viernes, 27 de febrero de 2015

Noel Gallagher's High Flying Birds: Chasing Yesterday (2015)

En deuda.

El debut de los Noel Gallagher's high flying birds estuvo a la altura de las expectativas (e incluso muy por encima), digamos que el disco cumplió con entregar un puñado de correctas canciones más dos o tres singles enormes ('If I had a gun' merecía ser otra 'Wonderwall', pero bueno, son otros tiempos). El desafío entonces para el británico de cara a su segundo álbum en solitario estaba en ser capaz de entregar un trabajo sólido de principio a fin y que pudiese desarrollar algún sonido que escapase del "sonido Oasis". En ese sentido canciones como 'Everybody's on the run' o 'Aka... what a life!' parecían ser un buen camino a seguir y así lo ha entendido Gallagher, quien efectivamente ha intentado correr el cerco en este Chasing yesterday, aunque durante ciertos pasajes (lamentablemente) ha equilibrado dicho factor de riesgo con canciones bastante tradicionales que al ser inferiores a las del debut acaban por dejar un global que no ha logrado llegar mucho más allá de las buenas intensiones.  

El disco abre bien, muy bien de hecho. 'Riverman' se mueve sobre aguas tranquilas y desarrolla un sonido cargado a la psicodelia incluso se da el gusto de meter guitarras a la Black keys y un saxo casi en el cierre. Es una partida fantástica que engancha perfecto con el contagioso single 'In the heat of the moment' (hermanada claramente con 'AKA...What a life! del debut, solo que acá llevando el jugueteo aún más lejos con esos coros). El problema es que la emoción llega solo hasta acá, en adelante el disco deambulará entre medios correctos como 'Girl with x-ray eyes' (nada que no hayamos oído en el debut), experimentos que no alcanzan a reventar como corresponde como 'The dying of the light', 'While the song remains the same' o 'The mexican' y canciones que parecen sacadas del baúl de los descartes de los primeros tiempos de Oasis como 'Look all the doors' (que es descaradamente similar a 'Morning glory') o 'You know we can go back'.

No todo queda en deuda eso si, los ambientes de 'The right stuff' y el cierre con la excelente 'Ballad of the mighty I' funcionan pero terminan siendo muy poco dentro de un disco que inevitablemente te deja con gusto a poco y que no logra superar el desafío que inicialmente parecía propuesto.  Chasing yesterday nos entrega un par de buenas canciones y la palpable intención de ir más allá de lo esperable, pero solo eso ya que como conjunto el asunto jamás acaba de despegar. 

¿Canciones? 'Riverman', 'In the heat of the moment' y 'Ballad of the mighty I'

5,5 /10
Nada muy especial...

 

Otras reseñas de Noel Gallagher
2011: Noel Gallagher's high flying birds

domingo, 22 de febrero de 2015

Madonna : Rebel Heart (2015)

Lo mejor desde...?

Lo tenemos asumido: la industria de la música acaba con el talento de cualquiera. Tanto disco y gira terminan consumiendo las fuerzas y creatividad de quien sea, sin embargo, a los y las más grandes un nivel mínimo les exigimos. Sabemos que sus mejores tiempos han pasado, de hecho agradecidos les estamos por aún motivarse a crear pero insisto, hay un piso mínimo desde donde un grande no debería permitirse bajar. Y Madonna es una de las que llevaba un tiempo bastante largo faltándole el respeto a la historia. Sumergida en una absurda obsesión por mantenerse vigente y no ser superada por las principiantes (o descaradas imitadoras) del momento (¿aló, Gaga?) la hemos visto entregando una serie de discos demasiado ocupados de la forma por sobre el fondo, lo cual evidentemente ha mermado los resultados. De ahí que el disfrutar de un álbum como Rebel heart me ha resultado un ejercicio de relajación absoluta. Madonna aún tiene algo que decir, y este disco lo demuestra.

Motivada por una reciente ruptura (gran parte de las letras del álbum se refieren a aquello) Madonna se ha acordado del buen pop en canciones como 'Ghost town' (lo más lindo que le oído cantar en al menos quince años), la personal 'Joan of arc' o 'Heartbreak city' ("Ahora tienes por lo que viniste / Un poco de fama y fortuna / Y ahora ya no me necesitas..."), aquel que conquista solamente con una melodía fantástica y un toque preciso de sensibilidad, además de lograr interpretaciones impecables, de esas que ya habíamos olvidado salir de su garganta. Ha ajustado el uso de las baterías electrónicas entregando canciones que no alcanzan jamás a agotar como 'Devil pray' y 'Hold tight' (una que recuerda los tiempos de Ray of light) 'Inside out' o el precioso cierre que es 'Wash all over me'. Y cuando ha invitado al movimiento también ha vuelto a triunfar gracias al single promocional 'Living for love' , la monumental 'Iconic'' o incluso en 'Unapologetic bitch', una que juega al límite pero gracias a sus interesantes coqueteos con el reggae logra conquistar. 

El disco también dejará espacio para los excesos y aquellos temas en donde la vocalista busca enrostrarle al mundo en todo desafiante lo bien que se la está pasando, ocurre en 'Illuminati' o 'Bitch, I'm Madonna', ambas se perciben como una verdadera resaca causada por sus más recientes discos y donde volvemos a oír a esa Madonna que intenta sonar moderna, abusando además de una serie de efectos vocales. Algo parecido ocurre en la fallida e innecesaria 'Holy water' y en el repetitivo experimento acústico que es 'Body shop'. El disco parece tener muchas manos encima en materia de composición o producción, muchas opiniones, y creo que ese es su principal defecto ya que a ratos pierde dirección, quiere abarcar demasiado pero la sensación que me queda luego de escuchar los 25 temas (!!!) que ha entregado (versión deluxe incluida) es que acá había material para entregar el mejor disco de su carrera y a causa de errores no forzados solamente ha estado cerca (que tampoco es poco). Supongo que no ha querido cargarse a las baladas para no correr el riesgo de aburrir, sin embargo, el fuerte del álbum está en el aspecto melódico y ahí canciones que quedaron (inexplicablemente) fuera, como 'Best night''Messiah' , 'Rebel heart' (la canción), 'Beautiful scars' o la excelente 'Grafitti heart' me parece que habían redondeado mejor el trabajo. 

En síntesis. ¿Lo mejor desde Confessions on the dance floor? ¿Desde Music? ¿Incluso desde Ray of light? Ahí lo dejo, a gusto de cada cual. Madonna es una figura que construyó historia en base a su imagen, de eso no hay duda, sin embargo tras aquello siempre existieron soberbias canciones e incluso sin ser una gran vocalista la mujer fue capaz de interpretar como una diosa. Y aquello es lo que hemos recuperado con Rebel heart, a la Madonna interprete de excelentes melodías. ¡Salud por eso! 

8 / 10
Excelente.


Otras reseñas de Madonna:

jueves, 19 de febrero de 2015

Bruce Dickinson: Las Malas Nuevas.


He quedado helado con la noticia: Bruce Dickinson combate desde diciembre pasado un cáncer en su lengua detectado recientemente. Las informaciones mencionan que su cuerpo médico se encuentra optimista luego de siete semanas de quimioterapia y se espera que en mayo próximo el histórico vocalista se encuentre en condiciones de volver a las pistas. De todas maneras es inevitable el no sentirse conmovido por la noticia, la cual una vez más nos mueve a reflexionar con respecto a la fragilidad de la vida. 

Mi hermano buscando tranquilizarme ha usado un muy buen argumento: "Bruce es un hombre tremendamente inteligente, por lo que todo estará bien". Y bueno, mucha razón tiene. No cualquiera pilotea aviones, no cualquiera logra detectarse un cáncer en un control rutinario y no cualquiera compone un álbum como The chemical wedding (1996). Así que si, confiemos en que todo estará bien... 

lunes, 16 de febrero de 2015

20 Años De... Fight: War of Words (1993)

"Valiente y furiosa aventura..."

Corría 1992 y Rob Halford, el metal god, tomaba una valiente decisión: abandonaba por diversas razones (creativas más que nada) a Judas Priest, su banda madre. El tipo estaba harto de todo, deseaba volver a soñar desde las raíces y comenzar a volar con alas propias. Se baja entonces de la Harley Davidson, se saca el cuero, se tatúa el cuerpo completo y se embarca de lleno en un proyecto titulado tentativamente Fight, reclutaba con este fin a Scott Travis, el baterista que se unió a Judas Priest para grabar el mítico Painkiller (1991), y a tres jóvenes que cerrarían filas junto a él. Como resultado de toda esta aventura aparecía en 1993 un álbum que, pese a no ser completamente redondo, al día de hoy resulta de culto para los seguidores del vocalista (entre quienes me incluyo). Nos encontramos así con doce canciones que desde un comienzo pretenden marcar distancia con el sonido Priest y conectar con las corrientes que el metal estaba desarrollando en aquel entonces, en particular el groove metal (con Pantera como principal exponente). 

El álbum abre con el potente combo 'Into the pit/Nailed to the gun', dos temas muy efectivos, veloces y directos pero que desde ya muestran por donde irán los tiros en cuanto a la producción: un sonido crudo, sin tanto artificio instrumental pero si con mucho peso en las guitarras y velocidad en la batería. De la voz de Halford ni hablar, regalando energía y agudos a placer. Sin embargo, más allá de los dos primeros temas y alguno más que aparecerá en unos minutos ('War of words', la canción) el disco en general abordará un sonido mucho más denso e incluso encontrará sus mejores momentos en la oscuridad de 'Life in black', 'Little crazy' o en la balada 'For all eternity', en todas ellas el vocalista vuelve a volar alto encontrando varias interpretaciones memorables que por si solas hicieron que el proyecto valiese la pena, Rob Halford suena personal, lleva su garganta al extremo de las posibilidades y se le percibe poniendo todo su ser en cada canción lo cual aporta un condimento muy especial a gran parte del disco.

No todo fue perfecto eso si, los medios tiempos 'Inmortal sin' (que inexplicablemente fue escogido como single promocional) , 'Laid to rest' o 'Contortion' suenan repetitivos y monótonos, algo similar ocurre con las violentas 'Kill it' o 'Vicious', todos temas que sin ser malas canciones no escapan del estrofa/coro sonando demasiado predecibles. El cierre a cargo de 'Reality, a new beggining' funciona como una verdadera declaración de principios y engloba de manera perfecta el momento que Halford vivía por aquel entonces, un momento de encuentro personal y musical, no olvidemos que dos o tres años más tarde reconocería públicamente su homosexualidad e incluso llevaría la exploración artística muchísimo más lejos trabajando junto a Trent Reznor en 1998 el proyecto electrónico/industrial Two

¿Qué vendría más adelante para Fight? Una gira por bares y pequeños locales que hace unos pocos años fue recuperada con la edición de un álbum oficial en vivo, luego un fallido, olvidado y poco valorado Small deadly space (1995) que precedería al fin de la banda. Duró poco la aventura pero nos dejó gratos recuerdos y este excelente War of words, prueba del inquieto momento que el gran Rob Halford vivía por ese entonces.


8/10
Excelente.

sábado, 14 de febrero de 2015

Refritos: The Beatles // Camilo Sesto


Dentro del universo de los refritos este debe ser uno de los casos más singulares que he podido ver. Los años ochentas dieron para todo, incluso para un Camilo Sesto jugando a ser una estrella de rock y covereando a The Beatles. ¡Qué gusto se dio Camilo acá! Me causa gracia el imaginar la reacción del público en aquel instante, realmente no deben haber entendido porque el ídolo romántico del momento se ponía a exclamar chillidos en medio de su show. 

Dejo acá entonces la original de The Beatles, que fue el tema que acompaño al single "We can work it out" en 1965, y la versión en vivo de Camilo Sesto, que no tiene desperdicio. 


domingo, 8 de febrero de 2015

30 Años De ... Tears For Fears: Songs From The Big Chair (1984)

"Perfecto punto de equilibrio..."

Dentro de la historia de la música, en cada década pasada encontraremos a cuatro o cinco bandas que destacaron por sobre el resto, los más grandes digámoslo, sin embargo bajo ellos existió una extensa segunda linea de batalla que no será recordada con idénticos honores pero cuyos méritos tampoco eran poca cosa. Tears for fears entran ahí para mi, Roland Orzabal y Curt Smith eran química y oro puro. Es realmente una lástima que los egos hayan podido más y el dúo como tal solo editase tres álbumes, no desecho en absoluto eso si la etapa noventera con Roland Orzabal en solitario llevando la marca (Elemental y Raoul and the kings of Spain me parecen dos discos fantásticos que espero en algún momento recordar) pero si creo que acá había pasta para algo más grande, algo que finalmente nunca se llegó a dar. De lo bueno poco eso si, y con Tears for fears el asunto se dio de esa manera, tres discos en diez años pero cada uno con su particular encanto, aunque en el suma/resta Songs from the big chair lleva ventaja gracias a la potente colección de singles con que contó.

The hurting (1983), el álbum debut de la banda, conectó con todo lo que estaba en boga por aquellos años, un potente trabajo de teclados y constantes invitaciones a la pista de baile, muy en la linea de lo que también realizaban otras bandas por aquel entonces (Depeche mode, por ejemplo). Para el segundo álbum, y contra toda lógica, el dúo decide ampliar el abanico de influencias y con esto aciertan de lleno. Nos encontramos así con un disco que apuesta fuerte por la diversidad, que mantiene esa producción característica de los años ochentas pero al mismo tiempo entrega especial importancia a las guitarras e incluso realiza uno que otro guiño al rock progresivo en sus estructuras. Ahora, pese a los múltiples caminos que recorre, Songs from the big chair nunca deja de ser un gran disco de pop y aquello me parece un tremendo logro. 

La diversidad mencionada se expresa con absoluta claridad en los primeros tres temas del disco. La partida la da "Shout", un clásico instantáneo que da continuidad al sonido que la banda desarrollo en el debut, acá el dúo encuentra un coro de tono marcial imposible de olvidar, lo repiten innumerables veces sobre teclados encontrando poco a poco distintas explosiones a lo largo del tema. Le siguen los seis inquietos minutos de "The working hour", los cuales dan muestras de que estos tipos andaban en busca de más y "Everybody wants to rule the world", pop magnífico dispuesto a comerse a las masas. El álbum avanza con la dinámica "Mothers talk", la cual retoma los teclados y el sonido de la década mientras que "I believe" es una sensible balada que se desarrolla sobre un piano. Entrando en la recta final suenan "Broken" y "Head over heels", la primera es un fantástico instrumental en donde Tears for fears juegan a ser Genesis mientras que en la segunda el dúo encuentra nuevamente un coro sensacional e intenso, y de paso la que probablemente es la mejor canción en la carrera de la banda (junto con "Sowing the seeds of love"). El cierre llega con "Listen", siete minutos en donde vuelven a lanzarse sobre la exploración de ambientes, jugando con percusiones, guitarras y voces.  

Un año antes habían debutado con un buen disco pero que carecía de identidad, cinco años más tarde perderían los papeles al tratar de hacerse los interesantes con The seeds of love (1989), un álbum demasiado serio y completamente excesivo. El punto de equilibrio preciso se dio en 1984 con este Songs from the big chair, un trabajo interesante, dinámico, exploratorio pero al mismo tiempo amable con el auditor. Uno de los excelentes álbumes de pop que aquella década nos dejó. 

      9/10
Brillante.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Gaz Coombes: Matador (2015)

En constante movimiento.

Supergrass fue una de las tantas joyas que los noventas nos dejaron,  sin embargo, pese al crecimiento que la banda mostró durante su carrera (la cual duró un poco más de una década) la imagen que quedó de ellos fue la de una banda que poco a poco se fue apagando. Fueron adolescentes e inquietos en I should coco (1994), mucho más maduros y experimentales en In it for the money (1998) y definitivamente adultos en Road to Rouen (2005), sin embargo, entre quienes gustan de la música, el 99,9%  los recordará únicamente por aquel single titulado "Alright". Que perra vida. Y con Gaz Coombes el asunto no ha sido demasiado diferente, opacado por pares de su generación tales como Damon Albarn o Noel Gallagher, no es demasiado el ruido que el vocalista ha generado con su carrera en solitario pese a que el hombre continúa dando claras señales respecto a su talento.

A diferencia de su debut, que fue un álbum de corte mucho más clásico y tradicional, en este 2015 Gaz Coombes llega a nosotros en versión madura. Matador es un álbum reposado y que escapa de la fórmula de rock directo para adentrarse en un sonido mucho más introspectivo pero tan atractivo como lo realizado en Here comes the bombs (2012). Cabe mencionar además que Gaz tocó casi todos los instrumentos para este trabajo, dejando escapar solo los teclados en tres o cuatro canciones pero prácticamente todo lo que acá suena es obra de él.

El disco abre con "Buffalo", uno de esos temas en donde Gaz acostumbra explorar ambientes algo psicodélicos. Sobre un piano se sostiene una melodía que poco a poco encuentra una serie de explosiones encontrando así una partida sencilla pero efectiva. En la misma linea se encuentra "20/20", otra en donde el piano es protagonista y la intensidad se va logrando con un coro ascendente. Con "The english ruse" Coombes se acuerda del rock, de hecho es el único tema veloz del disco ya que a partir de acá este entrará en una linea bastante más íntima y acústica. Una serie de baladas sonarán a continuación, la preciosa "The girl who fell to earth", luego "Detroit", que va en la misma linea solo que revienta entre voces y guitarras en los coros, la eléctrica "Needle's eyes" y "Seven walls", que gracias a sus subidas de intensidad debe ser uno de los grandes momentos con que cuenta el álbum. 

Hacia el final el asunto pierde algo de fuerza, solamente las explosiones de "To the wire" resultan particularmente atractivas pero "Oscillate", el intermedio "Is it on?" y el tímido cierre de "Matador" (la canción) dejan la sensación de que Gaz se anduvo quedando sin gasolina a la hora de cerrar el disco, dejando así la experiencia algo inconclusa. 

Matador es un álbum entonces que sigue mostrando a un Gaz Coombes inquieto y que no muestra interés por estancarse en ningún sentido. Recibir un disco tan personal y con tan poco gancho comercial da a entender que la masividad ya no es tema para el vocalista sino que más bien el encontrarse a si mismo en su música. Acá ha vuelto a cumplir pero no ha sido brillante, el álbum sigue pareciendo un trabajo de transición hacia algo mayor. El tiempo dirá ... 


3.0 // Bueno, cumple. 

Otras reseñas de Gaz Coombes:
2012 // Gaz Coombes // Here comes the bombs.

domingo, 1 de febrero de 2015

Napalm Death : Apex Predator - Easy Meat (2015)

Más violentos, igual de gigantes.   

Utilitarian (2012) fue un álbum fantástico que contó con el sello agresivo característico de Napalm death pero que al mismo tiempo incorporaba una serie de atractivos elementos melódicos los cuales lo transformaron en toda una sorpresa para quien escribe y uno de los discos más fascinantes que tuve el placer de oír aquel año.  Han pasado tres años desde aquella entrega, más de treinta (!!!) de carrera y nos encontramos en este 2015 con un nuevo disco de la banda, uno que a diferencia del anterior apunta directo a la médula del metal extremo y nos entrega la cara más violenta del sonido de Napalm death. No hay tregua con este Apex predator - Easy meat, un disco de catorce piezas, la mayoría de ellas de corta duración (dos a tres minutos cuando mucho) y que funciona como una sucesión de golpes incesantes que prácticamente no dejan margen al respiro. 

Abre el álbum con una intro de vocalizaciones (quizás algo extensa) que da paso a dos tracks demoledores: "Smash a single dixit" y "Methaphorically screw you", tres minutos de puro death en donde la banda descarga su ira sin concesiones de ningún tipo. Este ritmo se sostendrá prácticamente durante todo el disco, pasadas muy veloces y cargadas al doble pedal como es el caso de "Stubborn stains", la agresiva pasada por "Cesspits/Bloodless cup" o toda la recta final a cargo del tridente "Stunt your growth/Hieraches/One eyed" , mientras que algunos temas bajan un poco la dinámica (pero muy poco!) como para quitarle monotonía al trabajo, ahí destaca la diversidad estructural de "Timeless flogging", la oscura "Dear slum landlord" (que vendría siendo "el lento del álbum") o "Beyond the pale", probablemente el mejor tema del disco. 

En general el trabajo se caracteriza por su falta de pausas y por ser un continuo de ira desbocada. Lo increíble acá es que luego de treinta años de carrera Napalm death logre un álbum así de fresco y que dentro de los márgenes del metal extremo continúa sorprendiendo gratamente. No se donde estará la fórmula, ellos mismos afirman que se encuentra en la pasión con que componen su música, y debe ser así ya que disco a disco no bajan el nivel. Recuerdo que tras disfrutar de Utilitarian me resultó inevitable el pensar que aquel nivel era insostenible a estas alturas del partido, y en lo personal debo reconocer que este álbum no me ha impactado de manera tan potente como si lo hizo su antecesor, sin embargo tengo claro que desde una arista distinta esta vez han logrado componer un disco igual de atractivo. Como sea, estos tipos son muy grandes, punto. 

7/10
Muy bueno.


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