viernes, 27 de mayo de 2022

25 Años De... Foo Fighters : The Colour And The Shape (1997)

"El éxito de la tercera vía..."

Con un primer (y gran) paso dado en 1995 mediante el álbum homónimo de Foo fighters, llegaba el momento en que Dave Grohl debía afinar puntería y demostrar para que estaba. De esta forma, en el debate entre decantar hacia un sonido ligado al rock alternativo y algo más comercial, finalmente el ahora vocalista lograría transitar por una tercera vía, una que tomaría algo de ambos mundos sabiendo conectarlos de buena forma, comenzando desde acá a cimentar una carrera marcada por hits tremendamente exitosos pero que serían acompañados por álbumes de bastante nivel (a diferencia de pares generacionales como The offspring o Green day, por ejemplo, que durante los noventa fueron bandas más de hitazos que de discos). Este equilibrio del que hablo se expresa con total claridad en los dos trabajos que siguieron al debut de Foo fighters pero por sobre todo en este The colour and the shape.  

De esta forma, el de 1997 es un segundo disco que estira un tanto el rock duro y árido del debut pero lo mixtura con sonoridades melódicas, generando un contraste que consigue sonar atractivo y acaba por confirmar el nivel creativo de Grohl, quien para esta ocasión se hizo secundar primero por Nate Mendel y Pat Smear en bajo y guitarra, para luego incorporar a Taylor Hawkins (aunque la batería del álbum fue grabada por Dave), quien venía de trabajar con a Alanis Morissette y tras este álbum acabaría por incorporarse definitivamente a la agrupación. 

Y bueno, The colour and the shape es lo que llamaríamos un álbum liviano pero contundente. No hay nada acá demasiado complicado en materia de estructuras, las canciones rondan los 2 a 4 minutos de duración, son directas y contagiosas pero la mayoría cuenta con una vibra rabiosa que conecta de buena forma con el debut de 1995, a la cual la producción de Gil Norton (quien volvería a trabajar con la banda diez años más tarde en Echoes, silence, patience and grace) supo sacarle partido al entregarle un énfasis marcado al sonido de batería (era que no, teniendo a Dave Grohl atrás atento) pero también jugando con el peso de las guitarras. Esto se expresa con claridad en canciones como 'Hey, Johnny Park!', 'My poor brain' y sobre todo 'Wind up' o 'Enough space', muy ruidosas todas y de bastante crudeza. 

A la arista mencionada se anexará una pasada ganchera que aparece en los singles 'Monkey wrench', 'My hero' y 'Everlong', enormes todas en lo suyo, de mucha fuerza, una vocación melódica que enamora e inmensos coros. Digamos, aquello que se suele llamar "canciones de estadio". Y si, que con The colour and the shape los de Dave Grohl comienzan a transformarse en una banda de estadios, eso hay que dejarlo escrito. Por cierto, mención aparte merece 'Everlong', una canción que en su momento (para quienes vivimos su comercialización) pareció "una más" e increíblemente acabó por transformarse en todo un himno de la banda y, por que no decirlo, de la década. 

Finalmente el disco se complementará con algunos momentos en donde Dave Grohl sacará el pie del acelerador, primero mediante el folk en acústico de la ligera 'See you', luego con la notable 'February stars' (la más ambiciosa del disco con tres minutos de tranquilidad que desembocarán un desenlace explosivo) y finalmente con la delicada balada 'Walking after you' (que fue promocionada con videoclip pero en una versión diferente, menos rústica que la del álbum), cerrando así un trabajo notable que en su momento (y quizás aún) fue menos preciado a causa de la aparente ligereza de sus singles pero que, mirado a distancia, mereció bastante más crédito que el recibido. 

En su siguiente disco, There is nothing left to lose (1999) la banda inclinaría la balanza hacia su arista más melódica para luego en One by one (2002) intentar recular con un trabajo más duro, el equilibrio, sin embargo, lo encontraron en 1997 con el que a veinticinco años de distancia sigue sonando como el álbum más contundente y convincente en la carrera de Foo fighters, la confirmación además de la estatura de Dave Grohl como compositor, algo que con los años acabaría por re afirmarse.

¿Canciones? 'Everlong', 'My hero', 'Monkey wrench'  y 'Enough space'.

jueves, 26 de mayo de 2022

Dream Widow: Dream Widow (2022)

 "Jugarreta bastante seria..."

Comentario previo obligado: acá en mi querido blog (y también en el de cine), realizaré durante esta semanauna pasada en partida triple en torno a Foo fighters. Me parece que es el mejor homenaje que puedo realizar a la memoria del lamentable y recientemente fallecido Taylor Hawkins. Vamos allá...

Considerando el tono humorístico de una película como Studio 666 (comentada acá en mi blog de cine), uno tendería a esperar una jugarreta de álbum bajo el nombre de Dream widow, digamos, algo trabajado a la rápida y que resultase ser una ridícula caricatura metal (insisto, en el tono de la película). Sin embargo, grata sorpresa me he llevado al verificar que Dave Grohl se tomó esto bastante en serio, regalando un álbum que lejos de sonar a desperdicio olvidable en gran parte de su trámite resulta bastante interesante (incluso más que la última década completa de Foo fighters) y que se encuentra lejos de ser un trabajo compuesto "por cumplir".

Nos encontramos así frente a ocho canciones (bendita cifra, precisa, lo he escrito decenas de veces acá) que en cuarenta minutos y fracción dan muestras de cuanto le gusta el metal a Dave, quien por cierto toca todo acá y se pasea por cuanta influencia se le antoja, por lo general apuntando hacia las raíces ochenteras del metal, algo que se aprecia en el thrash de cosas como 'Encino', 'March of the insane' (muy Motorhead esta última), 'The sweet abyss' o 'Angel with severed wings', pero también mirando hacia atrás e incorporando cositas muy doom en la sólida 'Cold', la genial 'Becoming' (que abre y cierra entre gritos bestiales) o en ese cierre fantástico a cargo de 'Lacrimus dei ebrius', una donde Black sabbath chorrea por doquier. 

Cabe mencionar el que a lo largo del álbum el tratamiento vocal de Dave Grohl lo vuelve realmente irreconocible, siendo más que nada en ciertos pasajes sonoros (en uno que otro coro) donde efectivamente el asunto olerá a Foo fighters, generando así una mixtura no solo curiosa sino que bastante atinada y atractiva. Digamos, algo que hubiésemos querido llegase más allá de la anécdota, que es donde lamentablemente quedarán guardadas estas canciones tras la lamentable muerte de Taylor...

¿Canciones? 'Cold', 'Becoming', 'Lacrimus del ebius'.

8/10
Excelente.

martes, 24 de mayo de 2022

Bloc Party: Alpha Games (2022)

"Grato auto homenaje..."

La historia es conocida: los ingleses de Bloc party vivieron un dramático desinfle tras su primer y bullado debut Silent alarm (2005), de cuya resaca jamás pudieron recuperarse, y si bien nobleza obliga a admitir que A weekend in the city (2007) mereció mejor suerte, la banda inevitablemente quedó fuera de posición durante toda una década, al punto de instalarse en la intrascendencia mediante álbumes como Four (2012) o Hymns (2016). El caso es que seis años han pasado desde este último, y quien lo diría, cuando nadie realmente lo esperaba los de Kele Okereke se las han arreglado para entregar un sexto trabajo más que digno y que goza de una frescura que no les oíamos desde hace demasiado. 

Puede que haya sido el cambio de formación (bajo y batería) o efectivamente el tiempo transcurrido, el caso es que los casi cuarenta minutos de Alpha games nos traen de regreso a una versión moderna y atractiva de Bloc party, una que homenajea de grata forma el sonido inquieto de sus inicios yendo al hueso en cada una de sus canciones (todas rondan los tres minutos, sin vueltas de tuerca en sus estructuras). En ese camino encontramos canciones de alta dinámica y velocidad como 'Day drinker', 'Traps' o 'Callum is a snake' ,donde Kele se lanza al relato hablado y el bajo saturado + batería se toman los dos minutos de canción, o medios tiempos bien trabajados como 'You should know the truth', todo enmarcado en un sonido donde las guitarras son protagonistas, pese a sonar a cosas que hemos oído muchas veces durante esos últimos casi veinte años. 

Pese a que en general las ideas andan bien en el disco y (al menos) la banda se oye convincente en lo que desarrolla, habrán momentos donde el asunto no logra llegar a punto, como ocurre en el nudo del disco con 'Rough justice' + 'The girls are fighting', dos canciones que pedían algo más, algún giro que las volviese interesantes y no tan obvias, algo que si aparece en 'Of things yet to come', con seguridad la canción más atrevida de todas y la única que desarrolla elementos que crecen en su estructura, con momentos melódicos y guitarras que explotan en colores. 

De la recta final queda por destacar lo gratos que suenan los arreglos de 'By any means necessary' y el buen cierre en total calma que regala 'The peace offering', con un Kele que se disfraza primero de Leonard Cohen y luego de Jarvis Cocker, esto en medio de canciones que cumplen en lo suyo (aunque si el disco tenía dos menos, no pasaba nada), cerrando así un álbum que honestamente nadie esperaba pero se las arregla para regalar una buena versión actual de Bloc party, un correcto auto homenaje que incluso ellos mismos merecían regalarse.  

¿Canciones? 'Traps', 'Of things yet to come', 'The peace offering'.

7/10
Muy bueno.


Otras reseñas de Bloc party:

martes, 17 de mayo de 2022

25 Años De... Supergrass: In It For The Money (1997)

"Salto cualitativo..."

En el tren del inconsciente colectivo no hay espacio para todos, de hecho, son pocas las bandas que logran pasar a la historia e instalarse en la memoria global. Algunas, pese a sus méritos, quedan relegadas al olvido y son recordadas únicamente por aquellos que vivieron una determinada época. Supergrass es uno de estos casos. Quienes experimentamos los noventa y rondamos los cuarenta años (por arriba y por abajo) les recordamos con especial cariño, sin embargo, entre millenials (y posteriores) seguro una amplia mayoría no tiene idea de quienes hablamos. Así son las cosas pero bueno, acá estamos para hacer hoy un poco de justicia...

Hablando de Supergrass, con ellos estuvo siempre en el aire esa sensación de que tenían pasta para lograr algo más y lograr escapar al fenómeno "one hit wonder", generado a partir del exitazo de una canción como 'Alright', más aún considerando el que I should coco (1995) fue un disco debut que poco y nada tenía que ver con los aires livianos y joviales de dicha canción, por lo que la duda era sensata: ¿Qué tendrían para ofrecer en un segundo álbum? ¿Más de lo mismo o el giro en búsqueda de hacer historia? Y con In it for the money lo intentaron, vaya que lo intentaron. En este se lanzaron en la búsqueda de un sonido más profundo y maduro respecto al debut, expandiendo sus evidentes influencias arraigadas en el rock 60s/70s hacia un sonido a ratos más duro y crudo, un conjunto que los hiciese ver como una banda a tomar en serio. 

Basta oír la partida en plan intro de 'In it for the money' (la canción), con esas maravillosas/oscuras guitarras abriendo paso a la característica voz de Gaz Coombes, para comprender que este disco iba a disparar hacia otro lado. Un tema que pasado el minuto acabará encontrando la explosión precisa, metiendo instrumentos de viento incluso, cerrando muy arriba en cuanto a intensidad y funcionando como perfecto enlace para 'Richard III', un alarde rockero desbordante en energía y dinámica que a día de hoy continúa sonando fabuloso. Más adelante el disco volverá a tocar esta tecla con la enorme 'Sun hits the sky' (el gran single de este álbum, o digamos, el único que logró tener algo de pegada comercial), donde la influencia psicodélica setentera se torna evidente en medio de esos teclados (so Deep purple) y ese exquisito minuto final marcado por un bajo tan hipnótico como adictivo.

Entre las mencionadas, encontraremos esas diferentes almas que conviven en el disco, una rocanrolera en plan melódico en cosas como 'Tonight' o 'G-Song' y otra melancólica en la sentida balada 'Late in the day' (es perfección lo que logran en ella pasando del acústico al piano y luego al sonido eléctrico), desarrollando una idea que replicarán más adelante en la fantástica 'It's not me' (otra pequeña gran joya del disco). De hecho, es tanto el salto que Supergrass se pegan en In it for the money que es recién comenzando la Cara B del disco cuando oímos por primera vez ecos del debut en 'Going out', digamos, algo que suena a I should coco, rock sesentero y jovial. 

Entrando en la recta final el nivel no bajará. 'Cheapskate' + 'You can see me' son pura dinámica, la primera en base a riffs acelerados mientras que la segunda yendo a las guitarras acústicas. En 'Hollow little reign' harán la última pausa del álbum intentando entregar algo en un tono más reflexivo y profundo, para cerrar definitivamente con 'Sometimes I make you sad', una locura de tema, muy juguetón y circense, donde se lanzan a experimentar con distintos sonidos.  

Relegados siempre a un segundo plano, Supergrass debió convivir constantemente con la sensación de merecer mayor crédito al recibido. Sin ir muy lejos, a In it for the money le tocó "competir" en 1997 con el arrollador reconocimiento de Ok computer de Radiohead (nada más ni nada menos que uno de los álbumes más grandes en la historia de la música contemporánea), el regreso de Oasis mediante Be here now, el fenómeno de Urban hymns de The verve o ese as bajo la manga que Blur sacó mediante su álbum homónimo (vaya añito, eh?), es decir, ante dicha vorágine un gran disco como este realmente lució como algo menor, de hecho, de aquí en adelante todo fue a contra corriente para Supergrass, con el brit pop relegado al olvido sus posteriores discos quedaron fuera de época y nunca más se supo de ellos, pese a su innegable singularidad, es cosa de ir al disco homónimo de 1999 para constatar lo que digo. Un tremendo disco que nadie sabe que existe.

Como sea, nunca estará de más recordarles con cariño y sobre todo con este, el mejor álbum de su (corta) carrera, uno que pegó un tremendo salto de calidad respecto al debut y concentró varios de los mejores momentos de su corta pero sólida carrera. 

¿Canciones? 'Richard III', 'Late in the day', 'Sun hits the sky'.

8,5/10
¡Excelente!

viernes, 13 de mayo de 2022

Hath : All That Was Promised (2022)

 "Abren caminos que ilusionan..."

Tras un EP publicado en 2015 y posterior debut en largo mediante Of rot and ruin (2019), los estadounidenses Hath continúan en su afán por hacerse un nombre dentro de la escena extrema. Por lo mismo, conscientes de que en estos tiempos el contar con músicos extraordinarios capaces de ejecutar un death brutalísimo no basta, se han dado a la tarea de matizar su sonido mediante la incorporación de uno que otro elemento que rompa lo esperable del trámite.

Hablando en concreto, no puede existir queja alguna en torno a los veinte minutos iniciales del álbum, que son una cosa tremenda, con 'The million violations' + 'Kenosis' + 'Lithopaedic' + 'Iosis' funcionando en una frecuencia muy similar, un death bestial que sabe jugar muy bien con los tiempos, bajando unos segundos a tomar aire para luego entregarse a una estructura que por lo general va mutando en velocidad, dando muestras de un nivelazo en cuanto a lo instrumental en medio de estructuras para nada simples, pues no son los típicos temas de tres minutos que van al hueso (¿aló, Cannibal Corpse?) sino que en sus vaivenes cada canción sabe encontrar buenas vueltas de tuerca, siempre de la mano de un sonido de muy mal rollo y cargado a la brutalidad. 

Será, sin embargo, con los seis minutos de 'Decollation' cuando el asunto comenzará a mostrar matices distintivos. Aparecen acá coros a dos voces, por ejemplo, donde un registro limpio acompañará al poderoso gutural de Frank Albanese (¿anticipo respecto a dónde podía ir la banda a futuro?), así como el tema realizará un parón (3:40) donde la banda regalará una pasada instrumental más desnuda que incluso coquetea con la psicodelia (en la línea de lo realizado por bandas como Rivers of nihil) para en la recta final (5:30) desatar una explosión monstruosa, en todo un arranque digno de elogio. 

La Cara B del disco insistirá sobre canciones profundas, como 'Casting on the self', con una partida limpia e instrumental que tras dos minutos desembocará en la descarga death. Antes habrá sonado la notable 'Death complex', que incorporará elementos muy melódicos en los solos, para cerrar definitivamente la experiencia con 'All that was promised' (la canción) + 'Name them yet build no monument', dos igual de diversas y que están muy lejos de bajar el nivel o sonar a relleno.

En la intención de escapar a lo obvio, Hath triunfan. Con su segundo discos logran abrir caminos que ilusionan. Son potencia, ferocidad pero también mucho estilo e inteligencia. Una banda definitivamente a tener en cuenta a futuro.

¿Canciones? 'Iosis', 'Decollation', 'Death complex'.

8,5 /10
¡Excelente!

lunes, 9 de mayo de 2022

Cult Of Luna: The Long Road North (2022)

 "Viaje oscuro, furioso y tétrico..."

Los suecos Cult of luna claramente no son una banda sencilla de llevar y por lo mismo tiene mucho mérito el que tras más de veinte años de carrera continúen mostrando hambre en su sonido y ganas de continuar impactando a quienes estén dispuestos a sumergirse en su particular universo. Lo vienen haciendo desde hace un largo rato, sin ir demasiado lejos, A dawn to fear (2019) dejó buenísimas sensaciones por lo que la banda, con el plato aún tibio y tan solo dos años más tarde, ha decidido regresar con su décimo álbum, The long road north. En este, volvemos a oírlos furiosos en la búsqueda de tétricas atmósferas que te internan en ese bosque oscuro y lúgubre que marca el sonido de Cult of luna, lugar donde la banda continúa moviéndose a placer. 

La muestra aparece de inmediato tras darle play al álbum. Suena esa magnífica pasada por 'Cold burn' + 'The silver arc' y nos internamos en un viaje intenso y profundo (son casi veinte minutos en total entre ambas), plagado de olas y olas de guitarras que impactan con notables redobles de batería (que parecen programadas de lo bien que suenan), teclados o con el desgarrado registro vocal de un tremendo Johannes Persson. Ahora, como suele ocurrir con Cult of luna, la magia reside en el viaje, que es donde la banda pone todo su talento. En ese sentido, el disco funciona como un continuo donde más allá de cualquier artificio técnico, el enganche está en como los suecos saben transitar sus distintos momentos, por ende, tras ese cuarto de hora inicial lleno de ira y espanto, realizan una breve pausa en 'Beyond I', un relato que cuenta con participación de Mariam Wallentim (vocalista del duo sueco Wildbirds & peacedrums), para luego volver a soltar todo en los doce bestiales minutos de 'An offering to the wild'

La ambición de Cult of luna, sin embargo, se aprecia en que pudiendo agregar alguna canción menor y cerrar el disco acá, deciden regalarnos otros cuarenta minutos de música dispuestos a extasiar a cualquiera. Como cuando en una montaña rusa recorriste una serie de infartantes curvas, crees que el asunto ha terminado cuando ves venir otra inmensa más. ¿Qué hacer entonces? Pues te agarras y te entregas, no hay más. 

Abrirán la Cara B por tanto abordando la calma, primero con 'Into the night', que propone una tenebrosa cadencia que acabará quebrándose entre chillidos y explosiones (5:45 en adelante) en un cierre fenomenal para una obra terrorífica en su extensión, y luego con 'Full moon', un grato interludio instrumental que precederá al segundo momento fuerte del álbum, otros veinte minutos llenos de magia compuestos por 'The long road north' + 'Blood upon stone', otro ir y venir maravilloso en donde Cult of luna van jugando con los tiempos todo el rato, bajando la intensidad, llevándonos a la tranquilidad para luego explotar con maestría. 

El álbum acabará con 'Beyond II', donde ha colaborado el canadiense Colin Stetson, otro instrumental tétrico que viene a redondear un álbum realmente fantástico, una prueba de talento por parte de una banda que no muestra señal alguna de agotamiento. Con The long road north perfectamente pudieron haber creado dos álbumes igual de gloriosos, sin embargo, fieles a sus conceptos e ideas han optado por desarrollar una obra completa contundente e incontestable. Uno de los grandes álbumes que habremos oído este año. 

¿Canciones? 'Cold burn', 'An offering to the wild', 'Blood upon stone'.

9/10
Brillante.

viernes, 6 de mayo de 2022

20 Años De... Alanis Morissette : Under Rug Swept (2002)

"Vuelta al redil..."

No debe haber sido nada fácil para Alanis Morissette sobrevivir al éxito comercial de un álbum como Jagged little pill (1995), de hecho, tan así fue, que tres años más tarde intentó escapar de la vorágine mediante un complejo, exploratorio, valiente y subvalorado Supposed former infatuation junkie (1998), disco que por cierto en 2023 cumplirá un cuarto de siglo de vida por lo que ya tocará reseña de aniversario. El caso es que tras este vino el excelente Unplugged (1999) grabado para MTV y el momento de decidir hacia donde ir, si girar en U de regreso o continuar la oscura senda trazada en 1998. Tres años más se tardaría Alanis en publicar nueva música y finalmente, para bien y para mal, la decisión sería recular, plasmando en Under rug swept un álbum bastante más tradicional que su antecesor, sin que esto signifique necesariamente algo negativo, que buenas canciones acá encontramos, sin embargo, las cosas por su nombre: el álbum suena bastante conservador.

De esta forma, de las diecisiete canciones de Supposed... pasamos ahora a once y el sonido inquieto/rebelde da paso a un pop bastante fácil de llevar, el cual se abrirá paso entre las guitarras de '21 things I want in a lover' + 'Narcissus' (que serán lo más rock que contiene el disco) para rápidamente pasarse a las baladas, ya sea de cuerdas ('Flinch') o de piano ('That particular time'), no sin antes regalar una dulce 'Hands clean' (que acabó siendo el single más potente del álbum) y medios tiempos amenos como 'Precious illusions' o 'So unsexy', con coros de buen gancho ambos. El disco es entonces grato en su trámite pero se extraña en este el mal rollo que generó equilibrio en cualquiera de los dos primeros álbumes de la vocalista, porque si, Alanis Morissette fue 'Head over feet, 'Ironic' o 'That I would be good', pero también fue 'You oughta know', 'I was hoping' o 'Joining you', y esa arista más oscura es la que en Under rug swept no aparece, y vaya que se le extraña. 

De todas formas, en la recta final del disco suenan quizás los momentos musicalmente más arriesgados de este, jamás se acercarán a las cotas de un 'Front row' o 'The coach' pero en el contexto de este trabajo van un tanto más allá. Me refiero al singular tiempo acelerado de 'A man' (con aroma a Tori Amos en las estrofas) o las alzas vocales en los coros de 'Surrendering' (el único momento del disco donde Alanis sube con fuerza el registro), estas se acompañarán, sin embargo, por 'You owe me nothing in return' o 'Utopia', que huelen a relleno todo el tiempo. 

A veinte años de distancia, un álbum como Under rug swept genera sensaciones encontradas. Por un lado luce como un disco excesivamente correcto con el cual Alanis Morissette buscó recuperar la vibra generada por aquel mítico Jagged little pill pero por otro funciona, gran parte del trabajo es agradable, hay buenas canciones y algo no menor: encontramos acá los últimos hits en la carrera de Alanis, pues con la llegada de internet y la radio fórmula en decadencia, artistas como la canadiense pasaron bruscamente desde el éxito a prácticamente el anonimato. Hoy ella es prácticamente un mito, casi un one hit wonder, y cosa curiosa: las nuevas generaciones no se imaginan cuanta ilusión alguna vez nos generó...

¿Canciones? 'Hands clean', 'Precious illusions', 'Surrendering'.

7/10
Muy bueno.


Otras reseñas de Alanis Morissette:

martes, 3 de mayo de 2022

Kirk Hammett: Portals (2022)

"De lo bueno, poco..."

Con Metallica en modo grandes éxitos desde hace un largo rato y sin intensiones de publicar nuevo material, finalmente Kirk Hammett se ha atrevido a salir del cascarón, y cuando nadie lo esperaba ha publicado un álbum (un EP para ser más preciso) bajo su nombre. Se trata de cuatro canciones que en veintisiete minutos dan rienda suelta a sus inquietudes, cuatro piezas instrumentales que muestran la cara más dramática del afamado guitarrista. Para esto, se ha apoyado en una serie de amigos, los cuales van desde Edwin Outwater (el director de S&M 2), su esposa Lani Hammett (junto a quien ha compuesto dos de las cuatro piezas), hasta el mismísimo Bob Rock, armando entre todos un conjunto bastante singular y emocional que por momentos se acerca al sonido de su banda madre pero que por lo general experimenta y viaja hacia rincones bastante más diversos.

Yendo a lo musical, el asunto no podría comenzar mejor, 'Maiden and the monster' es una canción fabulosa que va creciendo en intensidad mientras avanza, intercalando solos por montón entre secuencias orquestales que aportan un notable toque solemne, algo similar a lo ocurrirá al cierre con los ocho colosales minutos de 'The incantation'. Mucho más directa resultará ser 'The jinn', que en su primera parte cuenta con la presencia de cellos mientras que en la segunda recurrirá a unos golpeteos que suenan bastante a Metallica, y la lista se completará con la curiosa 'High plains drifter', con unos claros aires western que acabarán estrellándose con la guitarra de Kirk en el sensacional minuto final de canción. 

En el global, Portals nos deja con gusto a poco pero también con la grata sensación de haber podido disfrutar de un Kirk Hammett desatado en términos creativos. Llama poderosamente la atención el que sea el guitarrista quien ha sabido aprovechar a Edwin Outwater, plasmando el sonido sinfónico del S&M en algunas de estas canciones, algo que Metallica jamás fue capaz de hacer. Al respecto no puedo dejar de pensar que el duopolio creativo/económico Hetfield - Ulrich no ha hecho sino limitar el crecimiento de la banda durante tantos años, y es que sin tan solo se hubiesen abierto a trabajar estas canciones, quizás que maravilla habría visto la luz. Da igual de todas formas, Kirk ha hecho el trabajo y ya lo tenemos para deleite nuestro.

¿Canciones? 'Maiden and the monster', 'The incantation'.

7,8/10
¡Muy bueno!


Reseñas de Metallica: