jueves, 29 de junio de 2023

Immortal: War Against All (2023)

 "No molesta pero tampoco impacta..."

Ya no solo sin Olve Eikemo (a.k.a Abbath) en las filas si no que también lejos de Horgh en batería y entre líos judiciales que le permitieron hacer uso del nombre de la banda, Demonaz finalmente ha decidido sostener el buque de Immortal en solitario. Y si bien cinco años atrás tuvimos aquel notable Northern chaos gods (2018) como prueba de sus herramientas como compositor, cabían dudas respecto a esta continuación, ¿habría algo más por entregar o nos encontraríamos frente a un mero capricho del guitarrista? En ese sentido la simplona portada de este War against all mucho no ayudó con las expectativas, y digámoslo, tampoco lo ha hecho la música: en este 2023 Demonaz nos entrega ocho canciones que en casi cuarenta minutos de música parecen más una salida al paso que una verdadera propuesta. 

Y si bien el disco intenta abrir de manera afilada mediante la homónima 'War against all', que fluye y contagia con su energético coro, rápidamente arqueamos la ceja con algo como 'Thunders of darkness', similar a la anterior en intenciones, tiempos + riff, a excepción de  coro (uno menos atractivo además). Luego vendrán los matices, yendo al medio tiempo en algo como 'War god', que estructuralmente (sin ser ninguna maravilla) debe ser de lo más interesante del trabajo junto al instrumental 'Nordlandihr', siete minutos en donde Demonaz se acerca al heavy metal y a la cabalgata estilo Iron Maiden. ¿Y el resto? Totalmente de manual. 'No sun' es algo que no molesta pero tampoco impacta, lo mismo 'Return to cold', 'Immortal' o 'Blashyrkh my throne', una sucesión de piezas en exceso inofensivas pero por sobre todo predecibles.  

War against all no es un desastre, el disco se deja oír. Es un correcto álbum de metal pero uno donde Demonaz, más allá de su ego, no parece esforzarse en entregar algo realmente relevante que justifique un lanzamiento de Immortal a estas alturas. 

¿Canciones? 'War against all'.

5/10
Nada muy especial.


Otras reseñas de Immortal:

sábado, 24 de junio de 2023

Janelle Monáe: The Age Of Pleasure (2023)

"Agradables insinuaciones..."

Cada vez que vuelvo a oír Dirty computer (2018) , el mejor disco de aquel año para quien escribe, me pregunto como es posible que un disco así de atrevido, sexy, valiente, político y desbordante en talento pueda ser ignorado de manera tan injusta por la sociedad actual. Pero así son las cosas. El caso es que en aquel cuarto disco pareció Janelle Monáe haberlo dado todo por lo que no era tarea fácil lo del sucesor, el cual llega a nosotros cinco años más tarde y entregando una versión bastante simplificada de la artista (que no desechable). The age of pleasure es de hecho el álbum más sencillo publicado por la vocalista a día de hoy, un disco breve (media hora, no mucho más) compuesto por canciones cortas (todas se mueven entre los dos a tres minutos de duración) plagadas de mensajes directos que apuntan al goce, liberación física y sexual femenina, temática recurrente ya en Janelle. Musicalmente el álbum abraza el afrobeat con elementos reggae constantemente presentes planteando un continuo que se olvida un tanto de las canciones para más bien armar una invitación a pasarte un buen rato, no mucho más.

El disco abrirá apuntando a la dinámica entre vientos y hip hop de 'Float', primer adelanto que tuvimos meses atrás, para luego lanzar a una seguidilla de temas cortos donde los mensajes son lo primordial aunque siempre en un tono juguetón, como sucede en 'Champagne shit', que conecta a modo de coda con el minuto de 'Black sugar beach' y luego con la exquisita 'Phenomenal' (en compañía de la rapera Doechii), tres minutos enfocados en la auto percepción resumidos a la perfección en la reflexión con que cierra: "Estoy mirando miles de versiones de mi misma, y todas están jodidamente bien..." ("we're all fine as fuck" es lo que realmente expresa pero me cuesta encontrar una traducción literal para aquello). Que decir, Janelle se la está pasando de maravillas y desea que todos nos enteremos. Por lo mismo es que en 'Haute' repetirá hasta la saciedad un 'me siento tan sexy" y comentará como todas le repiten que frente al espejo luce incluso mejor que "David Bowie en Moonage daydream", lo cual es bastante decir. 

El álbum está planteado en modo fiesta por lo que las canciones jamás se extienden más allá de un determinado momento que la artista desea expresar. Desde ahí se entiende que 'Lipstick lover' haya sido single, una de las pocas que sobre pasa los dos minutos y medio entre sus insinuaciones románticas / sexuales ("Podríamos hacer una película. Yo la escribo / Pues por tu amor me tomo el tiempo / Solo quiero sentir que tus caderas son mías..."), algo que también sucede aunque con menos fuerza en 'The rush' (esta vez junto a Nia Long + Amaarae) para luego desenfundar una recta final que sucede piezas donde muchas no alcanzan a ser una canción, 'The french 75' por ejemplo, donde el reggae se hace muy presente, como en 'Water slide' o 'Only have eyes for 42'

Janelle Monáe es una tipa brillante. No lo vamos a descubrir hoy. Esta vez, sin embargo, se ha propuesto tirar por la tangente. The age of pleasure es un trabajo marcado por la brevedad donde la vocalista ha escapado de las grandes ambiciones de sus antecesores para solo abordar agradables insinuaciones, piezas cortas dispuestas en un continuo totalmente disfrutable pero que en contados momentos realmente atrapa y más bien parece querer ser algo rico que suena de fondo mientras tienes sexo, bailas o te fumas algo. Tampoco está mal, no?

¿Canciones? 'Champagne shit, 'Phenomenal', 'Lipstick lover'. 

6,9 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Janelle Monáe:

lunes, 19 de junio de 2023

Extreme : Six (2023)

 "Encapsulados en el tiempo..."

Extreme lo habían dejado quince años atrás, tras aquel Saudades of rock (2008) que llegaba tras otros doce años de silencio para sumarse a la ola de regresos noventeros que se produjeron a fines de la primera década de los dos miles. Es decir, no hablamos de una carrera particularmente regular por parte de los norteamericanos, lo cual seguro guarda relación con una incapacidad de la banda para escapar del hard rock que siempre les caracterizó. Y no es que mantenerse fiel a un estilo sea algo particularmente negativo pero si complicado cuando los tiempos van cambiando y decides mantenerte estancado a un sonido que mostró lo mejor de si hace bastantes años. 

Algo de esto se anticipó con los singles desde hace meses estuvieron calentando el ambiente. Canciones como 'Rise' o 'Banshee' dieron muestras de una formación afilada en términos de actitud y sonido pero ciertamente encapsulada en el tiempo. ¿Positivo o negativo?  Aquello había que dirimirlo con el disco entre nosotros. 

Yendo por tanto a lo que Six propone, cabe mencionar que la fórmula funciona durante gran parte del trayecto. Gary Cherone evidentemente no es el mismo de antaño (61 años ya, no es menor), su registro alguna vez privilegiado, y que le llevó incluso a ser parte de Van Halen en aquel lejano 1998, ha perdido notas pero el tipo sostiene la bandera del glam aún con fuerza, mientras que Nuno Bettencourt continúa siendo capaz de entregar pinceladas de su talento como ocurre en la mencionada 'Rise', o levantando baladas insípidas como 'Other side of the rainbow' o 'Small town beautiful'. De esta forma el disco en su primera mitad apostará por un sonido bastante tradicional entre baladas melosas y secciones aceleradas estilo '#Rebel' o 'Banshee', siendo recién tras el nudo cuando la banda se dará el gusto de (¡al fin!) explorar un tanto fuera de la caja abordando tonalidades algo más oscuras que aportarán diversidad. 

Nos traen de regreso el grunge en 'The mask' o 'Save me' y también convencen en esos interesantes coqueteos electrónicos que presentan 'Thicker than blood' o los casi seis minutos de 'X out' (de lo más fascinante en el disco). Como verdadera curiosidad quedará la juguetona y veraniega 'Beautiful girls' mientras que las baladas 'Hurricane' o 'Here's to the losers' (bonita la primera, realmente innecesaria la segunda) sonarán en la recta final para traer el orden de regreso.

En su sexto álbum Extreme por lo general cumplen. Intentan evidentemente responder a lo que su público busca oír, es decir, un hard rock anclado tres décadas atrás complementado con baladas melosas bastante de manual (son hijos de los noventa, no lo pueden esconder). También regalarán eso si tres o cuatro canciones que arriesgarán más de lo debido y que acaban por ser lo verdaderamente interesante que nos trae este regreso. De todo un poco por tanto por parte de una banda que parece haber intentado acá darse ciertos gustos sin sacrificar su esencia. 

¿Canciones? 'Rise', 'The walk' y 'X out'. 

6,8 / 10
Cumple y algo más...

viernes, 16 de junio de 2023

Foo Fighters: But Here We Are (2023)

"Lo mejor desde...?" 

A estas alturas del partido resulta irrelevante sostener la discusión en torno al momento en que a Dave Grohl se lo comió el personaje. Simplemente pasó y de pronto cada nuevo lanzamiento de Foo fighters debió competir con la carga de tener que tolerar el peso mediático del vocalista, algo que ni siquiera la lamentable pérdida de Taylor Hawkins pudo contener. Tuvimos show homenaje, a Dave llorando una y otra vez en pantalla gigante, anuncio de que seguirán (¿alguien alguna vez lo dudó?), anuncio de un nuevo baterista (totalmente ausente en el proceso creativo, obvio) y consecuente nuevo disco. ¡Ah! Y con lanzamiento de película entre todo. El caso es que cuesta dejar todo esto de lado a la hora de analizar un nuevo álbum de Foo fighters, sin embargo, nobleza obliga a intentarlo, más aún cuando la música logra hablar por si misma, como ocurre en el caso de But here we are, un álbum que llega bastante antes de lo que habríamos pensado (el flojo Medicine at midnight data de apenas dos años atrás) pero que acaba situándose por sobre cualquier expectativa, digamos, el clásico "lo mejor desde...".

De la mano una vez más de Greg Kurstin en producción (quien viene con ellos desde Concrete and gold), esta versión 2023 de Foo fighters les encuentra en un momento particularmente inspirado entre canciones que van por lo general a lo obvio pero saben encontrar melodías atractivas, además de estructuras y arreglos suficientemente sólidos como para generar un conjunto adictivo de comienzo a fin, sin relleno alguno. Para muestra lo que realizan en la partida con 'Rescued': un riff + batería marca de la casa, Dave Grohl conjugando de manera impecable un puente desgarrado + coro melódico y una estructura que crece en emoción hacia el cierre. Temazo impecable. En otra arista se moverá 'Under you', mucho más melódica y popera al punto de recordar cosas de casi veinticinco años atrás como 'Generator' o 'Learn to fly', mientras que 'Hearing voices' abrirá en plan balada acústica para luego transformarse en un medio tiempo que convence, armando así un tridente inicial que anticipa un álbum que reconoce lo que son Foo fighters: compositores de grandes canciones, sin más. 

Por esto mismo, cosas como 'But here we are' (la canción) o 'The glass' son tan bienvenidas, porque es la banda haciendo lo que saben hacer, yendo al grano agradando con el estrofa/puente/coro, sin experimentos ni idas de olla como ocurrió en antecesores. Algo muy en la línea de lo realizado en Wasting light (2011), para muchos su último buen álbum. De igual forma 'Nothing at all' es algo que habría encajado perfecto en Echoes, silence, patiente & grace (2007) junto al desangre de 'Let it die', por ejemplo. De esta manera y observando el detalle, gran parte del álbum suena a revisiones del pasado de la banda... el punto es que no molesta. 

Más allá de lo anterior, y acá es donde aparece el principal mérito del disco, entrando en su recta final el trabajo regalará un giro que tiende a la gloria misma. Primero con la etérea 'Show me how', luego la emocional 'Beyond me' , que anticipará la que por derecho propio es LA GRAN CANCIÓN de este álbum: 'The teacher'. La gran dedicatoria de Dave Grohl a su recientemente fallecida madre que durante diez minutos (si, Foo fighters han compuesto un tema de diez minutos) juega a placer con el sonido, la intensidad y las estructuras. 

Cerrarán definitivamente y de manera impecable con 'Rest' en un tono bastante oscuro que les sienta perfecto, cuajando un álbum que no pretende reinventar algo pero si muestra a una banda sorprendentemente fresca y en buen pie compositivo. Estas diez canciones logran que disfrutemos las escuchas más allá del single de turno, lo cual no ocurría desde hace bastante. Bien sabemos que una golondrina no hace verano pero aquello tampoco es relevante para el caso, han entregado un gran disco, uno que se cuela entre lo más destacado de su carrera, lo cual por si solo es motivo suficiente para seguir soportando por un rato más a Dave Grohl.

¿Canciones? 'Rescued', 'Show me how', 'The teacher'. 

martes, 13 de junio de 2023

Noel Gallagher's High Flying Birds: Council Skies (2023)

"El que tuvo, retuvo..."

El éxito suele ser ingrato con quienes deciden arriesgar, más en los tiempos inmediatos que vivimos. De ahí que un álbum como Who built the moon? (2017), a todas luces un paso adelante para la carrera de Noel Gallagher, acabase por generar poca aceptación y repercusión tanto entre el público como medios. No le quedó otra por tanto al artista que recular, y en su cuarto álbum se ha dispuesto recordarnos porque sigue siendo uno de los grandes compositores modernos. Vuelve al redil por tanto, a donde mejor se mueve: en las pequeñas grandes canciones, esos temas delicados, cuidados y bonitos, digamos, el estrofa/puente/coro que siempre le ha caracterizado. Nos deja así un álbum de fácil escucha, uno que disfrutarás como un niño si eres seguidor de Noel, y si no, uno que invita a adentrarte en su mundo.

Y si bien ahí está 'Pretty boy' en la lista para recordarnos que el vocalista aún puede correr sus límites (ojo al remix de Robert Smith que aparece en la versión de lujo, una maravilla), gran parte de estos cuarenta y tres minutos de música se mueven por otro lado. Desde aquella partida liviana con  'I'm not giving up tonight', pasando por los delicados coros en agudo de 'Dead to the world', el medio tiempo lleno de vientos y campanas 'Open the door, see what you find', la melancólica 'Trying to find a world that's been and gone Pt.1' (que recuerda en su comienzo las cuerdas de 'Talk tonight' de Oasis) o la preciosa pasada por 'Easy now' (joya de canción, hermana menor de 'If I had a gun' de su álbum debut) + 'Council skies', el álbum huele a cuerdas acústicas todo el tiempo, metiendo uno que otro momento eléctrico y arreglos extras dispuestos a embellecer la atmósfera, pero todo siempre es delicado y cuidado al extremo. 

Lo cierto es que hasta bien entrado el álbum no hay tropiezos con este y es recién en la recta final (las últimas tres) donde Noel se permite ciertas licencias al acelerar algo los tiempos y escapar del azúcar, tanto con la golpeada 'There she blows!', en 'Love is a rich man' y cerrando con una correcta (demasiado quizás) 'Think of a number', dejándonos así un Council skies que trae de regreso al Noel Gallagher compositor de grandes y cuidadas melodías, un álbum tan notable como su antecesor, aunque moviéndose en una vereda totalmente opuesta. Así de grande es este tipo...

¿Canciones? 'Pretty boy', 'Dead to the world', 'Easy now', 'Council skies'. 

sábado, 10 de junio de 2023

Kesha: Gag Order (2023)

 "De espaldas al pop..."

Tras un inicio de carrera marcado por hitazos estilo 'Tik tok' o 'Die young' la carrera de Kesha poco a poco pareció irse apagando y quedando más cerca del #OneHitWonder que de otra cosa. Si a esto agregamos el conflicto legal con su ex productor Dr. Luke (a quien ha demandado por abuso físico y psicológico), que decir, un álbum como Gag order parece llegar en la forma y tiempo preciso. De la mano de Rick Rubin en producción, en su sexto álbum la vocalista apuesta por el desahogo y la reinvención musical mediante trece canciones que la sitúan de espaldas al pop, en un lugar tremendamente personal, reflexivo e inquieto en materia de arreglos, un viaje que comienza muy muy abajo con una sección inicial marcada la total oscuridad, una que lentamente irá encontrando calma, esperanza y luz. 

Pero lo dicho, que Gag order abrirá en plena crisis. Declarando principios de inmediato en la apertura con 'Something to believe in'. Esta se entrega en plan loop reiterando una línea en particular ("Nunca sabes que necesitas algo en lo que creer cuando lo sabes todo..."), en un llamado a aterrizar con humildad para encontrarse, idea que complementará más adelante entre potentes letras ("Mata el caos, encuentra el equilibrio" o "El ego es el rostro de la tristeza") y arreglos minimalistas que cerrarán con una cruda reflexión final : "Estoy tan avergonzada / Solía abandonarme a mi misma / No puedo creer aún esté viva". Esta misma fórmula será la que se reiterará en la genial 'Eat the acid', repitiendo líneas (en esta ocasión "Tu no querrás cambiar como a mi me cambió") y el concepto, por lo que viene bien que realice un giro hacia lo acústico en 'Living in my head', ¡pero cuidado! Que lejos de ir hacia alguna baladita de amor o similares, Kesha continúa en el lodo hablando de lo complicado que es lidiar con su mente ("No quiero estar más acá / Atrapada en mi cabeza  / No quiero estar más asustada..."), en un doloroso llamado de auxilio en donde se mete incluso con su auto estima ("¿Cuándo terminará? / Estoy tan insegura / No lo puedo soportar y me odio..."). 

De todo el proceso vivido en los últimos años hablará en 'Fine line' (de las mejores), tirando palos de entrada a la industria ("Aquí es donde ustedes, hijos de puta, me han empujado / No se sorprendan si la mierda se pone fea"), refiriéndose al silencio que ha debido guardar por la demanda judicial ("Todos los doctores y abogados me cortaron la lengua / He estado escondiendo mi ira") y cuan perjudicial ha sido esto para su salud ("Estoy en la cima de una montaña con una pistola en mi cabeza"), pero también metiendo varias líneas potentes dignas de toda atención ("Hay una delgada línea entre la genia y la loca / Hay una delgada línea entre estar rota y estar rompiendo..."), las cuales reflexionan respecto a esos límites que han explotado en su cabeza durante todo este tiempo.

"Hay una delgada línea entre soltar y rendirse.
Entre ser feliz y ser jodidamente estúpida.
Entre lo que divierte y aquello que estalla en dolor.
¡Pero ey! Miren todo el dinero que hicieron conmigo" 


Tras una descarga de ira que efectivamente se estaba volviendo muy pesada, el álbum vivirá un subidón que coquetea con el góspel en la cristiana (si, hay referencias a su fe a lo largo del álbum) 'Only love can saves us', dando paso a una sección más optimista y esperanzadora que viene bien, complementando de inmediato con 'All I need is you', entregando un respiro para continuar luego con 'The drama', otra donde Kesha se detendrá en su proceso auto destructivo ("Estoy en mi cama, ojos cerrados, aunque no logro dormir / Existe una violencia en el silencio y ella viene por mi..."), aunque esta vez en entre sonidos muchísimo más explosivos y ruidosos, que incluso ameritaban alguna incursión con el mundo del rock, pues el tema pedía a gritos algo más de desgarro. Como sea, es otro de los temas más interesantes del disco. 

Entrando en la recta final, con la desnuda 'Too far gone' aparecerá el primer momento del álbum en donde se abordará algo que huela a relación romántica como temática ("¿Te estoy extrañando o estoy extrañando lo que solía ser ?"), seguida de una juguetona 'Peace & quiet' (quizás la primera que huele a prescindible en el conjunto), para retomar el minimalismo en un descargo con sus haters en 'Hate me harder' y cerrar en calma con la acústica 'Happy' (que recuerda en su comienzo nada más ni nada menos que el 'A day in the life' de The beatles), reflexionando respecto a su pasado y presente. 

Siempre lo recalco y no dejaré de hacerlo: me gusta cuando interpretes femeninas salen del amor y el desamor, que es lo típico. Lo considero valiente y contra cultural. En Gag order escuchamos a una Kesha re inventada, exponiendo sus momentos más oscuros pero también una búsqueda desesperada por conectar consigo misma. Hay un mundo de diferencia entre aquella artista pop que abría su álbum debut con algo tan adolescente como 'Your love is my drug' y la que oímos en este 2023. Ahí, es probable que muchos critiquen al álbum por sostenerse principalmente en base a sus letras e ideas, dejando de lado lo musical. Seguro estarán en lo cierto. Es algo que suele suceder además cuando un artista tiene en sus manos un mensaje importante que entregar, los arreglos se limitan a crear la atmósfera, más no ser protagonista. Sin embargo, la artista se debe a su momento y aquello a Kesha hay que dárselo: ha entregado el álbum más descarnado y sincero de su carrera. Un paso al frente claramente.

¿Canciones? 'Eat the acid', 'Fine line' y 'The drama'.

7,8 /10
¡Muy bueno!

viernes, 2 de junio de 2023

25 Años De... The Smashing Pumpkins: Adore (1998)

"La revolución electrónica y emocional de los pumpkins..."


En 1995 (si, como pasa el tiempo) The Smashing pumpkins se transformaban en todo un suceso. El lanzamiento de un impresionante álbum doble titulado Mellon collie and the infinite sadness (al cual le debo reseña, lo sé) le entregó a la banda un estatus absolutamente inimaginable unos años atrás y consagró ciertamente a William "Billy" Corgan como uno de los compositores más talentosos de su generación (si es que no el más), situación que ciertamente impactó en el ego del vocalista. Se sumaría al éxito obtenido una extenuante gira de promoción no exenta de dificultades, siendo la más importante de ellas el episodio de sobredosis experimentado por Jimmy Chamberlin y Jonathan Melvoin (tecladista de la banda) que desembocó en el arresto del primero y la muerte del segundo. Tras este suceso Chamberlin fue despedido por lo que la banda debió finalizar su gira con baterista alternativo y ciertamente replantear su futuro inmediato. El escenario se prestaba por tanto para una temprana reconversión, la cual llegaría en 1998 de la mano de un álbum completamente revolucionario dentro de lo que fue la carrera los estadounidenses: Adore, la aventura electrónica y emocional de los Pumpkins.

Un 2 de junio de 1998 Adore veía la luz. Meses previos a su lanzamiento llegó a nosotros su adelanto promocional, 'Ava adore', tema que entregaba evidentes señales de cambio. Elementos electrónicos en las percusiones (asunto quizás esperable, considerando la partida de Chamberlin) y una lírica romántica / erótica / adulta ("Tu siempre serás mi puta porque eres la única a quien adoro...") inédita hasta ahora en la agrupación. Posteriormente, con el disco entre nosotros confirmaríamos por donde irían los tiros. Adore llegaba a nosotros como un álbum decidido a romper absolutamente con el pasado inmediato de los pumpkinsAhora, mirado a distancia cabe mencionar el que este, analizado canción a canción, resulta ser una experiencia fantástica, repleta de matices exquisitos que seguían dando cuenta de un talento enorme, sin embargo, constata también el comienzo del fin para la banda, la cual desde 1998 comienza a ser "la banda de Billy Corgan". 





El mismísimo Corgan ha reconocido en años recientes que Adore fue incluso cuestionado al interior de la banda, mencionando que la bajista D'arcy Wretzky (quien de hecho abandonaría el buque tan solo un año más tarde) insinuó que este debía ser más bien el primer álbum en solitario del cantautor, sin embargo, el ego de Corgan pudo más. Su espalda sostenía el éxito de Mellon collie and the infinite sadness y frente a aquello, ¿quién se atrevería a negarle algo? Había que dejarlo, que el hombre hiciese su disco a antojo y lo presentase como quisiese, de hecho, armó una banda plagada de excesos, con dos percusionistas + un tecladista que se sumaron a los fijos D'arcy y James Iha. El caso es que Corgan actuó como quiso y bueno, la ruptura fue total: el disco no calzaba en absoluto con lo que se esperaba de un nuevo disco de The smashing pumpkins por lo que no fue aceptado por el público, la crítica lo catalogó como un capricho experimental del vocalista y la venta de discos (en tiempos donde estas realmente importaban) fueron bajas. 

Pero abordemos el contenido. Temáticamente Adore es un álbum que gira en torno al concepto de la pérdida. La partida de Chamberlin, el fin de su matrimonio y la reciente muerte de su madre mantienen a Corgan dentro de un torbellino emocional, lo cual se manifiesta a lo largo del disco. 

De esta forma, abrirá de manera tierna mediante la desnuda 'To Sheila' para a partir de ahí desenfundar un camino marcado por el sentir, con referencias clarísimas. Dialogará dolorosamente con su madre en la acústica 'Once upon a time' ("Madre, estoy cansado / Ven a rendirte hijo mío / El tiempo ha desbastado mi alma / No hay planes para partir pero igualmente me iré"), en la intensa 'Behold! The nightmares' ("No puedo seguir cavando rozas de tu tumba") y le dedicará explícitamente 'For Martha' ("Si te tienes que ir no te despidas / Yo seguiré adelante / Te veré en el otro lado"),  abordará el contradictorio deseo post ruptura mediante el rock de 'Ava Adore' + 'Pug' ('Deséame fuertemente/ Dréname y patéame con fuerza / Susúrrame secretos al oído / Intenta irte muy lejos"), desatará la ira por la pérdida en la contundente 'Tear' ('"Y por primera vez el cielo se volvió insano"), la sensible 'Crestfallen' ("Y todo lo que pido es otra oportunidad...") y en la impresionante 'Blank page' ("Una página en blanco fue toda mi rabia..."). 

En una arista más experimental navegaran 'Perfect' y 'Apples + oranges' , dos que se sostienen sobre baterías electrónicas y por esto mismo lucen algo desencajadas respecto al resto e incluso conectan con mayor claridad con The future embrace, el debut en solitario de Billy Corgan que años más tarde vería la luz (2005 para ser más exacto). 'Daphne descends' es una donde la mixtura maquinitas + guitarras funciona a la perfección (el trabajo de James Iha en esta es perfecto) mientras que la pasada por 'The tales of Dusty and Pistol Pete' + 'Annie-dog' + 'Shame' brilla a causa de su simpleza y naturalidad, permitiéndonos disfrutar de la banda (batería, bajo, guitarra y voz) sin aderezos ni exceso de producción. 

A más de dos décadas de su salida Adore sigue pareciendo un álbum osado y rupturista, contundente y minucioso. Un disco incomprendido en su momento debido al violento contraste que marcó frente a su antecesor pero que de cualquier forma se sostiene en base a un conjunto de canciones enormes a las cuales el tiempo se ha encargado de colocar en su merecido lugar. 


9 /10
¡Brillante!