabe la reflexión: a día de hoy Foals no han sido capaces de entregar un mal disco (ni siquiera del montón) y muy por el contrario, no paran de crecer"

4. Alcest : "Spiritual instinct"
"Una fórmula que ha sabido abrirse camino y frente a la que hoy no queda sino entregarse. Cohesionado de principio a fin, potente y envolvente en sus arreglos, intenso y emotivo en cuanto a interpretaciones, cualquier adjetivo tiende a quedarse corto"

3. Blood Incantation: "Hidden history of the human race"
"Se sitúa por sobre cualquier etiqueta, un disco conceptual, técnico y pensado al detalle pero que fluye de manera tan natural que lejos de agotar confirma a la banda como un absoluto imprescindible dentro de la escena metalera actual"
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2. Devin Townsend: "Empath"
"¿Qué más se puede decir respecto al genio de Townsend? Grandilocuente y dueño de un talento inagotable nos ha vuelto a regalar una maravilla (y ya van...)"
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*Disco del año*

1. Abigail Williams : "Walk beyond the dark"
"Un disco que que impacta desde su cuidada producción (el trabajo suena realmente bien, sobretodo si lo comparamos con anteriores entregas del proyecto) hasta la apertura sonora que ostenta, paseándose a placer por diferentes aristas del mundo del metal y saliendo siempre bien parado"
Reseña acá

Y bueno, muchas gracias a todos/as quienes visitan este humilde rincón que marcha semana a semana contra corriente de las tendencias. No renunciaré a escribir, pese a que no me cierro a la idea de lanzarme a otras plataformas, espero nunca dejar de escribir. 

Bienvenida sea esta nueva década que se nos aproxima. 
Un abrazo.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Abigail Williams : Walk Beyond The Dark (2019)

“Experiencia y versatilidad que conjugan a la perfección...”

Vaya sorpresas nos deparaba el mundo del metal para esta recta final de 2019. El caso es que cerraremos este año con la reseña del que debe ser uno de los álbumes más sólidos y sorprendentes que nos dejará este fin de década, hablamos de Ken Sorceron y su multifacético proyecto Abigail Williams (que toma el nombre de una de las primeras acusadoras de mujeres durante los Juicios de Salem alrededor del 1600). Y digo multifacético por lo diverso que se ha mostrado el sonido de la banda (a estas alturas un proyecto en solitario) durante sus ya casi quince años de existencia, período donde comenzó abrazando la agresividad y explosión del metalcore para posteriormente acercarse muchísimo a un black bastante purista. Y fue seguramente ese constante ir y venir el que entregó a Sorceron experiencia suficiente como para entregarnos hoy un resultado tan notable como Walk beyond the dark (que además llega a nosotros de la mano de la mejor portada que haya visto en mucho tiempo, al menos durante 2019), un disco que que impacta desde su cuidada producción (el trabajo suena realmente bien, sobretodo si lo comparamos con anteriores entregas del proyecto) hasta la apertura sonora que ostenta, paseándose a placer por diferentes aristas del mundo del metal y saliendo siempre bien parado.

Es así como tras una partida tremendamente oscura, que abre de manera contundente con el murallón de guitarras que propone ‘I will depart’ y se entregará luego a la generación de densas atmósferas en ‘Sun and moon’, el disco muy pronto dará cuenta de su versatilidad, primero con el black directo de ‘Ever so bold’ (la única del álbum que ronda los cuatro minutos) y luego con la fenomenal ‘Black waves’ (una de las canciones del año claramente), que así como su título adelanta irá poco a poco desencadenando oleajes de arreglos que van desde la calma hasta agresivas explosiones, todo muy cercano al metal progresivo, ejecutado de manera brillante. 

‘Into the sleep’ será otra que irá desarrollándose sobre un blast beat constante pero que durante su estructura frenética dejará espacio a magistrales pausas (la batería acá es un manjar) para finalmente iniciar la recta final con otra pieza extraordinaria, ‘Born of nothing’, que durante ocho minutos será capaz de lanzarse a la épica, abriendo entre violines, desenfundando guitarras y oscuridad más adelante para ir cerrando en medio de un tétrico relato. EnormeEl trabajo podría haber cerrado en 45 minutos y nadie podría colocar un pero a semejante obra, sin embargo, aún habrá acá espacio para más. Me refiero a ‘The final failure’, otra pieza realmente increíble que arranca sobre los violines que cerraron a su antecesora para ir sometiendo al auditor a un paseo impresionante qué pasa (por primera y única vez en el álbum) por voces limpias, unos gruñidos  terroríficos y una estructura exquisita, digna de un verdadero genio que en Walk beyond the dark no solo encuentra su mejor obra a la fecha sino que uno de los discos del año. Que este sea mi último disco reseñado durante la presente década no puede sino ser un verdadero honor.  

9,5 / 10
¡Brillante!

martes, 17 de diciembre de 2019

Cattle Decapitation: Death Atlas (2019)

“Huele a decepción...”

Tras dos discos relevantes dentro de lo que fue la música extrema durante la presente década como Monolith of inhumanity (2012) y The anthropocene extinction (2015), sobretodo el primero, que fue el desquiciamiento hecho música, llegaba el complicado momento para Cattle decapitation de confirmar su importante momento, no por nada se tomaron cuatro años de pausa para decidir si replicar con calco la fórmula utilizada en sus antecesores o dar un paso en otra dirección. El resultado de esta reflexión se expresa en los 55 minutos de Death atlas, un álbum que vuelve a meter mano a la extinción humana como temática central pero que en lo musical realiza un giro importante, alejándose de la fórmula grind/death que tan buenos dividendos les entregó en el pasado para dar paso a un metal igual de técnico pero ciertamente menos caótico.

De esta forma en la primera parte del álbum nos encontraremos con un serie de temas que se lanzarán de lleno al blast beat para luego pasar a secciones de riffs pesados y contundentes pero, en el contexto de Cattle decapitation, bastante controlados. ‘The geocide’ + ‘Be still our bleeding hearts’ son claros ejemplos de lo que menciono, con un Travis Ryan que vocalizará de gran forma pasando desde guturales en las estrofas a coros marcados por esa particular voz estilo Pato Donald, que en este disco por cierto aparecerá bastante (quizás demasiado). Mucho más brutal sonará ‘Vulturous’, una que prácticamente no entregará respiro pero que rápidamente volverá a bajar las revoluciones con la pasada por ‘One day closer to the end of the world’ + ‘Bring back the plague’, la primera es death de corte clásico mientras que la segunda alternará violencia con secciones melódicas, sin embargo, más allá de este ir y venir en los tiempos, se extraña el componente grind en el sonido de este Cattle decapitation

Entrando en la recta final del disco el asunto sostendrá esta tendencia y se volverá algo largo y pesado, pasando por temas que cansan en su monotonía, como ‘Finish them’ o ‘With all disrespect’ (que perfectamente se las podrían haber ahorrado y no pasaba nada), y otros que alternarán velocidad y death melódico como ‘Time’s cruel curtain’. Finalmente otro instrumental (son cuatro las secciones “puente” con que cuenta el álbum, también demasiadas) y ‘Death atlas’ (la canción), probablemente de lo mejor que contiene el disco gracias a sus ocho minutos que dan buena cuenta de lo que esta banda es capaz de lograr cuando está plenamente enchufada y no se conforma con el piloto automático.

Era uno de los discos más esperados del año pero entre la pérdida de descontrol y sorpresa, además de un exceso de secciones melódicas canción tras canción, Death atlas ha acabado dejando en el aire la sensación de decepción. No es un mal disco pero si queda muy por debajo de cualquiera de sus antecesores inmediatos. 

6,5 / 10
Cumple, y algo más...




sábado, 14 de diciembre de 2019

Blood Incantation: Hidden History Of The Human Race (2019)

“Por sobre cualquier etiqueta...”

Tras el debut de 2016 rápidamente Blood incantation se transformó en una propuesta a tener en cuenta dentro de la escena underground del metal, principalmente a causa de su carácter de banda inclasificable. Y si, que elementos clásicos del death encontramos en su sonido pero a su vez la agrupación ha sido capaz de explorar otros terrenos, cercanos al progresivo o a la psicodelia, los cuales han empapado a la agrupación norteamericana de singularidad.

Esperábamos con ansias por tanto su segundo álbum, el cual no ha decepcionado, incluso despertando nuestra curiosidad a partir de esa futurista portada, que se contrapone a la estética oscura del debut Starspawn, y da muestras de la confianza que Blood incantation ha adquirido en estos años. Desde lo musical nuevamente nos han entregado un brillante álbum conceptual de pocas piezas, esta vez son solo cuatro las que se extienden por un total de 36 minutos. La primera de ellas desenfunda crudeza y guitarras clásicas, más una batería que no regala segundo de tregua, ‘Slave species of the gods’ es death brutal old school de comienzo a fin. Esto a diferencia de los siete minutos de ‘The Giza power plant’, que si bien abren en medio del caos a los dos minutos la estructura se detendrá bruscamente para adentrarse en una pasada musicalmente exquisita y reflexiva en su tono. Sencillamente sensacional. La Cara B del álbum incluirá una brillante pieza instrumental de carácter espacial como ‘Inner paths (the outer space)’ y los dieciocho minutos finales de (afírmate): ‘Awakening from the dream of existente to the multidimensional nature of our reality (mirror of the soul)’, un tema que abre de una forma pero a los seis minutos se transforma en otra paseándose a placer por cuanto lugar desea, desatando las ansias creativas de una banda que con su segundo álbum no hacen sino demostrar que, contrario a quienes creen que “ya todo está hecho”,  aún se puede crear y crecer dentro de la música extrema. 

Blood incantation se sitúa por sobre cualquier etiqueta en Hidden history of the human race, un disco conceptual, técnico y pensado al detalle pero que fluye de manera tan natural que lejos de agotar confirma a la banda como un absoluto imprescindible dentro de la escena metalera actual.

9 / 10
¡Brillante!


Otras reseñas de Blood incantation:

lunes, 9 de diciembre de 2019

Lindemann : F&M (2019)

“Solo momentos..."

Cuatro años atrás comentaba por acá que el principal problema del disco debut del proyecto Lindemann fue la carencia de identidad. Dicho en simple: esto sonaba a un Rammstein descafeinado, lo cual es bastante decir considerando lo decepcionante que resultó la última entrega de los alemanes. Algo de aquello (algo...) se corrige en este nuevo F&M, logrando por momentos mejorar el resultado respecto al debut, sonando más fresco y libre, lo cual se agradece, aunque ciertos ripios siguen presentes.

Dos problemas le veo a F&M, el primero es que sigue costando reconocer la presencia del mal rollo de Peter Tägtgren en el proyecto (ojalá cantase, de hecho, seguro sería un aporte)  y lo segundo es que el álbum a ratos no tiene claro hacia donde ir, pues a veces apuesta por lo lógico y en otros momentos se desata por completo. Aún así, dentro de lo primero algunas cosas funcionarán. En lo personal he disfrutado con la energía del tridente inicial ‘Steh auf’ + ‘Ich weib es nicht’ + 'Allesfreser', donde pese a lo obvio del sonido (estructuras simples, estrofas lógicas que desembocarán en coros cargados de guitarras) la dupla efectivamente consigue transmitir el que se la están pasando bien. También he disfrutado con ‘Knebel’, que tras dos estrofas en acústico explota para acabar de manera muy melódica, mientras que cuando la dupla se entrega a los teclados y se libera de sus ataduras en 'Frau & mann''Gummi', 'Platz eins' o ‘Mathematik’ efectivamente conseguirán sonar atractivos e interesantes. 

El problema es que a la vuelta de la esquina encontraremos una serie de baladas realmente aburridas, como 'Blut' (donde activan el modo Rammstein descafeinado), la marcial Ach so gern’ (cuya versión rock que viene como bonus en la versión de lujo me ha dejado más que la original), 'Schlaf ein' o 'Wer weib das schon', de las que realmente es poco lo que se puede decir salvo que provocan unas ganas irresistibles por mirar con frecuencia el botón "adelantar".

Entiendo que tanto Till Lindemann como Peter Tägtgren se están pasando un buen rato con este proyecto y que demasiado en serio no se lo han tomado. Visto así, el resultado mejora respecto al debut, sin embargo, el global aún no encuentra fuerza suficiente como para que el proyecto sea tomado realmente en serio...

6,5/ 10
Cumple y algo más...




Otras reseñas de Lindemann:

sábado, 7 de diciembre de 2019

Coldplay: Everyday Life (2019)

“Popurrí de ideas mal acabadas...”

La irregular carrera de Coldplay continúa su camino. Y es que así como van las cosas tal parece que nos iremos “uno y uno” por bastante tiempo, es decir, un disco hiper mega comercial seguido de uno más alternativo, como ha sido la tónica durante esta década. En este sentido, el horrible Mylo Xyloto (2011) fue el álbum que acabó de dividir aguas entre quienes seguíamos con interés a los ingleses, trabajo que encontró continuación años más tarde en el aun peor A head full of dreams (2015), no sin antes haber realizado una sorpresiva parada en el íntimo (y notable) Ghost stories (2014), un “back to the basics” sencillo pero efectivo. Tocaba por tanto, tocaba esta vez un trabajo menos luminoso que llegase para equilibrar la balanza. Y en esa línea se mueve Everyday life, una apuesta musical osada sin lugar a dudas y que trae bajo el brazo un mensaje político centrado en la unidad de las razas, lo cual conecta además con las recientes declaraciones de Chris Martin en relación a no volver a salir de gira mientras estas no sean sustentables para el planeta, pero que falla por una sencilla razón: no emociona. Pese a sus más que evidentes intentos. 

Basta darle play al instrumental ‘Sunrise’ para captar que el asunto viene esta vez en tono dramático, y desde ahí se sucederán una serie de piezas tan diversas como inconexas. Nos encontraremos así con algunas baladas a la Ghost stories como ‘Church’, ‘Daddy’ (la más linda del disco) o ‘Everyday life’ (la canción), jugadas políticas al piano o en acústico con ‘Trouble in town’ , ‘Arabesque’ o ‘Guns’, incursiones gospel en ‘BrokEn’ o ‘When I need a friend’, maquetas que no se entiende que pintan como ‘WOTW / POTP’ , ‘Ekó’ o  ‘بنی آدم’ (si, una canción posee un título en árabe) y jugadas que apuestan a ser single como ‘Orphans’ (que no, que no podían faltar en un disco de Coldplay los “Uh Uuuuh”) o ‘Champion of the world’

El disco evidentemente intenciona bajas pretensiones y promueve la sencillez mediante un conjunto que se aleja del tono bailable de su antecesor, del confeti y los globos, pero falla en lo más importante: las canciones. Cuando durante tantos años has simplificado las fórmulas es esperable que un disco “profundo” te salga mal.Quizás si insisten en este camino puede que en un siguiente registro el asunto cuaje mejor pero por ahora Everyday life se queda en el popurrí de ideas, algunas mal acabadas y otras bonitas.  

5 / 10
Nada muy especial.


Otras reseñas de Coldplay:

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Beck: Hyperspace (2019)

“Hacer lo que quieres y como lo quieres...”

Que cada nuevo lanzamiento de Beck llega a nosotros para demostrarnos que el hombre goza de una envidiable libertad creativa, ya no es novedad. El norteamericano hace lo que quiere y como lo quiere, al punto de haber lanzado una (fantástica) jugarreta pop dos años atrás (Colors, 2017), la cual funcionó como antítesis del bello y profundo Morning phase (2014), que a su vez daba continuidad al melancólico Sea change (2002) que fue sucedido por álbumes tan diversos y exploratorios como Guero (2005), The information (2006) o esa subvalorada joya titulada Modern guilt (2009). Así es Beck, un torbellino, un genio que tras casi treinta años de carrera no pretende detenerse y llega a nosotros con su álbum numero catorce, trabajado (en su mayoría) junto a Pharrel Williams y que cuenta además con la participación de artistas de la talla de Sky Ferreira, entre otros. 

Nos encontramos de esta forma frente a un álbum que ciertamente recula respecto a lo realizado dos años atrás en Colors, baja un par de cambios y si bien vuelve entregar relevante importancia al trabajo de producción (teclados, sintetizadores y baterías electrónicas son protagonistas todo el tiempo), se centra sobre atmósferas de calma, siendo el arranque pop/folk de ‘Saw lightning’ el único en todo el disco que se mueve por arriba en términos anímicos. El resto del álbum apostará por la tranquilidad. Así, tras una nebulosa introducción titulada ‘Hyperlife’ (que más adelante tendrá una respectiva continuación abriendo la cara b del disco, ‘Hyperspace’) se sucederán una serie de temas sencillos y minimalistas que pretenden lograr mucho con poco. Puntos altos en esta búsqueda serán ‘Uneventful days’ (aunque esta deja una sensación de gusto a poco en su cierre), los ambientes espaciales de ‘Chemical’ o la desnuda ‘See through’. En su segunda mitad el disco bajará más las revoluciones mediante ‘Stratosphere’ + ‘Dark places’ pero cargará con cierta irregularidad pues así como ‘Die waiting’ durante la primera parte, en el cierre ‘Star’ o ‘Everlasting nothing’ mucho no nos dicen. 

Hyperspace es un buen disco de Beck, con cuatro o cinco puntos altos (ninguno de ellos se acerca, sin embargo, a sus momentos más gloriosos) y otros tantos que como curiosidad funcionan. El vocalista se mantiene de esta forma en constante movimiento creativo aunque en esta ocasión lo ha hecho mediante una obra de bajas pretensiones. 

6,5 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Beck:

viernes, 29 de noviembre de 2019

Alcest: Spiritual Instinct (2019)

“Brillante ejercicio de crecimiento...”

A estas alturas del partido lo de Alcest ha dejado de ser una sorpresa y lentamente, disco a disco, se ha transformado en una propuesta que asegura identidad y nivel. Y si bien durante sus primeros tres álbumes se apreció un camino ascendente, la sensación de que con Les voyages de l’ame (2012) la banda había tocado techo se instaló en el aire. Así lo entendió Neige, quien en 2014 decidió dar un drástico giro hacia lo melódico en Shelter, un disco muy limpio en su sonido (que a día de hoy me sigue pareciendo hermoso cada vez que vuelvo darle play) pero que por lo mismo fue ampliamente criticado, dividiendo aguas en su momento. Mirado a distancia, sin embargo, aquel fue el trabajo capaz de darle nuevas alas a Alcest, las cuales dos años más tarde vimos madurar en Kodama (2016) y hoy rendir frutos definitivos en este notable Spiritual instinct

Hubo muchos que entendieron el de 2016 como una “vuelta a las raíces” aunque no era tan así. La banda nunca ha dejado de mirar hacia adelante, su sexto álbum se percibe por tanto como un enorme ejercicio de crecimiento, una nueva visita hacia sus inicios, recuperando conexiones con el black aunque empapándolas de una particular emocionalidad y ese (ya) característico sonido envolvente marca de la casa. En ese sentido, más allá de destacar una u otra pieza, Spiritual instinct se percibe como un todo, un continuo que durante cuarenta minutos oscila entre un sonido en general oscuro que apuesta con fuerza por las guitarras y ciertos momentos de sensible calma. 

Abrirá el disco de manera fenomenal con la frenética ‘Les jardins de minuit’, un tema intenso, ruidoso, que no regala pausa y, por cierto, trae de regreso los guturales. En una misma línea se desenvolverá la fantástica ‘Protection’, sin duda la pieza que visita con mayor claridad el blackgaze con esos murallones impenetrables de guitarras. Enorme es poco. La primera y necesaria pausa llegará con ‘Sapphire’, una que irá construyéndose de manera más tradicional en el estrofa/coro para finalmente explotar en su recta final. Es una de las grandes canciones que habremos oído en este 2019. 

La cara b del álbum continuará con los dos temas más espesos de este, aunque también los más interesantes: ‘Lile des morts’ + ‘Le miroir’, casi quince minutos en total donde nuevamente las capas de guitarras acaban comiéndose todo (un pero: en ciertos pasajes de la primera he necesitado oír a un baterista de mejor técnica). Mientras que el cierre llegará con ‘Spitirual Instinct’ (la canción), otra que apostará todo en la creación de atmósferas, en su primera mitad sonando muy limpia para luego ir soltando las guitarras, el peso y a la banda, cerrando así el disco de manera épica. 

Spitirual instinct es Alcest en toda su magnitud. Una fórmula que ha sabido abrirse camino y frente a la que hoy no queda sino entregarse. Cohesionado de principio a fin, potente y envolvente en sus arreglos, intenso y emotivo en cuanto a interpretaciones, cualquier adjetivo tiende a quedarse corto. Candidato directo a disco del año. 

9 / 10
¡Brillante!


Otras reseñas de Alcest
2016: Kodama

sábado, 23 de noviembre de 2019

Temples : Hot Motion (2019)

“Hacia atrás solo para tomar impulso...”

Tras un esperanzador debut cargado de psicodelia sesentera y un segundo álbum que apostó por el salto pero terminó fallando al perderse entre fríos sintetizadores, los ingleses de Temples regresan en este 2019 con Hot motion y la intención de dar equilibrio a su carrera recuperando las guitarras y melodías, sin que esto signifique necesariamente el renegar de lo que fue Volcano (2017). De esta forma nos encontramos frente un disco que sostiene una producción que apuesta por la modernidad y pretende distanciarse del sonido evidentemente retro del debut pero sin irse al extremo opuesto encontrado dos años atrás. Y bueno, el resultado es notable.

Prueba de lo logrado se encuentra en la partida a cargo de ‘Hot motion’, que conecta a la perfección con el sonido de Sun structures (2014) aunque con una producción + arreglos que muestran enorme madurez, seguida de ‘You’re either on something’, una melodía exquisita que perfectamente pudo estar incluida en Volcano pero ha sido llevada a otro nivel dentro en este trabajo. Es constante a lo largo del álbum por tanto la sensación de que Temples miran hacia su pasado pero únicamente para mejorar la oferta, buscando el equilibrio mencionado, el cual se hace carne en la excelente ‘Holy horses’ (que de plano se lanza sobre guitarras, a veces sucias, a veces limpias) o más adelante en las contundentes  ‘The beam’,  ‘Atomise’, seguramente la mejor de todo el disco, y la etérea ‘Not quite the same’, otra de las joyitas que nos regala este álbum.

Si es por encontrarle un defecto a Hot motion este se encontraría en el cierre, donde ‘It’s all coming out’ se hace algo obvia y ‘Step down’ solamente llama la atención gracias a esa punzante guitarra que propone, por lo que del cuarto de hora final es únicamente ‘Monuments’ la que realmente está a la altura. De todas formas la aventura ha valido la pena, el tercer disco de Temples (que quizás debió ser el segundo) corrige todos los errores cometidos en Volcano, recuperando calidez en el sonido y re dirige la carrera de una banda. Su mejor álbum a la fecha

7,5 / 10
¡Muy bueno!


Otras reseñas de Temples:

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Mayhem: Daemon (2019)

“Experiencia renovadora...”

Más allá del morbo que generó la banda tras unos primeros años marcados por la tragedia, en lo musical a los noruegos de Mayhem hay que darles el haber editado un álbum fundamental en la historia del black como fue De mysteriis dom sathanas (1994) para luego dar paso a una carrera marcada por la experimentación dentro de la música extrema, no conformándose con repetir la fórmula una y otra vez (que habría sido claramente el camino seguro) sino que desde aquel Grand declaration of war (2000) intentando expandir sus límites álbum tras álbum. Sin ir más lejos, su anterior trabajo (Esoteric warfare, 2014) resultó ser un disco interesante pero pesado y difícil de digerir, y quizás esa fue la razón que motivó a la banda a entregar en este 2019 el álbum que mayores concesiones ha regalado en poco más de veinte años. 

En ese sentido, Daemon debe ser el disco de Mayhem que más se acerca al sonido de sus inicios, abordando un metal directo, afilado y sin medias tintas. Nada de medios tiempos, redobles marciales ni trabajo de atmósferas, basta oír el tridente inicial que abre este álbum para comprender por donde irán los tiros esta vez. Ahí, ‘The dying false king’ acelera a fondo desde su primer segundo, con un riff demoledor para luego encontrar una breve pausa, tomar aire y volver a despegar velozmente, algo similar ocurrirá con ‘Agenda ignis’ + ‘Bad blood’ (con excelente sección de bajo en ambas), mientras que ‘Malum’ abrirá con calma para tras un minuto despertar su agresividad y ‘Falsified and hated’ regala la estructura más compleja y fascinante dentro de la primera mitad del álbum. 

La cara B de Daemon entregará algunos momentos más espesos, adentrándose en pasajes oscuros como los propuestos por ‘Aeon daemonium’ o ‘Daemon spawn’, los cuales se alternarán con temas cortos, violentos y directos como ‘Worthless abominations destroyed’ , ‘Of worms and ruins’ o ‘Invoke the oath’, todos ejecutados con precisión técnica y armando un global que no tiene desperdicio, son diez canciones que cuentan con una producción nítida y que logra darle un baño de frescura a Mayhem, y no es que sus álbumes anteriores hubiesen estado mal pero esta bofetada de buen metal suena efectivamente renovadora.

8 / 10
¡Excelente!

martes, 12 de noviembre de 2019

Leprous: Pitfalls (2019)

“Sin miedo a extraviarse...”

Repasar la carrera de los noruegos de Leprous no deja de ser un ejercicio fascinante. Desde el singular coqueteo con el metal (siempre fueron diferentes claro está) en sus inicios, expresado en álbumes como Tall poppy syndrome (2009) o Bilateral (2012), pasando por el desate progresivo que significó Coal en 2013 (¿el mejor disco que nos habrá dejado el rock de esta década?) y su respectiva continuación The congregate (2015) hasta llegar a la domesticación de su sonido en Malina (2017), disco que marcó el distanciamiento (¿definitivo?) de Leprous con el metal y de paso con varios de sus seguidores, quienes acusan una pérdida de fuerza y exceso de almíbar en estas nuevas canciones, aunque al mismo tiempo trazó un camino a seguir, el cual se ve totalmente confirmado en Pitfalls.

En este sentido, el sexto álbum de Leprous no se anda con medias tintas. Y si tanto en 2015 como en 2017 tuvimos uno que otro guiño al pasado de la banda (‘Rewind’, ‘Mirage’ o ‘Coma’) en esta ocasión olvídense prácticamente del peso de las guitarras y también la velocidad, que el asunto va por otro lado. Ahora, independiente de si el camino adoptado por los noruegos conmueve a cualquier auditor, lo que nadie puede alegarles es falta de autenticidad. Que los tipos están metidísimos en lo suyo y pese a que a momentos sus canciones se pierden en medio de sus búsquedas, siempre encontramos pequeños detalles en ellas que dan muestra del enorme talento que poseen. Es lo que ocurre, por ejemplo, con ‘Below’, la dramática partida del disco que entre violines + agudos de un enorme Einar Solberg continúa regalando emoción y personalidad (“Every single fear I’m hiding / Every little childhood memory I bury...”). Posteriormente ‘I lose hope’ bajará bruscamente las revoluciones repitiendo hasta la saciedad ese susurrado “In my mind what I find / As I search every coat I lose hope” que jamás encontrará una explosión en su estructura (es evidente que tampoco la buscan) pero funcionará de igual manera en la tecla que pretende tocar.

Hasta aquí, todo bien, aunque será en la sección media donde Pitfalls encontrará sus principales traspiés. Los primeros bostezos sin ir más lejos llegarán con ‘Observe the train’, que insiste sobre la absoluta calma, y si, que suenan demasiado domesticados. Entrando en el nudo del álbum ‘By my throne’ intenta recuperar la energía introduciendo tímidas guitarras y repitiendo un incesante “Ie ie ie ie ie ie” pero vuelve a caer a causa de la ausencia de un momento realmente relevante durante sus cuatro minutos. Ese momento intentará llegar en la pasada por ‘Alleviate’ + ‘At the bottom’, ambas emergerán entre alzas de intensidad aunque cabe mencionar que la magia únicamente aparece a cuenta gotas.

No hay relleno, sin embargo, en Pitfalls, siendo este su principal mérito, el de ser un disco trabajado al detalle y con tremenda honestidad. De ahí que entrando en su recta final, y cuando podríamos haber creído que todo estaba perdido, nos encontremos con ‘Distant bells’ que tras cuatro minutos de agudos y calma encontrará su particular belleza entre violines para luego incorporar guitarras y explotar con grandeza en su minuto final. Esta conectará a la perfección con el rock de ‘Foreigner’, el primer tema del álbum que se lanza directamente sobre las guitarras y velocidad. Y bueno, se agradece.

La aventura cerrará con los once minutos de ‘The sky is red’, un notable paseo que trae al presente los afanes progresivos de la banda aunque en versión 2019, dando muestras de la madurez alcanzada por una banda que no teme el continuar explorando e incluso estar dispuesta a extraviarse en el camino, asunto que ocurre a ratos en Pitfalls, el disco "menos bueno" de Leprous a día de hoy, un trabajo que comienza y acaba muy bien pero en su sección media se pierde en medio de sus propias texturas. 

6,8 / 10
Cumple, y algo más...



Otras reseñas de Leprous:

lunes, 11 de noviembre de 2019

Nile: Vile Nilotic Rises (2019)

“Brutalmente vigentes...”

Tras la partida de Dallas Toler Wade, quien fue guitarra por más de veinte años en Nile, la banda acaba por confirmarse como el proyecto de Karl Sanders, quien en base a su convicción (e indudable talento) ha decidido mantener en pie el buque y vaya de que forma. Llega así a nosotros un nuevo álbum de la agrupación, el cual sostiene la esencia de Nile a tope con los mismos elementos que tan característicos resultan en el sonido de los norteamericanos: me refiero a las temáticas egipcias, el death técnico y la brutalidad de un sonido que ya es marca de la casa a estas alturas, aunque en esta ocasión matizando la velocidad y bajando las revoluciones en varias ocasiones.

En una arista más caótica, con un George Kollias en batería que es una verdadera locura, aparece un tema como ‘The Oxford handbook of savage genocidal warfare’, claro ejemplo del desenfreno que aún Nile puede regalar. Una brutalidad de canción. Igual de soberbios sonarán los casi nueve minutos de ‘Seven horns of war’, conjugando velocidad con una técnica depurada y una vehemencia en el sonido que tras dos décadas continúa impresionando, incluso dándose el gusto de quebrar la canción a los tres cuartos de su duración y regalar un pasaje de relativa calma, mientras que canciones como ‘Long shadows of dread’, ‘Shake pit mating frenzy’ o la tribal ‘Where is the wrathful sky’ apuntan directo a la médula acelerando a fondo.

Más densas aparecerán piezas como ‘Vile nilotic rites’ (la canción), ‘That which is forbidden’ o ‘Revel in their suffering’, las cuales proponen una cabalgata más lenta a ratos pero de igual forma enorme en su peso y nivel técnico. Ahora, si hubiese que encontrar un “pero” al álbum este sería su extensión, que perfectamente podría haber cerrado con la brutal ‘Where is the wrathful sky’, ya que durante sus últimos diez minutos únicamente redunda con un par de temas que no están a la altura del resto. 

Con todo, Vile nilotic rises se encumbra como el mejor álbum que la banda haya entregado en largo tiempo, una violenta demostración de vigencia. 

7,8 / 10
¡Excelente!


Otras reseñas de Nile:

martes, 5 de noviembre de 2019

Foals: Everything Not Saved Will Be Lost , Part 2 (2019)

“Complemento que quedó corto...”

Tras un excelente álbum editado en marzo del presente año (con seguridad uno de los más sólidos que habremos oído en 2019) y que vino a confirmar el ascenso de una carrera notable por parte de Foals, cabía la incógnita respecto a este lanzamiento: ¿Por qué una segunda parte? ¿Era necesaria? ¿Llegaría a nosotros algo diferente? Y es que tras un disco tan notable como el mencionado, el riesgo de quedar por debajo en cuanto a nivel no era menor por lo que solo cabía cruzar los dedos y esperar a ver si la banda lograba mejorar lo que a simple vista parecía inmejorable. 

Ahora, considerando el que la primera parte de Everything not saved will be lost sonó bastante limpia (para ser Foals, digamos), con un enfoque más introspectivo que lo habitual, era de esperar que en esta entrega llegasen a nosotros los temas más rockeros del global, aquellos que conectan con cosas como What went down’ (la canción) y no tanto con ‘Mountain at my gates’ (por mencionar dos ejemplos del pasado de la banda). Y así ha sido. Basta oír la partida a cargo de ‘The runner’ para confirmar que el asunto esta vez viene más sucio, directo y golpeado, incluso entregando espacio para un fresco solo de guitarra en el cierre de la canción. Más adelante cosas como ‘Black bull’ o ‘Like lightning’ insistirán con su energía desbordante sobre el mismo concepto, con un Yannis Philippakis dejándose la garganta en cada estrofa o coro. Los ripios, sin embargo, no tardarán demasiado en aparecer. Entre las mencionadas oiremos dos que perfectamente podrían haber entrado en la primera parte de marzo aunque entendemos quedasen fuera ya que poseen un nivel más bajo, me refiero a ‘Wash off’ o ‘Dreaming of’

Entrando en el nudo del álbum, este ir y venir comienza a dar muestras de (temprano) agotamiento y a hacer realidad nuestros temores previos: que las canciones no acaban de estar a la altura. Lo cual se confirma con ‘10.000 feet’ o ‘Into the surf’, relleno absoluto que además no conecta en absoluto con aquello que el disco prometió durante su primera mitad, simplemente son canciones corrientes de Foals. Tampoco los diez innecesarios minutos de ‘Neptune’ mejoran la experiencia por lo que nos quedamos finalmente frente a un disco que roza el “correcto” y queda enano al lado de su primera parte, un complemento que queda corto. 

6/10 
Correcto, cumple.


jueves, 31 de octubre de 2019

La Bien Querida : Brujería (2019)

“Oda al enamoramiento...”

Desde un buen tiempo a la fecha que esta española viene transitando un camino bastante singular y que contrasta hasta cierto punto, abordando temáticas melosas y románticas hasta el hartazgo pero adornándolas al mismo tiempo con arreglos más que interesantes, abrazando en ocasiones el electro pop bailable y en otras sonando muchísimo más oscura, aunque generalmente coqueteando con la electrónica. De esta forma, su globales han resultado atractivos y encontraron su punto en 2015 gracias a la edición de Premeditación, nocturnidad y alevosía, el cual encontró una adecuada continuación en Fuego (2017)

En este sentido, Brujería (gran portada por cierto) se presenta como un álbum que continúa hablando del amor (del enamoramiento más bien, de esa ilusión tan rica que se genera por alguien en el inicio de una relación) pero en materia de arreglos marca diferencias respecto a sus antecesores, entregando por lo general medios tiempos acústicos, jugando con la electrónica pero centrándose en ambientes íntimos y no tanto en el pop bailable. Para muestra, la gloriosa partida a cargo de ‘La verdad’, un tema tierno y precioso que nada sobre delicados arreglos, los cuales conectarán elegantemente con las campanadas y guitarras de ‘Te quiero’ (repetitiva a más no poder... pero la verdad es que convence). Posteriormente las revoluciones irán hacia arriba con el folk de ‘Déjame entrar’ (haciendo dúo con una voz masculina, lo cual suena perfecto) y ‘¿Qué?’, el primer tema declaradamente pop del álbum y con tributo incluido en su letra a Héroes del silencio (“No distingo lo complicado de lo simple...”). 

Entrando en el nudo del álbum se retomará la intimidad con la absolutamente adolescentes ‘Miedo’ y ‘Nubes negras’, la primera funciona a la perfección pero la segunda redundará ya demasiado sobre el mismo concepto, marcando desde ya el único defecto que se le puede achacar al disco: la constante reiteración en torno a la declaración de amor. Lo mismo ocurrirá de hecho con ‘Domingo escarlata’ , que con su “porque cuando me besabas el cielo se abría...” ya nos lleva a mirar el techo, y ‘Morderte’ únicamente se rescata gracias a los explosivos arreglos que entrega en su coro. Destacan en la segunda parte, sin embargo, lo contagiosas que suenan ‘Me envenenas’ (el único tema adulto del álbum) y ‘La fuerza’. 

A destacar los excelentes arreglos y producción que Brujería ostenta durante toda su duración, además de haber encontrado tres o cuatro temazos más un conjunto que se sostiene sin problema alguno. Queda, sin embargo, el desafío para La bien querida de poder salir del “te quiero, te amo, me encantas, te necesito”. Vamos, que ya son demasiados discos en lo mismo y existe vida más allá de las relaciones. 

7,5 / 10
¡Muy bueno!