lunes, 31 de enero de 2022

Black Country, New Road : For The First Time (2021)

"Juventud, divino tesoro..."

Hay que decirlo, está más que interesante la movida post punkera británica. Tiempo atrás tuve el placer de escribir respecto al genial Bright green field de Squid, el álbum de Idles aún lo tengo en borradores (una negligencia más que anoto a mi lista) pero hoy me pongo al día con debut de Black country, new road. Tarde pero acá estoy con este colectivo compuesto por siete integrantes (donde efectivamente colaboran todos y todas) de poco más de veinte años cada uno(a), quienes han sido capaces durante estos años de pasarse un buen rato juntos, armando de a poco lo que en 2021 llegó a nosotros ya en forma de álbum. Seis canciones (?) en cuarenta minutos es lo que nos entregan en For the first time, uno de esos álbumes que centra su fuerza en el relato, el spoken word, y donde la música, los arreglos, funcionan generando atmósferas acordes al mensaje que se pretende entregar. Algo que posee evidentes influencias de Slint (si no los conoces, ve a darle play a Spiderland de 1991 antes que a este álbum), a quienes la banda no teme esconder como referencia pero que, ojo, utilizan como punto de inicio y no final, lo cual es un detalle importante. 

Yendo a la música, abren el disco con 'Instrumental', que es por lejos lo más amigable y único en todo el disco que se asemeja en algo a lo que habitualmente conocemos como "canción". En esta una batería + bajo irán marcando el paso para que luego lentamente cada instrumento haga su aparición y se arme la fiesta (literalmente). Guitarra, teclado y un saxo se suceden en algo que en un concierto debe ser manjar (vaya fortuna la de quienes podrán vivirlo). Una maravilla. Sin embargo, a la vuelta de la esquina el álbum se irá hacia otro lado con 'Athens, France', la que más claramente hace referencia a los mencionados Slint, seis minutos en donde el discurso áspero de Isaac Wood y sus reflexiones varias en torno al pasado, con citas a otros autores y constantes juegos de palabras serán absoluto protagonista, esto a diferencia de 'Sciencie fair' o 'Sunglasses', donde la banda juega con el caos de los arreglos así como con las alzas de intensidad (sobre todo en la primera). 

Hacia el cierre la banda volverá a bajar las revoluciones y llevarnos a la calma con 'Track X' para cerrar con 'Opus', paseándose por diferentes emociones de manera notable, pasando desde la alegría, retomando el tono festivo de 'Instrumental', a la tristeza en pocos segundos o también al desate de ira, en un ejercicio que vuelve a dar muestras de la absoluta libertad en la que opera este colectivo. La libertad de la juventud, algunos dirían, pues benditos sean por eso. Por hacer carne esa desestructura tan necesaria de vivir hoy en día.

¿Canciones? 'Instrumental', 'Sciencie fair', 'Opus'.

9 /10
Brillante.

jueves, 27 de enero de 2022

Whitechapel: Kin (2021)

"Yendo y viniendo..."

Si pasado el 2000 fue con el numetal, desde hace al menos una década viene siendo el metalcore, o death en este caso. Géneros que en muchos, sobretodo aquellos más puristas, provocan rechazo de entrada debido a la rabia azucarada que suele transmitir. Ahora, si bien entiendo dicha posición pues cuando una fórmula es exitosa sabemos la industria suele producir mucha basura artificial con tal de ganar dinero, la invitación desde acá siempre es a abrir los sentidos y saber buscar, que este fenómeno no es nuevo, ocurrió también con el rocanrol en los sesenta, la psicodelia en los setenta, el glam + heavy metal en los años ochenta, el grunge en los noventa, y un largo etcétera. Siempre ha ocurrido... pero hay que saber buscar. 

Toda esa intro a partir de Whitechapel, una banda que ha recorrido un camino bastante interesante, propio también de las bandas que logran evolucionar desde el metal. Estos norteamericanos si bien comenzaron su carrera bastante ligados al death, basta pasar por álbumes como Somatic defilement (2007) o This is exile (2008) para verificarlo, lentamente fueron abriéndose hacia nuevos elementos, tanto desde lo instrumental como lo vocal. En ese camino, ya el homónimo de 2012 fue un disco que sacó a ratos el pie del acelerador, entregándose a momentos más melódicos y otros más exploratorios los cuales acabaron por explotarse en la pasada por Mark of the blade (2016)The valley (2019). El caso es que efectivamente hoy Whitechapel suena muchísimo más diverso que en sus inicios, y quienes les han seguido podrán verificar dicha evolución.

En dicho sentido, Kin es un disco completamente emparentado con sus dos antecesores, particularmente The valley, donde parecen haber dado con una fórmula que les permitió observar el horizonte y decidir con tranquilidad hacia donde avanzar (vaya negligencia mía el no haber comentado ese disco acá en el blog, uno de los buenos de 2019 sin duda). Y si bien en un comienzo intuimos que los tiros esta vez volverán a ir por donde mismo, pues 'I will find you' + 'Lost boy' tienen de todo, momentos acústicos y de calma que intercalan con sendas explosiones agresivas, vocales guturales y otras limpias e incluso un solo melódico que rebalsa emocionalidad (algo que ya expresado en The valley), rápidamente el álbum se encargará de mostrarnos que las intenciones esta vez han estado en explorar mucho más allá. Particularmente en el tema de las baladas. Y es que Kin es algo mentiroso en la partida e incluso en su trámite (siendo ese su principal defecto), pues si bien nos entregarán oscuros medios tiempos como 'A bloodsoaked symphony' o 'The ones that made us', el eje del álbum estará puesto en aquellos momentos donde definitivamente abrirán el abanico mediante sensibles canciones que escapan a la norma y donde Phil Bozeman juega a placer con la dualidad de su registro vocal, hablo de 'Anticure', 'History is silent' o hacia el cierre 'Without us'

El problema es que en ese camino Whitechapel dejan la sensación de constantemente querer ir y volver, intercalando todo el tiempo canciones violentas con otras lentas y melancólicas. Se les oye entonces muy inspirados y entregados en algo como 'Orphan', que es derechamente una balada, pero antes te metieron un relleno cargado de metal como 'To the wolves' que no tiene sentido en la continuidad y parece metido a la fuerza con el único objetivo de que no quedasen tantos temas lentos seguidos. 

Finalmente el álbum acaba con 'Kin' (la canción), una bonita balada más que tras tres minutos acústicos se desata en un precioso solo, sembrando la incógnita: ¿debemos esperar un futuro disco de Whitechapel que definitivamente abandonará el metal? No serían los primeros ni los últimos en hacerlo. Como sea, Kin es un álbum que parece toparse con un callejón sin salida en aquel camino que se inició en 2016 con Mark of the blade. En lo suyo es un (muy) buen álbum pero inevitablemente queda a la sombra de The valley, que en su secuencia encajaba mejor la fórmula (y duraba diez minutos menos). Acá han querido soltarse con las baladas, y lo han hecho, sobretodo hacia el cierre del álbum, pero siempre tratando de anclarse al metal, a veces de manera forzada. 

¿Canciones? 'I will find you', 'Anticure' y 'Kin'.

7,9 /10
Excelente.

lunes, 24 de enero de 2022

Tori Amos: Ocean To Ocean (2021)

 "Conecta..."

Tras la pérdida de su madre y en medio de un confinamiento masivo, el panorama para Tori Amos estaba siendo más que complicado, de ahí la necesidad de escapar mediante un conjunto de canciones que pudiesen conectarla consigo misma, su momento y también con la naturaleza. De todo eso va Ocean to ocean, un álbum escrito en medio de la soledad, donde la vocalista (como era de esperar) utiliza el piano como principal motor de expresión pero no se queda solo ahí, yendo más allá en materia de arreglos, realizando evidentes esfuerzos por no entregar un disco tan triste y oscuro como podría haber sido.

El álbum abre en claro tono reflexivo con 'Addition of light divided', con líneas que asumen el dolor pero abordan el tema con esperanza ("Tu no quieres mantenerte rota..."), algo que se corrobora con claridad en 'Speaking with the trees' (el solo título ya declara intenciones), donde las percusiones adoptan particular protagonismo (por cierto, en la melodía de esta me ha recordado un tanto al Peter Gabriel de 'Games without frontiers'). En general, cuando Tori se muestra inquieta en términos de arreglos y tiempos, sale bien parada, que es lo que ocurre más avanzado el disco en 'Spies', lo más activo y contagioso de este, en los delicadas cuerdas de 'Ocean to ocean', la inquieta 'Metal water wood' o en esa oscura recta final compuesta por '29 years' + 'How glass is made'.

Lamentablemente, si bien en cuanto a arreglos el disco es diverso, a varias canciones les falta sacudirse algo más, suenan en general todas muy correctas en sus estructuras y con pocos momentos de alta intensidad, siendo este un punto débil que se evidencia claramente en cosas muy planas como 'Devil's bane' o 'Swim to New York state', salvándose ahí 'Flowers burn to gold' a causa de la sensibilidad que transmite. 

Con todo, Tori Amos ha logrado entregar un muy buen álbum, uno que conecta y resulta fácil de seguir. No está a la altura de sus más grandes (y cada vez más lejanos) momentos pero si se enmarca como uno de sus buenos discos en su etapa post 2000. 

¿Canciones? 'Addition of light divided', 'Speaking with the trees', 'Spies' y '29 years'

7,2 /10
Muy bueno.

sábado, 22 de enero de 2022

Adele: 30 (2021)

"En terreno medio..."

Tras el bombástico éxito de un álbum como 21 (2011) no era tarea fácil para Adele el encontrarse como artista, digamos, más allá de los dos o tres hitazos de aquel disco. Ante el riesgo de desbaratar el prestigio logrado, la artista ha optado por tomarse cada vez más tiempo entre lanzamientos, generando suficiente morbo en el ambiente como para dejar esa especial sensación de que la vocalista "juega en su propia liga". Es una estrategia arriesgada, pues las expectativas podrían reventarle encima, sin embargo, hasta ahora le ha funcionado. En dicho camino hay algo eso si que tenemos muy claro: no hay que pedirle peras al olmo. Y es que ocurrió en 25 (2015) y ha vuelto a suceder con 30, tanto en aquel como en este, la oímos en un grato terreno medio, mediando entre la necesidad de cumplir con sus fans, la crítica y también con ella misma.

Nos encontramos entonces nuevamente con un álbum donde muchas manos han estado involucradas, lo cual inevitablemente impregna al trabajo de distintas líneas, algunas coherentes con el conjunto, otras no tanto. 'Easy on me', por ejemplo, es la 'Hello', la 'Someone like you' de este álbum, y funciona. Es una maravilla de canción (la quinta en mi recuento de 2021 si mal no recuerdo) frente a la cual no queda otra cosa sino rendirse, como alguna vez hicimos ante el 'I have nothing' de Whitney Houston. Es que cosas así aparecen pocas veces en la vida y hay que saber valorarlas. Adele nos abre el drama de su divorcio ("Cambié quien era para ponerlos a ambos en frente pero ahora estoy rendida...") y conecta como pocas voces pueden. En esa misma línea, inmediatamente vuelve a abrir el pecho en la notable 'My little love', que entre estrofas incluye diálogos con su pequeño hijo y cierra incluso con un monólogo donde oímos a Adele Adkins (la mujer) sincerarse respecto a su soledad entre sollozos ("Debe ser la primera vez desde que lo dejé en que me siento sola / Y nunca me siento sola, amo estar conmigo misma..."). 


El disco vive un gran momento con 'Easy on me' + 'My little love' y hace sentido el que le siga algo más activo como 'Cry your heart', pero lamentablemente el álbum jamás volverá a alcanzar dicho nivel. Los problemas de hecho comenzaron antes, con la débil partida que representa 'Strangers by nature', que con sus orquestaciones luce en exceso artificial y parece más un jingle navideño que el comienzo adecuado para un álbum como este. 

De igual forma Adele se pone en evidencia a continuación mediante la jugada evidentemente comercial del combo 'Oh my god' + 'Can I get it' (hit seguro, y prepárense para los miles de tik tok que se vendrán con el silbido del coro) para luego, bruscamente volver a bajar yendo al piano a 'I drink wine', 'All night parking' y luego a las cuerdas en 'Woman like me', en toda una pasada que le ha quedado bastante pesada y de la que, digámoslo, el disco no logrará recuperarse.

La recta final del trabajo está compuesta por tres canciones de seis minutos cada una, 'Hold on' que cuenta con aires góspel pero con un subidón que tarda demasiado en llegar y nunca alcanza la intensidad que pretende, 'To be loved' que va al piano nuevamente centrando todo en el mensaje pero dejando de lado algún gancho melódico y una interesante 'Love is a game', que si sube como corresponde pero lamentablemente llega cuando el disco ya nos ha perdido. 

Se cierra así un álbum confuso donde Adele parece querer tenerlo todo, abrir su corazón entre dolorosas baladas, meternos un par de canciones de pop modernillo para que no nos aburramos pero también sumergirse en piezas profundas, el problema es que estas en su mayoría cansan. Sin ser un desastre, en su contexto 30 es el disco más discreto en lo que lleva de carrera. 

¿Canciones? 'Easy on me', 'My little love'.

6/10
Bueno, cumple.


Otras reseñas de Adele:

miércoles, 19 de enero de 2022

Sleep Token: This Place Will Become Your Tomb (2021)

"A tener en cuenta..."

Otra banda de encapuchados. Y si, que Sleep token un nuevo proyecto en donde los integrantes se disfrazan y ocultan sus rostros con el fin de generar algún tipo de gancho con el público (tampoco da para culparlos, que hoy en día está difícil entrar en las masas), esto fuera de presentar todo un rollo en torno a la adoración de una deidad antigua y bla bla bla... 

En fin, más allá de la estrategia de marketing, dentro de la amplia gama de bandas que hoy en día realizan fusiones entre diferentes estilos y géneros, estos ingleses aparecen como una buena propuesta a tener en cuenta. This place will become your tomb es el segundo álbum del proyecto y en este continúan intentando entrelazar momentos luminosos con otros de amplia oscuridad. El resultado es diverso y sin duda interesante, aunque a ratos se les ha ido la mano con sus atmósferas emotivas. 

El disco posee diferentes momentos, todos muy ricos desde lo melódico y también en materia de arreglos. Hay una partida desnuda (bastante de manual, digámoslo) de piano + voz en 'Atlantic', donde pasando los tres minutos estrellan el sentimentalismo con explosiones que cuentan con toda esa producción moderna donde las guitarras suenan contenidas. Es un buen tema aunque la fórmula es algo esperable. Tras esta se sucederán diferentes momentos, algunos como 'Hypnosis' o 'Alkaline', donde las guitarras serán protagonistas y la banda apostará por cierto grado de crudeza mientras que en otros (que son la mayoría en el álbum) apuntarán muy abajo ('Like that', 'The love you want', 'Fall for me' o 'Descending'), incorporando elementos electrónicos en el sonido o filtros vocales exagerados. 

Está claro que la banda intenta sonar moderna y poco convencional a la vez, metiendo mucha cosa en su sonido. En esa búsqueda es evidente que aún no dan con la tecla. Todo el tiempo pareciese se traen algo interesante entre manos pero el exceso de emocionalidad en el sonido y estructuras profundas contrastan con esa producción a ratos tan artificial. This place will become your tomb no es un mal disco pero ha quedado pesado. Algo de espontaneidad y frescura quizás no les vendría mal...

¿Canciones? 'Atlantic', 'Hypnosis', 'Alkaline'.

6,5/10
Cumple y algo más...

lunes, 17 de enero de 2022

Mon Laferte: 1940 Carmen (2021)

"En libertad..." 

Tras un álbum marcado por el folclor mexicano como Seis, Mon Laferte decidió encarar 2021 desde otra mirada, esta vez una más ligera, desnuda y pop. Incitada por el placer, el amor y su maternidad, la chilena ha entregado casi cuarenta minutos de música que efectivamente la sacan de sus lugares comunes, abandonando el sufrimiento para dar paso a un álbum marcado por las buenas vibras, la ilusión, el disfrute, el goce y la libertad. Algo que ella misma ha querido definir como un "viaje hormonal", el cual la llevó a escapar en una serie de canciones, incluso desde el idioma pues se ha atrevido a cantar cuatro baladas en inglés, algo explicable dado que el álbum se compuso en su estancia por Los Ángeles, de hecho Carmen 1940 es la dirección del apartamento donde se hospedó por unos meses.

Desde un inicio descubrimos por donde van los tiros, Mon se muestra completamente libre de ataduras regalando amor a toneladas en 'Placer hollywood' ("¿Qué importa que escuchen mi felicidad? / La la land , I love you, Oh my god, Jesuschrist" ) y disfrazándose de Julieta Venegas en 'Algo es mejor', algo que se repetirá más adelante en 'Química mayor' ("Amo caminar de tu mano en cualquier lugar..."), sin embargo, el eje común es la fragilidad de las canciones, todas muy sencillas en cuanto a arreglos y que se alejan de la tradicional grandilocuencia de la cantautora. Esta idea se plasma con claridad en la desnudez que transmiten las cuerdas de 'Niña' ("Te he esperado tanto / Y te cuidaré / Ya te he amado tanto..."), 'Beautiful sadness', 'Good boy' o 'A crying diamond'. 

En general el disco suena esperanzador aunque en un par de momentos los miedos se apoderarán de la artista, como sucede en 'Supermercado' ("Y es que ya nada es igual, me esquiva la mirada / ¿Será que estamos mal?") o 'No soy para ti' ("Mejor que acabe aquí / Mejor dejarte ir / ¿Si nos queremos tanto para que sufrir?"), dos canciones que hablan de una relación desgastada o rota y que escapan de la línea general del trabajo. 

Finalmente 1940 Carmen nos entrega otra mirada del presente de Mon Laferte, una más espontánea y menos dramática que la que conocimos en Seis. Lo notable es que en ambas instancias de 2021 la chilena ha triunfado, ya sea cantando corridos o yendo a la guitarra logra su cometido, lo cual habla del momentazo que la artista vive. 

¿Canciones? 'Placer hollywood', 'Supermercado', 'Niña'.

7/10
Muy bueno.


Otras reseñas de Mon Laferte:

sábado, 15 de enero de 2022

Volbeat: Servant Of The Mind (2021)

"Se esfuerzan..."

A estas alturas del partido, con ocho discos bajo el brazo, está claro que lo de Volbeat se remite a un "tómalo o déjalo". Los daneses son lo que son, mostraron sus cartas por 2007/8 (aclaremos: sin jamás haber sido nada más allá de una banda simpática) y desde ahí únicamente se han dedicado a administrar una discografía con una clara pretensión: lograr algún día ser una banda de estadios. Una especie de Foo fighters modernos. El problema, sin embargo, siempre ha sido el mismo: se les ve el plumero a kilómetros. Basta darle play a cualquiera de sus discos para de inmediato, a los 20 segundos, descubrir detrás de que andan. Y es que su música luce tan jodidamente cerebral, tan pensada, tan poco espontánea, que la pasión muere antes que llegue cualquier tipo de ilusión. En ese camino venían volando muy bajo con sus antecesores por lo que algo como Servant of the mind evidentemente suena a regreso con mayúsculas, pero valga la aclaración: no es que este álbum sea tan bueno, es que los anteriores eran MUY MALOS

Hay que darles a los de Michael Poulsen el que esta vez han logrado entregar un trabajo diverso, intentando combinar sus clásicas canciones rocanroleras y melódicas estilo 'Temple of Ikur', 'Shotgun blues' o 'The devil rages on' con otras juguetonas tipo 'Wait a minute my girl', así como incorporar pasadas más "heavy" que huelen al Metallica con descaro, como 'The sacred stones', que es una especie de 'Harvester of sorrow' + 'Sad but true' (aunque se agradece la aceleración que regalan tras el 4:53), o 'Say no more' (el riff + redoble en la partida es idéntico al de 'Eye of the beholder'). Paradójicamente, cuando Volbeat tributan a sus referentes norteamericanos es donde mejor suenan (¡era que no!), pero en lo personal me quedo esperando el disco pesado y duro que Michael Poulsen prometió en declaraciones previas al lanzamiento. ¿Dónde está el desate? ¿El filo? ¿La rabia? Es que simplemente no está. Volbeat es una banda impostada, una fachada, una constante máscara. Para prueba, cosas como 'Heaven's descent' o 'Becoming', que abren con mucha energía pero tardan veinte segundos para caer en el estrofa/coro típico, que no es otra cosa que la banda persiguiendo por enésima vez "su disco negro".

Lo han intentado de todas maneras, Servant of the mind es mejor que cualquiera de sus antecesores, pero insisto, no por méritos propios sino porque la vara estaba muy abajo. De todas formas han entregado un disco entretenido que a sus fans seguro caerá bien pero donde el énfasis sigue puesto en el gancho, en el pop, pero el rock brilla por su ausencia. Estaría bueno que Volbeat se sinceraran de una vez por todas, probaran el eliminar las guitarras y metiesen teclados a su sonido, algo tipo The killers, seguro sonarían más coherentes. Michael Poulsen no lo haría mal en plan Brandon Flowers

¿Canciones? 'The sacred stones', 'Say no more', 'Heaven's descent'.

5/10
Nada muy especial...


Otras reseñas de Volbeat:

domingo, 9 de enero de 2022

1914: Where Fear And Weapons Meet (2021)

"El espanto de la guerra, puesto en una obra dramática y colosal..."

Me gustan los discos temáticos y/o las bandas con universo propio, como es el caso de los ucranianos 1914, quienes poseen una singular fascinación por los conflictos bélicos desarrollados en Europa a comienzos del Siglo XX, particularmente la Primera Guerra Mundial. Where fear and weapons meet es el tercer álbum de este proyecto pero con una particularidad: el primero bajo el contrato de una multinacional (Napalm Records), quienes vieron en la banda una buena oportunidad tras la publicación de The blind leading the blind (2018), lo cual ha ampliado la difusión de la banda, provocando que esta llegue a nuevas audiencias (me incluyo) y también el que en materia de producción se aprecie un cambio, aunque yendo al fondo cabe celebrar el que, pese a la firma, 1914 no han perdido un ápice del filo de sus inicios, por lo que han acabado por parir una maravilla de álbum. 

Temáticamente el disco habla de las calamidades de la guerra pero colocando el foco en el horror y miedo experimentado por los soldados en conflicto. De esta forma, y como suele ser costumbre hasta ahora, 1914 abren y cierran el álbum con dos breves pasajes de radio de época titulados 'War in' y 'War out', en un notable intento por meterte en la obra, para desde ahí plantearse como un verdadero libro de historia. Contextualizarán entonces mediante la impronunciable 'Fn. 380 ACP#19074', título que hace referencia al arma que asesinó al Archiduque Francisco Fernando dando inicio a la Primera Guerra Mundial, para luego realizar un homenaje a los soldados canadienses que combatieron en la Batalla de Arrás (con particular dedicatoria al inmigrante ucraniano Filip Konowal) en 'Vimy Ridge (In memory of Filip Konowal)' o narrar en 'Pillars of fire (The battle of Messinas)' la espantosa muerte de cientos mediante la detonación de diecinueve minas en Bélgica. 

Gran parte del disco estará compuesto por piezas marcadas por el peso de las guitarras, a veces entregando oleadas muy propias del doom metal, como ocurre en '...And across now marks his places' (que cuenta con aporte del gran Nick Holmes), mientras que en cosas como 'Don't tread on me' o 'Mit gott fur konig und vaterland' se lanzarán de lleno al black. Ahora, un elemento transversal serán las notables orquestaciones que complementarán cada canción, aportando un elemento tétrico a un sonido que logra sumergirte en geniales atmósferas de horror, algo que se logra a la perfección en los casi ocho minutos de 'Corps D'autos - Canons - Mitrailleuses (A.C.M)'

Por si todo esto fuese poco, la banda matiza en un par de momentos mediante 'Coward', un interludio acústico folk, y también en el cierre con 'The green fields of France', diez minutos que encarnan por paliza lo más ambicioso que contiene el disco. ¿Algún detalle? Claro. Que a esta última llegamos algo cansados, dejando la sensación de que sesenta minutos son demasiado para una descarga de tanto peso. Ahora, esto es un pelo de la cola para un trabajo dramático en todo su esplendor, una obra conceptual magnífica que te invita a escapar de hollywood, a dejar de romantizar la guerra y más bien empaparte sin concesiones de dicho horror. 

1914 acaban de hacerse un nombre y colocar la vara muy arriba, el tiempo dará muestras de hasta donde serán capaces de llegar...

¿Canciones? 'Fn. 380 ACP#19074', 'Pillas of fire (The battle of Messinas)', '...And across now marks his places'

9/10
Brillante.

viernes, 7 de enero de 2022

Dave Gahan + Soulsavers : Imposter (2021)

"En exceso opaco..."

Con Depeche mode en la lógica del álbum cada cuatro, cinco o seis años, Dave Gahan ha acabado por encontrar en su proyecto junto a Soulsavers una buena vía de escape. Lo último que habíamos obtenido por parte del combo fue un grato Angels & ghost (2015) y seis años más tarde les tenemos nuevamente acá, aunque esta vez con un álbum de versiones. En ese sentido llama la atención de inmediato la selección realizada, que en general aborda canciones de bajo perfil, siendo 'Always on my mind' y 'Smile' las únicas excepciones a la regla, algo que se condice bastante con el espíritu que Imposter intenta transmitir, con un Dave Gahan inmerso en su rol crooner para entregar así interpretaciones oscuras e íntimas. 

En dicha línea, el experimento funciona con el bueno de Dave, que cumple en su metro cuadrado, sin embargo, un aspecto que juega de manera importante en contra del álbum es que les ha quedado pesadísimo, con unos diez minutos iniciales que suenan bonitos pero donde cuesta seguirles el paso, de hecho, es recién mediante la explosiva 'I held my baby last night' cuando despertamos del letargo gracias a un Gahan entregado al plan blusero llevando un peldaño arriba la interpretación original de Elmore James (de 1952). Sin embargo, lamentablemente el trámite no levantará demasiado con el correr de los temas, destacando la intensidad que le han impregnado a 'Metal heart' (de la estadounidense Cat power) y poco más, dejándonos así un trabajo que se sumerge en sonidos opacos que no alcanzan a conmover ('Shut me down''Where my love lies aspeep' y toda la recta final es un verdadero pantano duro de atravesar), un álbum que podría funcioanr como música de fondo para algún momento suficientemente sexy pero que mucho más allá no llegará.  

¿Canciones? 'I held my baby last night', 'Metal heart'.

5/10
Nada muy especial...


Otras reseñas de Dave Gahan:

miércoles, 5 de enero de 2022

The War On Drugs: I Don't Live Here Anymore (2021)

"Escapando de las expectativas..."

Si uno observa cualquier presentación en vivo de The war on drugs podrá corroborar de inmediato que Adam Granduciel continúa siendo el mismo de siempre, un tipo tímido, de aspecto simple y descuidado, que oculta su rostro entre el cabello y que únicamente habla a través de su música. El éxito y el reconocimiento pareciesen haber pasado por su lado pero lejos de transformarlo en un rockstar no han hecho sino encerrarlo aún más en su metro cuadrado. De ahí que su nuevo álbum abra con una balada sentida y desnuda como 'Living proof', en una declaración de intenciones por parte de un hombre que se niega a tomar cualquier antorcha o colgarse algún cartel (es cosa de mirar esa portada además, que casi adrede intenta espantar a cualquiera). Quienes esperaban encontrar por tanto algún tipo de obra maestra en el nuevo álbum de The war on drugs, un disco sesudo, transgresor y que acabase por definir el carácter de genio de Granduciel, deberán seguir esperando pues nada de eso encontrarán acá. Muy por el contrario, I don't live here anymore apunta aún más hacia adentro mediante canciones centradas completamente en la emoción del mensaje que se entrega y donde la música, las guitarras y/o teclados actúan en función de este. 

En la odiosa comparativa hacia atrás, no encontramos acá arranques atrevidos ('Under the pressure'), ni grandes desates ('An ocean between the waves'), canciones explosivas ('Red eyes') ni una emotividad cercana a la épica ('Pain'), sino más bien canciones que exudan bajas pretensiones y que pretenden calar hondo con poco, piezas que se dejan oír, que suenan precioso (vaya producción, como gustan estos discos que desprenden amor por el sonido) y conectan pero, para bien y para mal, jamás se desatan. En concordancia, la banda cabalga en algo como 'Harmonia's dream' pero Granduciel nunca sube el registro, manteniéndose siempre plano en el relato y es recién en la pasada por 'Change' + 'I don't wanna wait' donde se huelen ciertas ganas de ir por más entre teclados y guitarras, algo que se concreta por única vez en todo el disco en 'Victim', atrevida y sexy por si sola.  

Para la cara b del disco Granduciel ha dejado aquellas canciones que más descaradamente huelen a refritos, como el medio tiempo 'I don't live here anymore' o 'Wasted', que en su partida emula algo de Journey y en sus coros a Survivor, es decir, ochentas total. Ambas están bien de todas formas y serán complementadas con baladas bluseras como 'Old skin' o 'Rings around my father's eyes', enfocada en su reciente paternidad, para cerrar definitivamente con el medio tiempo 'Occasional rain', otro lugar común bonito pero bastante olvidable. 

En 2014 fue cuando Adam Granduciel logró expandir el universo de The war on drugs mediante el notable Lost on the dream, que encontró posterior confirmación en A deeper understanding (2017). El quinto álbum de la banda, sin embargo, desprende una necesidad por escapar de las expectativas generadas. Este es un disco sencillo y que en contados momentos apunta a lo alto. Suena bien, bonito y convence, pero no atraerá a ningún auditor casual.  

¿Canciones? 'Change', 'I don't wanna wait' y 'Victim'.

7/10
Muy bueno.


Otras reseñas de The war on drugs:

lunes, 3 de enero de 2022

Resumen Anual Blog + 45 Grandes Canciones

Hora del análisis global y una breve pasada por lo que publiqué durante 2021, a ver que dicen los números:

¡Para comenzar! En 2021 publiqué un total de 120 entradas, superando mi propio récord de actividad (en 2020 fueron 118, cuando superé las 117 de 2015). Sigo por tanto escribiendo bastante (siempre me he propuesto la meta de una publicación cada tres días como un "ideal"), lo cual me pone contento. Pero ahora desglosemos...

De esas 120 entradas: 

- 8 correspondieron a reseñas de aniversario mientras que comenté 93 álbumes del año (10 fueron reseñas pendientes de discos de 2020 y 9 fueron de especiales diversos). Es un aumento importante, ya que en 2020 comenté 74 álbumes del año...

¿Cómo anduve en asuntos de género? Pues veamos. De los 103 álbumes que comenté en 2021 (93 de 2021 y 10 de 2020): un 16% (diecisiete) correspondieron artistas o voces femeninas, mientras que un 84% (ochenta y seis) a artistas masculinos. Cosa curiosa: sin proponerme absolutamente nada, se mantiene mi tendencia, ya que en 2020 escribí un 17% de reseñas de artistas femeninas, es decir, una de cada cinco es mi tasa.

¿Cómo anduve en términos de procedencia? Acá cabe mencionar algo relevante. En 2020 un 68% de los álbumes que comenté provenían del duopolio Estados Unidos + Inglaterra, mientras que en este 2021 aquella cifra disminuyó a un 50% aproximadamente, es decir, hubo mayor diversidad de procedencia este año en mi blog, lo cual se evidencia en la siguiente información:

De los 103 álbumes comentados: 39 (un 37%) vinieron de los Estados Unidos,  17 (un 16%) desde Inglaterra,  5 desde Suecia y Alemania, 3 desde Canadá, Holanda, Chile y Noruega, 2 de Gales e Irlanda, mientras que comenté un álbum proveniente de Noruega, Argentina, República Dominicana, Colombia, Polonia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Portugal, Escocia, Austria, Bélgica y El Líbano. 

Y ahora, las diez canciones que más me tocaron la fibra durante este 2020:

#10. Garbage: 'The men who rule the world'
Shirley Manson visitando Chile y Argentina, empapándose del movimiento feminista y las revueltas sociales, lo cual sumado al Black lives matter... ¿Qué podría salir mal? Pues absolutamente nada.


#9. Cryptosis: 'Prospect of immortality' 
Notable álbum debut y un tema notable, con una estética llena de cariño/respecto hacia el thrash metal clásicos pero un sonido que mira hacia adelante...


#8. Camila Moreno: 'Quememos el reino'
Ya lo dijo Víctor Jara en los setenta: "Canto que ha sido valiente, siempre será canción nueva".


#7. Mastodon: 'Had it all' 
Mucho dolor y pesar en una canción que resume de buena forma el sentir del tremendo álbum doble que nos regalaron. Si a eso agregas el sello que le imprime la participación de Kim Thayil en guitarras (Soundgarden), que decir, no se puede pedir más...


#6. Dave Gahan + Soulsavers: 'Metal heart' 
Se cuece a fuego lento con un Dave absolutamente tocado e inspirado en la interpretación. 


#5. Mon Laferte: 'Te vi' 
A veces las canciones más simples son las más efectivas.


#4. Dream theater: 'The alien'
Puede que en el mundo del metal progresivo los aprendices hayan superado al maestro, sin embargo, tiene mérito que tras tres décadas de existencia esta leyenda aún pueda entregarnos algo tan bonito como esto... #Respect


#3. Squid: 'Narrator'
Ocho minutos y medio de desenfreno ascendente. Un caótico manjar.


#2. Garbage : 'No god no masters'
Se repiten el plato. Es que lo merecen... 


*Canción del año * Canción del año * Canción del año* 

#1 Greta Van Fleet: 'Heat above'
Me gusta Led Zeppellin, no hay caso. Y aunque esta sea una canción compuesta con todo el manual sobre la mesa, su propuesta hippie + su emotiva construcción me inundó de amor durante todo 2021.


No fueron solo diez, sin embargo, mis canciones favoritas en este 2021, por lo que comparto acá mi listado de 45 que me movieron el piso de alguna forma en algún momento del año. Por si a alguien le interesa jaja! Del 45 al 1...