sábado, 26 de noviembre de 2016

Metallica : Hardwire... To Self Destruct (2016)

Nobles intenciones para un corriente resultado.

Y finalmente llegó el momento. Tras ocho años de silencio, Metallica edita su tercer álbum con material 100% inédito (y propio, ya que Lulu fue un trabajo realizado en junto a Lou Reeden casi veinte años.  Las expectativas eran enormes, sentadas estas no tanto sobre el pasado inmediato de la banda (seamos honestos, hace mucho pero mucho que Metallica no nos vuela la cabeza o siquiera se acerca) sino más bien en el peso histórico de una agrupación que a causa de sus primeros cinco álbumes logró trascender con mayúsculas. Hoy no es raro ver a miles de jóvenes acercándose a la guitarra y a la música gracias a Metallica... y aquello es invaluable. 

Sin embargo, independiente del mencionado peso histórico, el presente de Metallica viene desde hace mucho dejando muertos sobre el camino. Tanto St. Anger (2003) como Lulu (2011) resultaron ser experimentos (muy) fallidos mientras que Death magnetic (2008) más allá del auto plagio descarado no fue capaz de llegar, eso sin contar la horrorosa producción con que contó. Dicho en simple: en estos veinte años cuando han querido crear han fracasado y la única vez en que en parte convencieron fue abusando del factor nostalgia.  

En ese sentido, hay algo que tras oír muchas veces este Hardwire... to self destruct me parece debemos darles: esta vez lo han intentado con armas nobles. Han dado lo mejor de si en un álbum que no convence del todo pero si logra entregar pasajes más que dignos. Nos encontramos así con un disco diverso, de altos y bajos en igual proporción pero que enfrenta el presente con dignidad. 

Dentro de lo positivo que nos regala este álbum habría que mencionar de entrada los golpes directos "a la Motorbreath" que entregan tanto 'Hardwire' como 'Spit out the bone', la primera cumple con su rol de abrirnos el apetito mientras que la segunda se enmarca desde ya como la gran gema que nos dejará este disco para la posteridad. Con una estructura más cercana a Ride the lightning (aquella joya de 1984) aparece 'Atlas rise!' mientras que en una linea mucho más pausada (en plan Load/Reload, digámoslo) destacan 'Am I savage?' y 'Halo on fire', esta última se enmarca como la única en todo el disco que justifica su duración además de contar con una estructura que fluye con absoluta naturalidad y la mejor interpretación de James Hetfield en todo el trabajo.

En una linea de medianía, 'Moth into flame' me ha recordado bastante aquel adelanto que apareció tiempo atrás titulado 'Lord of summer' (y que acá llega como bonus track), ya que sin ser un mal tema me parece jamás explota como corresponde, y algo similar me ocurre con 'ManUnkind' o 'Here comes revenge', dos que dejan la sensación de haber podido ser más.  

Se torna necesario entonces mencionar los dos grandes problemas con que cuenta el disco: su innecesaria/excesiva duración y la incapacidad que muestra la banda a la hora de cerrar varios temas. Canciones como 'Now that we're dead', 'Murder one' (ingrato tributo al gran Lemmy Kilmister) , 'Dream no more' o 'Confusion' (¡seis minutos con el mismo maldito riff!) son aporte cero dentro del trabajo. ¡Pero cero!. Correctas melodías que se repiten hasta decir basta, sin vueltas de tuerca, con un Kirk Hammett más ausente que nunca y una banda que sigue sin comprender (ya les ocurrió con Lulu) que aveces menos es más...

¿Intenciones meramente comerciales o una búsqueda artificial por sonar "más interesantes"? El caso es que estamos frente a un trabajo que tropieza constantemente consigo mismo a causa de su verborrea y falta de inspiración ¡Y es que claro! Tras ocho años de silencio un disco con solo siete u ocho temas habría sabido a poco, por lo que la banda decidió meter en el trabajo todo lo que había a mano, arruinando así lo que podría haber sido un gran disco. De todas formas el resultado cumple, nos regala al menos cinco grandes momentos y por cierto... supera a Death Magnetic tanto en producción, intenciones como argumentos, con lo cual muchos nos damos por pagados a estas alturas. 

Con todos sus defectos, Hardwire... to self destruct es el mejor disco de Metallica desde Reload (1998), es decir, en casi veinte años. Así están las cosas. 


6/10
Bueno, cumple.


Otras reseñas de Metallica:

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Sting : 57th & 9th // 2016

Ilusiones, más no realidad. 


En la previa y promoción, bastante se habló del regreso de Sting (una leyenda viva a estas alturas del partido) al mundo del rock y que este 57th & 9th marcaría distancia con los villancicos, el folclor europeo y los tonos invernales que inundaron sus más recientes trabajos. Parte de aquello se muestra efectivamente en el álbum, aunque también mucho de exageración hay y el asunto no da para lanzar cohetes. En ese sentido, más que una reinvención (que tampoco hace falta a estas alturas, eh? ) 57th & 9th se comprendería mejor como un paso de transición, un compendio de elementos que el artista tiene hoy para entregarnos, algunos de estos ciertamente suenan frescos y novedosos pero otros no tanto como habríamos querido. En el global el resultado cumple aunque deja con gustillo a poco...

El álbum abre con 'I can't stop thinking about you', un buen single promocional que trae de regreso a Sting en formato banda recordando de manera potente los buenos tiempos de su mítica banda The Police. Sin embargo, a partir de '50000' el disco visitará una serie de medios tiempos que agradables son pero más allá del enganche del coro no llegan, y es recién con la dinámica de 'Petrol head' cuando el álbum vuelve a levantar cabeza. Vivirá entonces el trabajo sus mejores momentos, acá la calma de 'Heading south of the great north road', una que perfectamente podría haber entrado en 'If on a winter's night' (2009), anticipa muy bien la intensidad de 'If you can't love me' además de los aires orientales de 'Inshallah' (un buen tema pero claro, a años luz de un 'Desert rose', por citar algo del pasado de Sting), para que todo finalmente acabe con mucha tranquilidad en 'The empty chair'.

De todo un poco entonces nos encontramos en 57th & 9th, un disco que a ratos promete pero jamás cuaja con absoluta claridad. Predominan aún en la música del británico las bonitas baladas y medios tiempos, pero de la vuelta al rock, más allá de un par de temas... poco.


3.0 // Bueno, cumple.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Bon Jovi : This House Is Not For Sale ( 2016)

Simplemente uno más...

Nuevo álbum de Bon Jovi, y la tentación de comenzar a escupir críticas sobre el teclado es inmediata. Y es que los de New Jersay hace mucho, pero mucho que dejaron de proponer algo interesante, y si a comienzos de siglo muchos esperaban ansiosos el come back de la banda hacia rutas un poco menos melosas que las visitadas en Crush (2000), Bounce (2002) o Have a nice day (2005), claro está que desde hace al menos una década ya nadie, a excepción de aquellos que precisamente conocieron a Bon Jovi en 2000 gracias al hitazo 'It's my life', espera algo de ellos. Nada bueno al menos. Y si con Richie Sambora en las filas el asunto resultaba decepcionante, tras su salida en 2014 mejor ni hablemos. 

Ahora, con todo, This house is not for sale desde el título + portada pretende vendernos el cuento de que pese a la partida de su insigne guitarrista, el asunto se mantiene firme. En ese sentido algunas canciones del álbum entretienen y cumplen su cometido, 'Knockout' o 'Born again tomorrow' por ejemplo, salen a dar batalla con un rock directo, aunque claro, completamente inofensivo, mientras que 'This house is not for sale' (la canción) o 'Living tith the ghost' apuntan al gancho comercial y 'Labor of love' llega a sumarse a la lista de baladas intrascendentes que la banda viene entregando desde hace demasiado tiempo ( 'Scars on this guitar' es otra que sonará más adelante, siendo peor aún). Hacia el cierre del álbum aparece 'The devil's in the temple', la mejor de todas gracias a los buenos guitarrazos con que cuenta y un Jon Bon Jovi que por única vez en el disco escapa de su monótono habitual registro. ¿Y el resto de las canciones? Sólo relleno. 

No hay emoción, filo, garra. Llámenlo como quieran. ¡Ni siquiera canciones recordables! Queda muy poco de que hablar tras cada nuevo disco de Bon Jovi, y esta no ha sido la excepción. Lo cual sigue siendo una lástima, ya que las nuevas generaciones llevan tiempo largo conociendo a este cadaver en lugar de esa grandiosa banda que casi tres décadas atras rompió los charts gracias a álbumes extraordinarios como Slippery when wet (1986), New Jersay (1988) o Keep the faith (1992)... 

4 / 10
Malo.


Otras reseñas de Bon Jovi:

domingo, 13 de noviembre de 2016

Norah Jones : Day Breaks // 2016

Bonito...

Tras un álbum tan bien logrado como Little broken hearts (2012) era realmente difícil el que Norah Jones pudiese mejorar la oferta, al menos en aquella melódica e íntima dirección. Comprensible entonces el que haya decidido recordarnos de que está hecha y retomase de golpe sus raíces dentro del jazz con un álbum como Day breaks, un disco en general agradable, que pese a su marcada linea (piano + bajo + plumillas + voz) logra hacerte pasar un buen momento aunque cabe comentar que a ratos pierde sorpresa, y sobretodo fuerza.

Durante su primera mitad, Day breaks se mueve muy bien entre canciones de estructuras reconocibles, algunas que nadan sobre la calma como 'Tragedy' o 'Don't be denied' mientras que otras se muestran más inquietas ('Flipside'), y una sección musicalmente más completa en cuanto a arreglos se refiere, ahí la partida con 'Burn' o 'It's a wonderful time for love' se enmarcan incluso dentro de lo más destacado del trabajo. 

El problema aparece sobrepasando el nudo, ahí la cadencia se toma el álbum y la verdad es que este no vuelve a despegar. Momentos particularmente recordables no encontramos en toda esta pasada final por lo que Day breaks acaba transformándose en un grato trabajo para poner de fondo en una cena acompañada de un buen vino pero de ahí no pasa. 

Norah Jones se ha dado el gusto de volver, lo ha hecho bien aunque no ha logrado dar en el punto preciso con el disco. Más allá del momento agradable este no llega, y eso, tras cuatro años de silencio suena a poco. 

6/10
Bueno, cumple.



Otras reseñas de Norah Jones:

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Serpentine Dominion: Serpentine Dominion (2016)

Por amor al género. 


Estoy loco con este disco. Lo esperaba hace mucho y definitivamente ha estado a la altura. Me refiero al proyecto de George "Corpsegrinder" Fisher (Cannibal Corpse) junto a Adam Dutkiewics (Killwitch engage) y Shannon Lucas (The black dahlia murder). Prometían el álbum debut de Serpentine dominion desde hace mucho, y finalmente, casi acabando 2016, han llegado a nosotros con siete canciones + dos intros bajo el brazo (si, es un disco muy corto), dispuestos a despedazar cabezas con un thrash brutal, técnico, moderno y de primera linea. 

En menos de treinta minutos entonces el trío desenfunda un cóctel de metal extremo, ejecutado de manera impecable, con un sonido violento pero con matices melódicos que definitivamente aportan al global. Temas muy directos como 'The vengeance in me' o la increíble 'Divide, conquer, burn and destroy' se entrelazan con otros más ricos en texturas como 'Sovereign hate', donde la voz limpia de Dutkiewics en los coros complementa a la perfección los característicos guturales del ya eterno George Fisher. El disco fluye con absoluta naturalidad y se disfruta muchísimo, encontrando incluso su mejor momento en el cierre, cuando la delicada y acústica 'Prelude' da paso a 'The endless war', un tema que logra con sus notables idas y vueltas marcar diferencia con el resto del disco y dejar instalada la sensación de que este proyecta estaba y está para más...

Un par de canciones más quizás habrían llevado al debut de Serpentine Dominion a otra categoría pero con lo que dejaron el asunto de todas maneras tiene calidad de sobra. El álbum desprende esa sensación de haberse compuesto sin la necesidad de impresionar a nadie y únicamente por amor al género de lo extremo, el resultado es notable, sin segundo de desperdicio. Se enmarca dentro de los buenos discos que oiremos este año. 

4.0 // Excelente !

domingo, 6 de noviembre de 2016

Lady Gaga: Joanne (2016)

Se desmarca y avanza.  

Se veía venir. Desde hace un buen rato se apreciaba en los pasos de Lady Gaga la intención de, sino renegar, al menos desmarcarse del pop insustancial de sus inicios y de paso demostrar que musicalmente era capaz de llegar más allá de los dos o tres hits que consiguió años atrás (uno de ellos de la mano de un vergonzoso plagio a Madonna). Ha decidido entonces con Joanne (referencia a su segundo nombre) romper el cascarón, salir de su zona de confort y entregarnos el álbum más diverso, completo, interesante y personal de su carrera. 

Basta darle play al álbum para notar de inmediato el que la mujer se tomó el desafío en serio. 'Diamond heart' es uno de esos temas que va agarrando fuerza mientras avanza para acabar entre guitarras y explosiones varias, la participación de Josh Homme en materia de composición se hace sentir acá como también en 'John Wayne', una que sonará más adelante pero coincidirá en lo adictivo de su sonido, fuera de dar rienda suelda a una Gaga que vocalmente está mejor que nunca. Entre estas sonará la golpeada onda retro de 'A-Yo' y la acústica 'Joanne', la primera que desata los aires folk que perfuman varios momentos del álbum. Entrando en el nudo de este, donde suena una juguetona 'Dancin' in circles' (en modo Gwen Stefani, digámoslo) y el desenfrenado rock en plan Springsteen de 'Perfect illusion', (donde la ha ayudado Kevin Parker de Tame Impala) podemos esbozar la primera crítica al disco: ha querido tocar demasiados tópicos y ahí ha perdido coherencia. Se nota cuando en un álbum participan muchas manos y este es el caso. La colaboración parcial de Mark Ronson, Josh Homme, Kevin Parker, Beck e incluso Florence Welch se nota en el hecho de que en Joanne cada canción resulta ser un mundo, lo cual favorece el resultado individual (no hay tema malo acá) pero en el global debilita la cohesión. 

Entrando en la recta final del disco suena la preciosa balada 'Million reasons' (otra gran interpretación de Gaga), una nueva pasada folk en 'Sinner's prayer', la onda retro de 'Come to mama' + la exquisita 'Hey girl' (lo mejor que suena en toda esta recta final, aunque queda la sensación de que el tema daba para más) y el grato cierre a cargo de 'Angel down'. 

Lo dicho, en materia de canciones Joanne no se queda, ni tampoco en valentía. En ese sentido Lady Gaga se muestra en este conjunto de temas como una artista de verdad, inquieta y sensible, abriendo puertas a un futuro que desde acá podría disparar hacia donde ella quisiese. El primer paso lo ha dado, ha salido muy bien parada, nos ha regalado su mejor disco a la fecha (el único que da para ser oído completo de hecho) aunque queda aún con un desafío pendiente: la búsqueda de una mayor identidad musical. 


7 / 10
Muy bueno.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Korn: The Serenity Of Suffering (2016)

¡Viven!

No nos engañemos: nunca fue Korn una banda de metal particularmente compleja. Algunos me dirán que su primer disco fue especial, y si, aquello se los daré. Su debut en 1994 fue un vómito de ira sorprendente y, digámoslo, impactante en su momento. Sin embargo, lo de ellos quedó ahí, en el debut, ya que Life is peachy (1996) no fue más que una mediocre colección de sobras y a partir de entonces la banda se transformó en una fórmula comercial que constantemente se emuló a si misma. ¿Algún problema con esto? En absoluto. Me encanta cada cierto tiempo volver a discos como Issues (1999), Untouchables (2002) o incluso Untitled (2007) y créanme que aunque pasen los años sigo disfrutando con ellos como un niño. Pero insisto, no nos engañemos, lo de Korn desde hace mucho se limitó al coro contagioso sin mucho ton ni son, por más vueltas forzadas a las raíces hayan intentado realizar (Korn III, 2010) o experimentos dubstep también (The path of totality, 2011).   

El caso es que vuelven en este 2016 tras una seguidillas de lamentables lanzamientos, cada uno más bajo que el anterior, y apelando a la misma fórmula que vienen persiguiendo desde los años de Follow the leader (1998), sin embargo, esta vez le han apuntado. Tras muchos intentos fallidos me atrevería a decir que The serenity of suffering es lo mejor de Korn en al menos una década, si es que no más.

Insistiré en mencionar el que la banda toca la misma tecla de siempre, es decir, estrofas en calma + coros pegajosos + estructuras sencillas que no superan jamás los cuatro minutos de duración, sin embargo han logrado acá dar con una serie de temas que entretienen y te invitan a seguir ahí con ellos. 'Rotting in vain', por ejemplo, debe ser el mejor single de la banda desde 'Here to stay' mientras que la ira que Jonathan Davis desprende en 'The hating' se agrega a la lista de grandes interpretaciones que el vocalista nos ha regalado en su carrera. También cabe destacar la colaboración con Corey Taylor en 'A different world', la fuerza que entregan 'Insane', 'Black is the soul' o 'Everything falls apart', además del hecho de que incluso temas menores dentro del álbum, como 'Next in line', 'Please come for me' o 'Baby', sostienen un nivel más que aceptable. 

Si tuviese que criticar algo en el disco sería esa absurda necesidad de rellenar con temas insustanciales, además de monótonos en extremo.  Ahí 'Take me', 'Die yet another night' o 'When you're not there' aportan poco y nada a un disco que con diez minutos menos se habría disfrutado muchísimo mejor.  Ahora, con todo, me parece que The serenity of suffering cuenta con el mérito de traer de regreso a una banda que muchos ya dábamos por muerta. No diremos que Korn sorprende con este nuevo álbum pero si que recuperan (por ahora) la capacidad de sonar frescos y atractivos. ¡Al fin!  

7 / 10
¡Muy bueno!
 .